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La Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén llega a Córdoba

By 13 de octubre de 2022Tema de la semana

La ciudad de Córdoba se convirtió el pasado fin de semana en el epicentro de la actividad de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén. Una vigilia de oración, el solemne acto de cruzamiento e investidura de nuevos caballeros, damas y eclesiásticos y una misa de acción de gracias centraron su programa de estos días.

Por un lado, el viernes, 7 de octubre, se llevó a cabo en la Real Iglesia de San Pablo la vela de armas y una vigilia de oración de dos horas de duración, recordando así lo que se hacía en los orígenes de esta Orden, previa a la investidura prevista el sábado 8 de octubre, en la Catedral de Córdoba. Previamente a esta celebración, tuvo lugar la procesión con el cortejo de Damas y Caballeros, estrictamente organizado por rango, y los estandartes de la Orden que partieron del Palacio Episcopal en torno a las seis menos cuarto de la tarde del sábado por la calle Torrijos hacia la Puerta del Perdón para acceder al templo principal de la Diócesis.

Hubo representaciones de la Orden de Italia, Francia, Mónaco, Malta, Bélgica y del capítulo noble del Reino de Aragón, y de la Orden de Malta.

La misa fue presidida por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, quien es gran oficial de esta orden y fue obispo de Tarazona, diócesis a la que pertenece la Real Basílica Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud, casa madre de la orden desde el siglo XII. Asimismo, el sábado, 8 de octubre, por la mañana en el salón de actos del Palacio Episcopal se celebró un capítulo general ordinario.

Acto de investidura

Por su parte, el obispo auxiliar de Toledo, César García Magán, realizó el cruzamiento en el que ingresaron los 25 neófitos (19 caballeros y damas laicos, y seis eclesiásticos). Entre estos últimos figuraba el obispo de Segovia.

La Orden de Caballeros del Santo Sepulcro tiene personalidad jurídica propia y está domiciliada en el Vaticano. Está dividida en 60 lugartenencias territoriales repartidas por todo el mundo con 28.000 integrantes (damas, caballeros y eclesiásticos).

El Papa Francisco es su jefe directo a través de un cardenal gran maestre que nombra él. Actualmente es el cardenal Fernando Filloni.

La misión de la Orden es proteger los derechos de la Iglesia en Tierra Santa. Los miembros de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén tienen el encargo de ser ejemplos de vida cristiana y de proteger los derechos de la Iglesia en Tierra Santa, los bienes, defenderlos.

“La misión de la Orden es velar por la presencia cristiana en Tierra Santa”

José Carlos SanJuán, lugarteniente de España occidental de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén

Hace diez siglos nació la Orden, ¿nada ha cambiado desde entonces en las necesidades de los hermanos de la Tierra Santa? ¿Cuál es su historia?

Diez siglos dan para mucho. A lo largo de la historia ha habido altibajos pero la misión que tiene la Orden en su conjunto es precisamente velar para que la presencia cristiana, fundamentalmente la católica, siga teniendo presencia en Tierra Santa. El número de cristianos católicos se está reduciendo pero tenemos que seguir porque es nuestra batalla. Como dicen nuestros estatutos y la historia de la Orden antes se combatía con la espada y hoy combatimos con la oración, la asistencia y la ayuda de nuestros hermanos allí en Tierra Santa.

Para integrarse en la Orden hay que ser depositario de valores como la generosidad o el coraje, la renuncia, la implicación social ¿cómo destacan sus miembros en una sociedad que ha arrinconado esta manera de estar en el mundo?

La sociedad parece que va por ahí pero tengo que romper una lanza a favor de la Orden porque estamos notando en el Consejo de la lugartenencia de España occidental es que cada vez son más los caballeros y las damas que se preocupan y preguntan cómo se puede acceder. Muestran interés por los valores fundamentales de los católicos que es defendernos allí en Tierra Santa, esa es la misión que los Papas han dado siempre a la Orden. El Papa Francisco últimamente nos tiene si cabe más aprecio porque sabe de la labor que la Orden está realizando en Tierra Santa.

