La Diócesis tiene uno de los 125 seminarios misioneros Redemptoris Mater que hay en el mundo. En Córdoba, el seminario que recibe el nombre desde el año 2013 de “San Juan de Ávila”, se dispone a celebrar 25 años de historia. El camino nunca ha sido fácil, pero las vocaciones siguen floreciendo mientras once presbíteros desarrollan desde su origen su misión por el mundo. Los tres obispos que lo han visto crecer y desarrollarse –Monseñor Javier Martínez, Monseñor Juan José Asenjo y monseñor Demetrio Fernández- se han dado cita en él convocados por el rezo de Vísperas y para seguir pidiendo por las vocaciones. Por delante, queda un año de celebraciones, donde no faltarán encuentros con los seminaristas del Seminario Conciliar “San Pelagio” con los que comparten formación, vocación y el anhelo de verse convertidos un día en presbíteros.
Desde el año 1997, veintiocho sacerdotes misioneros han sido ordenados aquí tras recibir su formación para servir a la Iglesia y acompañar a las familias misioneras que el Camino Neocatecumenal tiene repartidas en misión por todo el planeta. Hasta aquí llegan seminaristas de todo el mundo, enviados desde Roma, cuando en el puerto san Giorgio, en el contexto de una convivencia de familias y aspirantes al sacerdocio, conocen su destino de misión y se abre ante ellos la posibilidad de ir a cualquiera de los 25 seminarios erigidos. Es el llamado Merkavá, el nombre bíblico hebreo que representa al carro celestial y dirigirá a un seminario del mundo a los que han sentido la llamada de la vocación sacerdotal.
El seminario misionero Diocesano “san Juan de Ávila” de Córdoba surge de la necesidad de familias del camino Neocatecumenal de ser acompañadas por sacerdotes allí donde la misión les llame a evangelizar.
San Juan Pablo II impulsor de los seminarios misioneros diocesanos
El Seminario Conciliar San Pelagio nace del Concilio de Trento y el diocesano misionero Redemptoris Mater a raíz del Concilio Vaticano II. El Papa San Juan Pablo II impulsó la creación de estos seminarios y en Córdoba, el obispo monseñor Javier Martínez, actual arzobispo de Granada, consolidó el seminario que sus sucesores se han encargado de cuidar y proteger.
En el año 1997 llegaron los primeros seminaristas, un núcleo inicial que vivía con familias hasta que se localizó un alojamiento estable. En este tiempo es Francisco Varo el rector del seminario, aun cuando no había sede definitiva. Dos años después, el decreto de erección del seminario coincide con el traslado a la casa de la Divina Pastora, en el casco histórico de la ciudad. Y un nuevo rector se hace cargo de los primeros seminaristas, se trata de Gavino Spanu, antecesor de Jacob Martín.
En 2013 cuando se proclamó el Doctorado de San Juan de Ávila, el rector del seminario solicitó al obispo el cambio de nombre por el San Juan de Ávila, sobre todo por el amor a la escritura del Maestro, por ser también itinerante o misionero por Andalucía. Junto a las familias cordobesas del camino neocatecumenal, el seminario se siente arropado, atendido en la oración. Tanto el rector como los seminaristas cuentan con su comunidad, de la que reciben apoyo y cercanía. Comparten inquietudes y reciben consuelo en momentos de dificultad. Nueve sacerdotes misioneros prestan servicio fuera de Córdoba.
Soñando con la misión, incardinados en la Diócesis
Juan Yersin es seminarista en el Redemptoris Mater. Llegó desde Santo Domingo y está en su noveno curso. Resume su experiencia en el Seminario como un regalo del Señor. Quiere ser misionero. Ha visto que el Señor nunca lo ha abandonado. El tiempo de misión durante tres años en Albendín y Valenzuela ha jalonado su vocación.
