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X Aniversario de la proclamación de Doctor de la Iglesia

By 7 de octubre de 2022Tema de la semana

“La figura de San Juan de Ávila iluminó todos los siglos del XVI hasta hoy”

El Cardenal Arzobispo emérito de Madrid, monseñor Antonio Mª Rouco Varela, presidió la misa de acción de gracias por el X aniversario de la declaración de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia.

Montilla ha vuelto a ser el punto de encuentro del clero diocesano en el día en que se conmemoraba el décimo aniversario de la declaración de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia. El anuncio de la declaración tuvo lugar en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, un 20 de agosto de 2011, y en la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, se declaró en Roma Doctor de la Iglesia Universal, como ha indicado el Cardenal Arzobispo emérito de Madrid, monseñor Antonio Mª Rouco Varela, quien ha acudido este viernes a Montilla para presidir la misa de acción de gracias por esta declaración.

Haciendo un recorrido por su vida, monseñor Rouco Varela resaltó en su homilía la espiritualidad del Santo maestro de santos, “centrada en el misterio de Cristo, en entender a Cristo y tenerlo en su vida para llegar al final de sus días de forma plena”. San Juan de Ávila vivió su vida con una respuesta plenamente cristiana para la vida del hombre en todos sus ambientes”, aseguró. El Cardenal añadió que la figura del Santo Maestro, su vida y su obra, “fue tan fecunda en el siglo XVI que estuvo presente en esa contrarreforma de la Iglesia y en ese encuentro renovado con Cristo que venía del siglo XV”. Su figura iluminó todos los siglos desde el XVI hasta hoy”, manifestó e influyó a “San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz”.

Monseñor Rouco Varela continuó explicando que en el apostolado de San Juan de Ávila está el reconocimiento de lo que es el sacerdocio ministerial de la Iglesia y ha asegurado que “el sacerdote tiene que ser presencia de Cristo en el mundo siempre”. Al hilo de esto, expresó  que “no se puede renunciar al sacerdocio ministerio nunca” y animó a los presentes a no perder nunca la vocación sacerdotal: “nunca perderemos nuestra vocación sacerdotal si vivimos abrazados a Cristo y a su Madre rezando el rosario de forma profundamente espiritual”, dijo.

A la celebración se  unieron el arzobispo emérito de Granada, Mons. Javier Martínez; el obispo de Guadix, Mons. Francisco J. Orozco; el obispo de Málaga, Mons. Jesús Catalá; y el obispo emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio. Tras la celebración, el Cardenal ha visitado la casa del Maestro acompañado por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández.

Recepción en el Ayuntamiento de Montilla:
“San Juan de Ávila es un santo actual”

El arzobispo cardenal emérito de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Varela, llegó al Ayuntamiento de Montilla acompañado del Obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, donde el Alcalde, Rafael Llamas, y representantes de la Corporación Municipal, los recibieron junto al rector y vicerrector de la Basílica de San Juan de Ávila.

A su llegada, el alcalde de Montilla destacó la “forma especial de vivir” este aniversario del doctorado del que “es un montillano más” porque fue nombrado hijo adoptivo de la localidad cordobesa. Rafael Llamas ha querido subrayar la dedicación del Obispo de Córdoba “porque es una persona que está totalmente volcada en difundir el conocimiento sobre San Juan de Ávila”.

Mons. Demetrio Fernández. Obispo de Córdoba.

“Fueron acontecimientos únicos en la historia de nuestra Diócesis”

Dos años después de iniciar su episcopado en nuestra diócesis, el Obispo de Córdoba, conoció la alegría de la proclamación de San Juan de Ávila, como doctor de la Iglesia Universal. Hoy recuerda el momento en que el Papa Benedicto XVI manifestó la intención de proclamar a San Juan de Ávila Doctor de la Iglesia Universal durante la JMJ de Madrid, un 20 de agosto en la Catedral de la Almudena ante seis mil seminaristas venidos del mundo entero. Para aquella ocasión viajó hasta Madrid la urna que guarda las reliquias del santo patrón en Montilla.

