TRIDUO PASCUAL
Los misterios de la redención humana
El Triduo Pascual, en el que celebramos la pasión, muerte y resurrección del Señor, es el punto culminante del año litúrgico. Comienza con la Cena del Señor el Jueves Santo, el Viernes se celebrará la Pasión y Muerte del Señor y el Sábado la Sepultura. La Vigilia Pascual será la culminación del Triduo, en la que celebraremos la resurrección del Señor.
Disfrutemos de estos días que ponen fin a la Semana Santa y dan paso a la Pascua y vivamos intensamente el misterio real de nuestra fe, la resurrección de Jesucristo.
A continuación puede leer tres meditaciones, una correspondiente a cada día del Triduo, hecha por un sacerdote diocesano.
Jueves Santo - Carlos Morales
«Jesús vive este día en un contexto de intimidad y amistad»
Estamos en Jueves Santo, este día sirve de gran pórtico que nos introduce de lleno en el santo Triduo Pascual: Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección. Es importante que en este día caigamos en la cuenta del contexto en el que Jesús celebra esta última cena. Por un lado, es un contexto de despedida, de cierta tristeza porque se palpa en el ambiente la pasión y muerte del Señor. Pero por otro lado, es también un contexto de intimidad, de amistad con los suyos, con los doce, con los que Él ha llamado por su nombre y ellos dejándolo todo lo han seguido.
Así a modo de testamento espiritual deja para toda la humanidad tres grandes regalos. El primero, la institución de la eucaristía, “esto es mi cuerpo, está es mi sangre”. Jesús no se desentiende de nosotros, al contrario, cambia su presencia pero sigue perpetuando en el tiempo su presencia real, actual y viva entre nosotros como alimento y bebida de salvación.
En segundo lugar, nos deja ese gran regalo de la institución del sacerdocio, otro sacramento, “haced esto en memoria mía”. Jesús también ha vinculado el sacramento de la eucaristía con el sacerdocio ministerial, a través de sacerdotes, de ministros ordenados a través del testimonio de su vida ofrecida al Señor y a los demás. También es signo de la presencia real y viva de Cristo en medio del mundo.
Y como tercer y gran regalo, el precepto del amor, “amaos unos a otros como yo os he amado”. A través de ese gesto del lavatorio de los pies Jesús los llama al servicio, a lavar los pies al necesitado, de amar al prójimo con esa medida “como yo os he amado”.
Vive intensamente este Santo Triduo Pascual, padezcamos con Jesús, muramos con Él para recibir esa vida plena que solamente Él nos da.
Es Viernes Santo, hoy Cristo muere en la cruz por ti y por mí. La liturgia de este día nos invita a contemplar al crucificado, al traspasado, como escucharemos en la prolongada lectura de la pasión dentro de los santos oficios. Hoy no celebramos la Santa Misa, hacemos la conmemoración de la muerte del Señor.
Comenzará el silencio, la austeridad, la sobriedad litúrgica. El sacerdote comienza la celebración postrándose en el suelo, signo y símbolo de su nada ante el misterio de la muerte del Señor.
Todos nosotros como pueblo fiel contemplamos la cruz, aun tapada, velada, de rodillas. El crucificado se manifestará, irá siendo descubierto, mirad el árbol de la cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo. Todos contestaremos “venid a adorarle”.
El misterio de la muerte del Señor es un misterio insondable pero a la vez trono de gloria y de gracia, es por eso que la oración universal que realizaremos hoy de manera prolongada y alargada nos ayudará a vivir con más intensidad que la cruz y la muerte es para todos. Ayer, hoy y siempre la cruz vencerá, triunfará y el Señor nos redimirá.
Feliz Viernes Santo a todos. Alimentemos de la eucaristía reservada en el monumento y sobre todo amemos al amor que no ha sido amado.
Sábado Santo - Eugenio Bujalance
«La Vigilia Pascual proclama la victoria de Cristo»
La Vigilia Pascual significa pasar una noche en vela, celebramos el hecho más trascendente del cristiano, la resurrección de Cristo. Dice el Evangelio que llegaron las mujeres de madrugada corriendo al sepulcro pero no había nadie, no está el cuerpo del Señor. Se les apareció un ángel que les dijo ¿buscáis a Jesús el Nazareno? No está aquí, ha resucitado.
La Vigilia Pascual está marcada por tres actos importantes. En primer lugar, la bendición del fuego, de ese fuego se enciende el cirio pascual y a continuación se canta el pregón, un poema escrito en torno al siglo cuarto que nos dice que Jesús es el fuego nuevo.
A continuación, en segundo lugar, se leen siete lecturas, desde la creación hasta la resurrección, destacando la lectura del libro del Éxodo, la más importante, que nos narra el paso de los israelitas por el Mar Rojo. Cómo en ese momento fueron salvados por Dios, recordando que Dios también nos salva a cada uno de nosotros por medio de su hijo Jesucristo.
Por último, en tercer lugar, renovamos las promesas bautismales, se bendice la pila bautismal y se recitan las letanías de los santos, que nos unen con la Iglesia militante y triunfante.
Que noche tan gozosa que proclama la victoria de Cristo sobre todo aquello que impide la felicidad del hombre. Demos gracias a Dios porque Jesús nos libra de todo aquello que nos impide ser felices, el pecado, el sufrimiento y la muerte. Solo hay una tristeza en esta vida, no ser santo. Jesús vence al pecado y nos da la gracia de la santidad. Afrontar la vida implica sufrir y Jesús hace que el sufrimiento sea salvífico. La muerte se convierte en un muro y ese muro es derruido por Cristo.
Aleluya. Jesucristo ha resucitado, esa es nuestra alegría. Feliz Pascua de Resurrección.