El camino itinerante que dispone este seminario como parte esencial de la formación, llevó hasta Extremadura a Juan Yersin y su compañero Arturo Sánchez, natural de Valenzuela, quisiera vivir pronto esta experiencia. Está dispuesto a asumir todo destino que le permita desarrollar su misión. Irá a otro lugar, allí donde no se conozca a Dios, donde las familias en misión ad gentes puedan fortalecer su tarea apoyadas por sacerdotes misioneros. Arturo es muy joven y tiene por delante una etapa de formación larga. En su cuarto curso, “quiere ser presbítero allí donde haya necesidad de anunciar a Jesucristo”.
El maestro de santos es una referencia en la formación del seminario diocesano Redemptoris Mater, una guía para la formación que siguen seminaristas de todo el mundo. También para Fernando Niño, un joven cordobés que ha caminado y vivido siempre en el seno de una comunidad neocatecumenal y se ha sentido llamado a la misión, como el apóstol de Andalucía. Este joven seminarista sabe que este seminario se forma porque la misión empieza por la familia. Su confianza en Dios lo llama a evangelizar
INICIO DE LOS ACTOS CONMEMORATIVOS DEL 25 ANIVERSARIO DEL SEMINARIO MISIONERO DIOCESANO
«No olvidéis nunca vuestros orígenes»
El Obispo de Córdoba, junto al Arzobispo de Granada y el emérito de Sevilla presencian los frutos de 25 años de historia del Redemptoris Mater. Familias del Camino Neocatecumenal, presbíteros y seminaristas se unen al rezo de Vísperas en acción de gracias cuando comienzan los actos del 25 aniversario del Seminario diocesano misionero "San Juan de Ávila"
La capilla del Seminario Misionero Redemptoris Mater se quedó pequeña para acoger tanto agradecimiento y júbilo por 25 años de historia, un primer cuarto de siglo de la fundación de un seminario que cuenta con el apoyo activo y participativo de las familias del camino neocatecumenal, del Obispado de Córdoba y el Cabildo Catedral. La oración y el encuentro enmarcaron un día para el recuerdo e infundieron toda esperanza en su futuro.
Tres obispos iniciaron en procesión la celebración desde el fondo de la capilla del Seminario. Llegaron hasta el altar de la capilla en un recorrido presidido siempre por la bella imagen de San Juan de Ávila tallada en madera de cedro. Esperaba el rezo de Vísperas, antes, el rector del Seminario, Jacob Martín, tomó la palabra para agradecer a todos su presencia alentadora. Trazó brevemente la historia del lugar, los desvelos de 25 años y el impulso decidido de los inicios; el aliento permanente de los años posteriores; el apoyo incondicional de las familias del Camino Neocatecumenal y el horizonte de la misión que anima al Seminario cada día.
Monseñor Demetrio Fernández se dirigió a los asistentes asegurando que en ese lugar, a esa hora de la tarde resonaba de manera especial la Palabra: «id a anunciar el Evangelio». El Obispo agradeció la presencia de D. Javier Martínez, y D. Juan José Asenjo, y subrayó el vínculo con los apóstoles, signo del Camino Neocatecumenal. El prelado recordó también a los rectores que han estado al frente del Seminario en estos veinticinco años y dio las gracias a Dios por este primer cuarto de siglo.
“La familia es uno de los principales transmisores de la fe”, destacó el Obispo, y a todas los presentes les pidió que “no olvidéis nunca vuestros orígenes”. Además, destacó el valor de las celebraciones litúrgicas del Camino Neocatecumenal e igualmente les pidió “que no dejéis de hacerlo nunca” porque la liturgia es el misterio que Jesucristo explicada en canciones.
Para Demetrio Fernández, los seminaristas son también motivo de celebración y a ellos se dirigió asegurando que “sois la corona del Seminario” y los invitó a reflexionar “sobre la santidad en medio de lo cotidiano, aunque a veces nos veamos lejos de ese ideal”. En vuestro servicio como presbíteros –continuó- “se os pedirán grandes estrategias porque el pueblo de Dios espera de vosotros que seáis santos”. Después, monseñor Demetrio Fernández, bendijo las recién terminadas obras de ampliación y vivienda de los hermanos en misión.