En la memoria del Obispo está el anuncio de la fecha en que iba a celebrarse esta declaración, el 27 de mayo del año siguiente, en la Fiesta de Pentecostés, “de esta manera recibimos con mucha alegría esta buena noticia como habíamos recibido en la Almudena ese deseo que él manifestó y que fue como una explosión de alegría”, rememora.

La celebración del 7 de octubre del año 2012 fue espléndida, “Roma se presta para eso y ya las vísperas en Santa María la Mayor fue una concentración de obispos españoles, seminaristas, sacerdotes españoles y tuve unas palabras para recordar que San Juan de Ávila es clericus cordubensis”, explica el obispo de Córdoba.

Al día siguiente en la plaza de San Pedro el Papa proclamaba Doctor de la Iglesia a San Juan de Ávila junto con Santa Hildegarda de Bingen, “fue un día de una inmensa alegría” en un día espléndido en Roma donde destacó la presencia “del Seminario de Córdoba entero, seminaristas y formadores, del Seminario “San Pelagio” de Córdoba y del Redemptoris Mater.

Luego vinieron celebraciones que el obispo de Córdoba no olvida. Al  día siguiente la acción de gracias en San Pedro que presidió el Cardenal Rouco y la visita de todos los obispos españoles el 23 de noviembre a Montilla en peregrinación a su sepulcro. Además comenzó el Año Jubilar, en el que se volcó todo Montilla. “Fueron acontecimientos únicos en la historia de nuestra Diócesis y de Montilla”, asegura el Obispo al tiempo que señala que “San Juan de Ávila se merecía esto y mucho más después de varios siglos que hemos tardado en reconocer su gloria y maestría como Doctor de la Iglesia Universal”.

Al celebrar ahora el décimo aniversario del doctorado “queremos traer a la mente y al corazón dar gracias a Dios por todo lo que, durante estos diez años,  se ha hecho, que ha sido muchísimo para dar a conocer a San Juan de Ávila en el mundo entero”. Don Demetrio asegura que “seguiremos trabajando, la diócesis de Córdoba es la Diócesis de San Juan de Ávila y tiene esta preciosa obligación de anunciar al mundo entero que San Juan de Ávila es verdadero Maestro de Santos por su influjo universal y por su doctrina eminente”, termina.

Monseñor Francisco Orozco, Obispo de Guadix

“San Juan de Ávila es de todos y para todos”

El obispo de Guadix era Vicario General de la Diócesis de Córdoba y párroco de San Miguel Arcángel de Córdoba cuando conoció el anuncio, un 27 de mayo de 2012, por parte del papa emérito Benedicto XVI, de la proclamación de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia universal. Una década después recuerda que “lo viví con mucha alegría y acción de gracias al Señor. Se hacía realidad oficialmente lo que estaba latente para todos los que habíamos tenido la suerte de conocer más de cerca la vida y el magisterio de San Juan de Ávila y habíamos podido rezarle muchas veces en su santuario montillano: que San Juan de Ávila es de todos y para todos”.

Aquel anuncio implicaba un incentivo para la actualidad de la espiritualidad avilista, recuerda monseñor Francisco Jesús Orozco, “para que el mundo entero no sólo tuviese constancia de que era santo, sino poder conocer por qué lo era y cómo era su alma, que había vaciado en sus escritos”. Aquel recordado Ángelus del 27 de mayo de 2012, el papa  anunciaba que el próximo 7 de octubre de ese mismo año, San Juan de Ávila , junto a la alemana Santa Hildegarda de Bingen, sería referencia universal para todos los católicos por su magisterio, y el Obispo de Guadix pensó “en la suerte que tenemos los cordobeses de tener tan gran testigo de la fe y maestro de santos”.