Cada vez tenemos más iniciativas externas de caballeros y candidatos que se posicionan. Recientemente en Francia han ingresado cuarenta entre caballeros y damas, nosotros tenemos veinticinco. Es verdad que se nota que el mundo va por una línea, pero los valores tradicionales y eclesiásticos de las personas que ingresan en la Orden se demuestran y nosotros los vemos en el día a día en sus colaboraciones. Estamos muy contentos con el perfil tanto de caballeros como de damas, así como el de los sacerdotes. La edad media está bajando, estamos hablando de personas entre 45 y 50 años que cumplen perfectamente los requisitos que pedimos para el ingreso en esta corporación.

Si alguien se pregunta ¿quiero formar parte de esta Orden, quiero ayudar a los hermanos de Tierra Santa y quiero investirme de los valores que ellos atesoran, cómo puede hacerlo?

Lo primero que tiene que hacer es informarse bien, ahora mismo estamos presentes en todas las redes sociales y puede informarse de lo que somos, lo que hacemos y nuestra misión. Además, si quiere tener alguna entrevista personal para informarse más el Consejo está a disposición de cualquier persona. El trato directo con los futuros candidatos es muy interesante porque ellos conocen de primera mano nuestra misión y nosotros conocemos al candidato también. Si considera que la Orden reúne los requisitos que él pide pues bienvenido, de lo contrario, si después de conocernos había pensado que nosotros podemos ser otra cosa dentro de la Iglesia católica y no se ve dentro de la Orden pues tan amigos y queda la puerta abierta para cuando quiera.

Estamos creando anualmente un voluntariado con chicos a partir de 18 años y en el mes de julio se desplazan a Tierra Santa y colaboran con las Hermanas del Verbo Encarnado en el orfanato, o con los Franciscanos en Belén. Es una manera de sembrar en la gente joven para que vean que merece la pena y que colaborar con la Iglesia Madre de Jerusalén para los que nos llamamos cristianos comprometidos es importante vivir en primera persona los lugares sacros donde Jesús murió y principalmente resucitó. La resurrección es lo que la Orden manifiesta, no nos quedamos en el sepulcro sino que lo velamos vacío porque consideramos que el motivo de la resurrección es el baluarte de nuestra Orden.

“El acto de investidura es un momento de alegría, de esperanza y de compromiso”

Francisco César García Magán, Gran Prior de la Orden y obispo auxiliar de Toledo

¿En qué consiste el acto de investidura de la Catedral de Córdoba?

Es uno de los momentos centrales de la vida de la Orden y en concreto de cada lugartenencia porque significa la incorporación de nuevos miembros. Esto es garantía de presente y de futuro para llevar adelante la misión tan especial que la Orden tiene por encargo, nada más y nada menos, que del Santo Padre.

Los candidatos que se han acercado libremente porque se han visto identificados con los fines de la Orden, han realizado un proceso de preparación espiritual y de conocimiento de la historia de la misma en sus fines y en su organización, y después de esa decisión madurada ingresan con el visto bueno del gran magisterio. Es un momento de alegría, de esperanza y de compromiso.

A los miembros que ya somos de la Orden, tanto laicos como eclesiales, es una ocasión para renovar el compromiso con la corporación, la Iglesia y la evangelización.

¿Qué podría destacar de los miembros de la Orden del Santo Sepulcro en cuanto a su testimonio de fe?

Son personas de una fe profunda, arraigada, convencida y comprometida porque ese testimonio de fe afecta a un camino espiritual, en primer lugar, pero también de esa fe hecha solidaridad con los hermanos de esa Iglesia Madre de Tierra Santa. También son personas de una alta cualificación profesional, que ponen sus competencias profesionales al servicio de la Iglesia y en sus diócesis prestan sus servicios cualificados en cada una de sus iglesias particulares. Viven su fe con coherencia y con un testimonio público.