La entrega a don Demetrio de un grabado de San Pelagio y dos pequeñas esculturas de San Juan de Ávila a don Javier y Don Juan José clausuró el acto. Un obsequio en recuerdo al apoyo y cuidado que los tres obispos de Córdoba del último cuarto de siglo han dado, incansablemente, al Seminario Diocesano Misionero Redemptoris Mater
«El Seminario Redemptoris Mater no se podría imaginar sin las comunidades neocatecumenales»
Veinticinco años de formación misionera, de vocaciones a la vida sacerdotal y de acogida a seminaristas de todo el mundo. El Seminario diocesano misionero Redemptoris Mater “san Juan de Ávila” celebra este año sus bodas de plata. Fue en el año 1998 cuando Gavino Spanu, un sacerdote italiano aterrizó en la ciudad para ser rector del Seminario misionero Redemptoris Mater en Córdoba. Dos años antes, Francisco Varo, dirigió durante los primeros meses la vida del seminario cuando aún no existía la sede actual en la “Casa de la Divina Pastora”. Jacob Martín fue vicerrector y desde hace cinco años dirige el seminario con la naturalidad y frescura de quien ha conocido la belleza de la Iglesia misionera. En esta entrevista habla del presente del seminario y su futuro esperanzador; de la importancia de las familias del camino Neocatecumenal en cada vida del seminario y de la labor protectora e estimulante de tres Obispos diocesanos que han visto crecer y desarrollarse este seminario.
¿En qué se diferencia el Seminario Redemptoris Mater del Seminario San Pelagio?
En Seminario Conciliar San Pelagio surge con el Concilio de Trento, cuando comienzan los seminarios y se instituyen para la formación de sacerdotes, y el Redemptoris Mater surge a raíz del Concilio Vaticano II.
Surge una necesidad muy unida al Camino Neocatecumenal, que también surge en la misma época, y dentro del Camino Neocatecumenal surgen las familias que salen en misión, a evangelizar a través de las familias. Se trata de familias enteras que están dispuestas a ir a cualquier parte del mundo. Enseguida que las familias salen a evangelizar necesitan sacerdotes misioneros que le acompañen. Se ve entonces la necesidad de abrir seminarios junto a San Juan Pablo II, que fue de su mano de dónde surgieron estos Seminarios Redemptoris Mater.
¿Qué relación tenéis ambos seminarios?
Fantástica. Yo estoy vinculado al Seminario desde los comienzos, primero como seminarista y ahora como formador. La relación con los rectores, D. Manuel Pérez Moya, D. Antonio Prieto, D. Jesús Moriana y ahora D. Carlos Gallardo ha sido siempre excelente. Son compañeros fantásticos y entre los seminaristas hay también una gran comunión. Compartimos las clases y hacemos cosas juntos que crean un clima bastante bueno.
¿Al Redemptoris Mater llegan seminaristas de otras diócesis y también de otros países, ¿cómo es el proceso?
Actualmente hay ciento veinticinco seminarios en todo el mundo. A principios de septiembre tenemos una convivencia en Italia con todos los chicos que han sentido esa llamada después de un tiempo de discernimiento en sus diócesis y allí se hace el sorteo de cada chico para cualquier seminario del mundo. Hay un sorteo conocido como merkabá de donde salen los destinos a los seminarios del mundo.
¿El idioma y la cultura no son un hándicap y la integración suele ser muy rápida?
Hasta ahora los que hemos tenido han aprendido bien el idioma y enseguida se integran en la cultura y en el idioma con la gracia de Dios.
¿Cuál es el destino de estos seminaristas una vez ordenados?