En aquel momento, dio gracias a la Iglesia en la persona del papa, porque ahora San Juan de Ávila se unía en este reconocimiento a otros grandes doctores de la Iglesia española, como San Isidoro de Sevilla, Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz.  A la alegría se unía a la responsabilidad, explica monseñor Francisco Jesús Orozco, de lo que tantas veces había oído y visto en el obispo de Córdoba, de seguir difundiendo entre todos la herencia espiritual avilista. Más que nunca, en ese momento entendió la urgencia de dar a conocer “la grandeza del alma de san Juan de Ávila” y “Que todos sepan que Dios es Amor”, como dejó escrito san Juan de Ávila.

Monseñor Santiago Gómez Sierra, Obispo de Huelva

“Sentí que el Señor nos llamaba a la evangelización de nuestra tierra, Andalucía”

“En la proclamación de San Juan de Ávila como doctor de la Iglesia, en aquel Octubre de 2012, recuerdo que estaba concelebrando en aquella misa que presidió el papa Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro. También se iniciaba el “Sínodo de los Obispos para la Nueva Evangelización” y lo recuerdo como una llamada grande por parte de San Juan de Ávila que tanto insistió en la conversión y en la santidad de los sacerdotes para la evangelización, aquella evangelización que él quería hacer en las Indias y que hizo en Andalucía. Sentí que el Señor nos llamaba a hacerla aquí, en nuestra tierra”

Joaquín Pérez, párroco de Ntra. Sra. de la Consolación de Córdoba

“Para mi sacerdocio, san Juan de Ávila ha sido un antes y un después”

La noticia de la próxima declaración de San Juan de Ávila como doctor de la Iglesia la vivió Joaquín Pérez “con una inmensa alegría”. Aquel año de 2012 afrontaría el estudio de la figura de San Juan de Ávila a través de su tesina al finalizar sus estudios de teología. Su conocimiento profundo se vio rociado del inmenso gozo de la declaración como doctor de la Iglesia Universal.

En aquellos días, la directora de la tesina y el sacerdote dirigían el contenido de aquella investigación y, como resultado, vio la luz “la Santidad del sacerdote por ser ministro de la eucaristía en los escritos de San Juan de Ávila”. Esa profundidad en el estudio hizo que Joaquín Pérez viviera de manera especial el anuncio de su doctorado, “yo estaba conociendo y estudiando todos sus escritos cuando lo anunció el Papa Benedicto XVI”. Por la unión que había alcanzado con San Juan de Ávila a través de sus escritos,

“tenía un deseo muy grande de participar en la ceremonia en la que se declaró doctor de la Iglesia”. El día 7 de octubre de 2012 estaba en la Plaza de San Pedro participando de la ceremonia de la declaración del doctorado. Diez años después reconoce que “San Juan de Ávila ha supuesto un antes y un después en su sacerdocio, porque el  fuego de amor que trasluce en sus escritos te llega al corazón y te hace entusiasmarte con el amor a Cristo, con la entrega al ministerio sacerdotal y la ilusión por la santidad”.

David Aguilera Malagón, párroco de San Juan Pablo II

“Por la declaración del doctorado decidí que la tesina de licenciatura sería sobre San Juan de Ávila”

En el año 2000 tuve la oportunidad de asistir al Congreso Internacional de Madrid en el que se abordó la figura de San Juan de Ávila y su obra. Era un sacerdote muy joven, llevaba poco tiempo ordenado y ejercía mi ministerio en Fuente Obejuna y sus aldeas. Motivados por don Gaspar Bustos y por el obispo de Córdoba, don Francisco Javier Martínez Fernández, presidente de la “Junta Episcopal Pro Doctorado”,  acudimos al Congreso unos cuantos sacerdotes del quinquenio para seguir formándonos en la espiritualidad diocesana del maestro Ávila.

En ese Congreso conocí mucho mejor la vida del padre Ávila. Reconozco que me habían hablado a menudo de él en el seminario, pero no es lo mismo vivir las cosas como seminarista que como sacerdote. El saber que el padre Ávila y sus discípulos habían estado evangelizando Fuente Obejuna y sus aldeas me producía una gran devoción, pues esos pueblecitos eran mi primer destino.

En aquel Congreso comprendí que San Juan de Ávila no era un santo llamado a ser discreto (como quizá otros) sino que su magisterio era grandioso y respondía a todas las épocas, o sea, no se quedaba encasillado en el siglo XVI.

De lo que yo me di cuenta en ese momento, ya lo sabían otros muchos antes que yo. De hecho, existía una  “Junta Episcopal Pro Doctorado de San Juan de Ávila” que llevaba funcionando varios años que fue, precisamente, la que propuso a la Conferencia Episcopal Española la celebración del Congreso Internacional que se centró en San Juan de Ávila como teólogo y pastor.

¿Dónde estaba yo en el momento en el que San Juan de Ávila fue declarado Doctor de la Iglesia? El obispo don Juan José Asenjo Pelegrina me había trasladado de Pedro Abad a Palma del Río. En 2010 llegó a nuestra Diócesis don Demetrio Fernández González a quien conocí en la Coronación Canónico Pontifica de la Virgen de Belén de Palma del Rio. Al poco tiempo me envió a estudiar teología dogmática a la Universidad de San Dámaso de Madrid. Compaginaba, como podía, mis tareas de párroco y arcipreste del Bajo Guadalquivir con las clases que eran presenciales.

En 2012 estaba haciendo la licenciatura cuando me cogió todo el meollo del Doctorado de San Juan de Ávila. Compartió cartel con Santa Hildegarda de Bingen. Fue un momento clave porque ahí decidí que la tesina de licenciatura la quería hacer sobre San Juan de Ávila (estudiar a Santa Hildegarda en alemán y el misterio de sus piedras curativas iba a ser que no). Un año después defendería la tesina sobre San Juan de Ávila dejándome ya enganchado para siempre.

En 2020 hice los cursos de doctorado en Sevilla y comencé a investigar más profundamente a este Doctor de la Iglesia, pero ya sin prisa, sin agobios, por puro placer, sin pretensiones.

Diego Cañizares

“El doctorado de San Juan de Ávila fue un revulsivo evangelizador”

Diego Cañizares es un padre de familia cordobés, que decidió acerarse a la figura de San Juan de Ávila a través de su tesina “Eucaristía y Resurrección en el Tratado del Santísimo Sacramento y en los sermones de San Juan de Ávila”, meses después de terminar sus estudios, recuerda lo vivido en 2012. Fue precisamente en las aulas del Instituto del Instituto de Ciencias Religiosas “Beata Victoria Diez” donde recibió la noticia del doctorado de San Juan de Ávila a través de una agencia católica de noticias. Conserva un recuerdo grato de aquel día “a pesar de que aún no era consciente de lo que suponía para iglesia Córdoba, Andalucía y España”.

Para él, es una vivencia que lo remite a la “una gran alegría” y a la certeza de que sería un revulsivo evangelizador que “nos ayudaría a tomar conciencia que la vida de la iglesia nos interpela, se hace presente más que nunca en la sociedad que esta sedienta de Dios”. Entonces, igual que ahora, entendió que el  sacerdocio es “un regalo de amor que Cristo en su infinita misericordia nos dejó cuando se quedó con nosotros hasta el final de los tiempos”. Diego Cañizares, que es responsable de Relaciones Institucionales con las Cofradías en Ayuda a la Iglesia Necesitada, sostiene que “ese regalo debemos cuidarlo y amarlo con todas nuestras fuerzas, porqué Cristo se hace presente en todos y cada uno de los sacerdotes”.