Tenemos dos aspectos, el diocesano y el misionero. El aspecto diocesano es que estamos incardinados en esta diócesis de Córdoba y en todo dependemos del obispo de la Diócesis; al mismo tiempo, por el carácter misionero lo normal es que después de unos años en la diócesis, y siempre en comunión con el obispo, surja la necesidad de que algún presbítero vaya a cualquier parte del mundo. El origen es para acompañar a las familias que se desplazan a lugares donde no hay Iglesia católica. Cordobeses hay por muchos lugares del mundo, Zambia, Chile o Luxemburgo, entre otros.
Una imagen de San Juan de Ávila tallada en madera de cedro preside vuestro Seminario ¿qué seguimiento hacéis de la enseñanza del Doctor de la Iglesia?
En 2013 cuando se proclamó el Doctorado de San Juan de Ávila fue cuando solicitamos al obispo el cambio de nombre por San Juan de Ávila, sobre todo por el amor a la escritura del Maestro, por ser también itinerante o misionero por Andalucía y por su celo por las almas que le devoraba.
La escultura llegó después de muchos años, en 2019 poco antes de la pandemia. Para nosotros y en Córdoba, San Juan de Ávila es muy seguido, leído y conocido. Hemos hecho varios retiros dentro del seminario subrayando todos esos aspectos del Doctor de la Iglesia. Personalmente tengo que subrayar que me llama la atención la templanza y la escultura en sí refleja ese aspecto.
¿Qué tipo de juventud viene? ¿En esos cinco años ha visto algún cambio social que se refleje en las vocaciones?
Lo que vienen son jóvenes, cierto es que pertenecen a una comunidad neocatecumenal en la que han recibido una formación cristiana seria, pero son jóvenes de su tiempo que están en el mundo y quizá les falta fortaleza para afrontar dificultades, crisis normales de estar en el seminario. De los candidatos actuales podemos subrayar la mayor fragilidad.
¿De qué manera van a celebrar el veinticinco aniversario del Seminario Redemptoris Mater?
Va a ser un año de acción de gracias para nosotros los primeros, pero también para las comunidades neocatecumenales y para toda la Diócesis. La primera cita para dar gracias a Dios ha sido este miércoles, 26 de octubre, y han estado presentes monseñor Demetrio Fernández y los otros dos obispos que han estado en la Diócesis en estos últimos años, D. Javier Martínez y D. Juan José Asenjo, además de muchas personas que han querido acompañarnos. Durante el acto se bendijo la última obra que se ha hecho en el seminario.
En otra ocasión está previsto que invitemos al Consejo Episcopal en pleno, al Seminario San Pelagio, al Cabildo Catedral, y los domingos irán pasando las distintas comunidades neocatecumenales, con el objetivo de celebrar con todos la efeméride y dar gracias a Dios.
¿Cómo se materializa la relación de las comunidades neocatecumenales con el seminario?
Son nuestros principales bienhechores, no solo económicamente, que son ellos los que nos mantienen económicamente, además de las ayudas puntuales del Cabildo y la Diócesis, pero sobre todo, nos ayudan con la oración y de manera espiritual. Tanto los seminaristas como los formadores tenemos nuestra comunidad a la que acudimos semanalmente y esa ayuda es esencial en todos los aspectos de la vida, nos acompañan, animan y consuelan en muchas ocasiones. El Seminario Redemptoris Mater no se podría imaginar sin las comunidades neocatecumenales que son las que están muy cerca de nosotros.
¿Hay muchas jóvenes que siéntanla vocación de ingresar en el Seminario Diocesano Misionero Redepmtoris Mater?
Fruto de la época o de la poca santidad de los presbíteros estamos apreciando cierta disminución pero confío en que es parte de la historia. Lo que hay alrededor de la sociedad actual hace que los chicos no se atrevan a tomar esta decisión de ser cura para siempre. Espero que sea un trance de la historia y que vuelvan a surgir las vocaciones.