Encarnación González, postuladora de al causa de San Juan de Ávila

“Al terminar la proclamación el Papa Benedicto XVI me dio las gracias”

Encarnación González Rodríguez fue la postuladora de la Causa del Doctorado de San Juan de Ávila por encargo de la Conferencia Episcopal Española. Es especialista en la vida y obra de San Juan de Ávila y ha participado en diversos congresos especializados, entre otros el III Congreso Internacional Avilista celebrado en Córdoba y Montilla en 2021.

Hoy recuerda aquellos días de la proclamación del doctorado y “me produce una gran satisfacción”. Para ella “San Juan de Ávila se lo merecía, se merecía ser Doctor porque cumplía todos los requisitos y de hecho no hubo absolutamente ninguna objeción”.

“Lo disfruté porque se lo merecía y por la Iglesia”, asegura esta especialista que reconoce en el Patrón del clero “un Doctor a pie de calle”, como describe en algunos de sus artículos. Para Encarnación, su gran talla como Doctor es que vivió entre la gente sencilla, predicando en plazas, calles, iglesias, pero su gran sabiduría la hizo asequible a la gente y eso es lo que atraía tanto.

El tercer motivo de alegría es un recuerdo personal, desvela Encarnación González. Al terminar el acto de la proclamación del doctorado le dijeron que se acercara a la capilla de la Piedad porque el Papa Benedicto quería saludar a los postuladores de Santa Hildegarda de Bingen, que fue proclamada Doctora a la vez, y a ella. Hoy recuerda que “me impresionó mucho que el Papa mirándome fijamente me agarró de las manos y no me soltaba dándome las gracias todo el rato y le transmití al Santo Padre que no me tenía que dar las gracias, que la agraciada era yo por haber aprendido mucho con el doctorado de San Juan de Ávila y él sonriendo, casi en broma, me repetía gracias en italiano y para mí fue un momento de encuentro con el Papa muy impresionante. Inmerecidamente oír esas palabras me impresionó mucho”.

María Jesús Fernández Cordero

“San Juan de Ávila precisa mayor proyección más allá del ámbito sacerdotal”

La proclamación como Doctor de la Iglesia ha sido, sin duda alguna, un acontecimiento fundamental. Yo destacaría dos ámbitos en los que se ha extendido el acercamiento a su figura. Por una parte, en los seminarios, la propuesta de San Juan de Ávila como referente de espiritualidad sacerdotal y del ejercicio del ministerio es ahora más decidida: con mayor frecuencia y con mayor profundidad se invita a los seminaristas a conocer su vida y leer sus escritos; aparece recogido en el propio Plan de formación sacerdotal de la CEE, Formar pastores misioneros (nº. 208), y esto se va traduciendo en oportunidades concretas para ellos: encuentros, jornadas, visitas a los lugares avilistas, contacto de lecturas, etc. En segundo lugar, la realización de congresos, jornadas, conferencias, va ayudando a abordar las distintas perspectivas de estudio.

Quisiera subrayar también dos limitaciones aún presentes, como líneas en las que creo que hay que crecer: es necesaria una mayor proyección más allá del ámbito sacerdotal, pues no es Doctor sólo para los sacerdotes; y es necesaria también una continuidad en la investigación, que va siendo favorecida por la realización de congresos, pero que a veces es demasiado circunstancial; se necesitan la investigación y el estudio pausados, más allá de los eventos, para que se vayan formando verdaderos especialistas y, cosa no menos importante, para su presencia en el mundo de la cultura.

“El clero español te aclama”: San Juan de Ávila: maestro de sacerdotes

Por Carlos Gallardo, director del centro diocesano de San Juan de Ávila en Montilla

Estamos celebrando llenos de alegría este décimo aniversario de la declaración de san Juan de Ávila como doctor de la Iglesia universal. Esta efeméride es de gran importancia para toda la Iglesia, pues un doctor siempre aporta doctrina, enseñanza, sabor de Dios para todo corazón que busca y desea al Señor. Él es con toda verdad “doctor del amor divino”.  Pero podemos afirmar que san Juan de Ávila tiene una predilección por los sacerdotes. Sus biógrafos recogen aquella anécdota en la que se nos cuenta que un discípulo del santo maestro que no era sacerdote, le preguntaba al santo con cierto reproche, porque dedicaba tanto tiempo a los sacerdotes, porque les predicaba tanto. Es entonces cuando el santo doctor le contestó: yo predico a los sacerdotes porque detrás de cada uno de ellos veo al mundo entero.

San Juan de Ávila es un referente espiritual para todos los sacerdotes del mundo, especialmente de España y muy particularmente para todos los sacerdotes de nuestra diócesis de Córdoba. Su declaración como doctor de la Iglesia ha supuesto un profundizar más si cabe en su teología y espiritualidad. Entrando en sus escritos, ya sean pláticas, cartas, memoriales, comentarios bíblicos, tratados menores, sermones… uno comienza a perder el gusto de las cosas del mundo y cobra el gusto de las cosas de Dios[1]. y es esta la experiencia que muchos sacerdotes han tenido en su vida y ministerio cuando a lo largo de  estos diez años se han encontrado con este santo maestro, enamorado de Cristo que afirmaba con palabras y obras que “toda mi riqueza, Rey mío, está en ser de Vos”[2]. Los sacerdotes de Córdoba hemos aprendido en la escuela del santo doctor que la mayor y mejor predicación consiste en que “todos sepan que nuestro Dios es amor”[3].  San Juan de Ávila nos ha recordado “la alteza del oficio sacerdotal”[4] poniendo fuego en nuestros corazones, alentándonos hacia la santidad: “¿Por qué los sacerdotes no son santos, pues es el lugar donde Dios viene glorioso, inmortal e inefable como no vino en otros lugares?

Córdoba es toda ella sepulcro de este santo doctor y tiene como obligación darlo a conocer. A lo largo de estos años la diócesis ha promovido varias jornadas de formación sacerdotal en torno a san Juan de Ávila, ha organizado tres congresos internacionales avilistas, ha promovido traducciones a otros idiomas de sus obras, ha preparado distintas publicaciones relacionadas con su biografía, teología o espiritualidad, ha impulsado el fervor a san Juan de Ávila organizando visitas de la reliquia del santo a distintos lugares del mundo. Además en Montilla se acogen a numerosos peregrinos que quieren recorrer sus huellas en lo que conocemos como “ruta avilista”, y allí encuentran corazones sacerdotales que los acogen y los introducen en la vida y obra del apóstol de Andalucía.

Se han dado cursos, conferencias, se han organizado encuentros, vigilias de oración, conciertos, seminarios… todo ello con la finalidad de que entrando en la doctrina y vida del santo maestro Ávila descubramos al que es “todo hermoso”[5], Cristo Nuestro Señor.

Y después de estos diez años… ¿ahora qué? Pues continuar haciéndonos amigos del que es amigo del Buen Amigo. San Juan de Ávila tiene mucho que enseñarnos, sigue siendo maestro para nosotros (fieles y sacerdotes) es referente para todo el mundo, para España, pero muy especialmente para Córdoba (Montilla) pues él quiso vivir y morir en nuestra tierra, nos dejó su legado, su enseñanza, su testimonio, su cuerpo… y nuestra misión es darlo a conocer y con él entrar en la anchura del Corazón de Cristo sabiendo que como nos enseña el santo doctor: “Si dejásemos a Su Corazón hacer lo que quiere por nosotros, todo sería hacer misericordia, porque a Él le es propio hacer misericordia”[6].

[1] Cfr. Plática 1 a los sacerdotes de Córdoba, n 8.
[2] Sermón 28, n 10.
[3] Sermón 50, n 3.
[4] Plática 1, n 1.
[5] Cfr. Carta 133
[6] Sermón 28, n 4.