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NÚMERO 855 • 5 DE NOVIEMBRE DE 2023

Orgullosos de
nuestra fe

DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA

• MÁS DE 300 PERSONAS PARTICIPAN EN LAS RUTAS DE LOS MÁRTIRES •

APUNTES

Peregrinación de los jóvenes de Aguilar

El pasado fin de semana, un grupo de jóvenes de Aguilar de la Frontera peregrinó junto al párroco, Pablo Lora, hasta Montilla andando para compartir una jornada de oración y de convivencia.

Reunión con la Orden Trinitaria

El Obispo recibió en el Palacio Episcopal, el pasado viernes, al Superior General de la Orden Trinitaria, Luigi Buccarelli, para disertar sobre la labor que la Orden lleva en Córdoba.

Preseminario

El pasado fin de semana, el Seminario Menor de Córdoba acogió un nuevo preseminario al que acudieron chicos de distintos puntos de la Diócesis.

Funeral de Álvaro Prieto

El obispo de Córdoba presidirá el próximo 6 de noviembre la misa funeral por el eterno descanso del joven Álvaro Prieto. El templo principal de la Diócesis acogerá la eucaristía, a las 19:00 horas.

AGENDA

SÁBADO, 4 DE NOVIEMBRE • Encuentro de Ministros de la Sagrada Comunión, en el Palacio Episcopal, a las 11:00 horas. • El Obispo preside el CCL aniversario de la parroquia de Castil de Campos, a las 12:00 horas.

DOMINGO, 5 DE NOVIEMBRE • La misa dominical de la Catedral será retransmitida por 13TV.

JUEVES, 9 DE NOVIEMBRE • El Obispo asiste a la reunión de la Provincia Eclesiástica de Sevilla.

VOZ DEL PASTOR

Noviembre, mes de los difuntos

QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS:

“Dichoso mes, que empieza con todos los Santos y termina con san Andrés”, dice un refrán castellano. El mes de noviembre nos presenta la meta de la santidad personal y la de todo el Pueblo de Dios, y nos invita a orar por los difuntos.

La Iglesia recuerda a los difuntos todos los días: en la eucaristía, en la oración de vísperas de la liturgia de las horas y en otras muchas ocasiones. Son los hijos que más sufren y de tales hijos una madre no puede olvidarse nunca.

Los difuntos son aquellos que han terminado su curso en la tierra, continúan viviendo para siempre, han muerto en el Señor y todavía no han llegado a la meta, a gozar de Dios a plena luz. Algo los retiene, y son las impurezas de su alma, hasta que queden plenamente purificados por el fuego del amor. Todos los que han muerto en el Señor, en la presencia de Dios reconocen con toda clarividencia cuánto ha sido el amor de Dios para con ellos, y perciben al mismo tiempo cómo no han correspondido a ese amor de la misma manera.

Ese fuerte dolor, ese contraste entre el grande amor de Dios y la respuesta humana con un amor que no ha dado la talla, es como un fuego intenso que aquilata el oro fino hasta eliminar toda ganga. Eso es el Purgatorio, la situación en la que se encuentran muchos hermanos nuestros, que han muerto en el Señor y están purificándose antes de entrar definitivamente a gozar de Dios plenamente.

Por un lado es una situación bienaventurada, porque han muerto en el Señor, y están más cerca de Dios. Y por otro, es una situación de dolor, que brota del amor y convierte ese amor en amor de la más alta calidad, con el cual verán a Dios.

Nuestra Madre la Iglesia santa nos trae a la memoria continuamente y más durante este mes de noviembre el recuerdo de los fieles difuntos, los que son conocidos, porque son cercanos, familiares y amigos, y los desconocidos, de los que quizá no se acuerde nadie. Primero para invitarnos a crecer en el amor hasta llegar a un amor plenamente oblativo, con el cual pasar directamente de este mundo al cielo de los bienaventurados, cuando nos llegue la hora. Y sobre todo, para que por nuestra oración y sacrificios, en la comunión de los santos, aportemos a nuestros hermanos la ayuda que necesitan para superar esa etapa, ese estado de cierto apartamiento de Dios.

Nuestra oración les llega, podemos echarles una mano con nuestros sufragios. Si tuviéramos algún familiar o amigo que nos pide echarles una mano, lo haríamos inmediatamente para ayudarles a salir de esa situación. Pues, algo parecido con nuestros hermanos difuntos. Jesucristo es el único redentor que quiere darles la plena felicidad, y nos llama a colaborar con él, en la comunión de los santos, para que ayudemos a nuestros hermanos difuntos.

Oremos por ellos, completemos en nosotros lo que falta a la pasión de Cristo en favor de ellos, vivamos esa profunda comunión, por la que compartimos nuestros bienes, el amor de Dios recibido a raudales.

Muchas personas han pasado el purgatorio en la tierra, y van directamente al cielo. Quiere decir que sus sufrimientos vividos con amor los ha purificado de toda sombra de pecado y de egoísmo antes de partir para la casa del Padre. Eso nos anima a asumir toda contrariedad, todo lo que nos hace sufrir y ofrecerlo por la reparación de nuestros pecados y los del mundo entero. El Purgatorio es como una ducha de amor a título póstumo, una última oportunidad para purificarse en el amor y entrar a gozar de Dios para siempre.

Oramos por nuestros difuntos y por todas las almas del Purgatorio. Ellos no sólo nos recuerdan nuestro pasado común, porque forman parte de nuestra biografía, sino ante todo nos reclaman a una vida definitiva con Dios, en la que ellos ya viven para siempre, y nos invitan a vivir ya desde la tierra un amor cada vez más puro, que nos introduzca directamente en el cielo.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

12 DE NOVIEMBRE

DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA

Orgullosos de nuestra fe

¿Alguna vez hemos ocultado algún símbolo cristiano en contextos sin fe?¿has sentido la pulsión de esconder la medalla que nos acompaña desde niños o el crucifijo prendido en la cadena de nuestra primera comunión? Sin querer, hemos podido evitar identificarnos con la religión católica por miedo a la burla, a la pregunta incómoda o a observaciones basadas en contradicciones con la que se nos interroga a los cristianos. Es el resultado de un clima social hostil que a veces nos impide manifestar y compartir en libertad nuestro camino en la Iglesia o la alegría de vivir en comunidad; la fuerza de la oración o el gozo de acudir a los sacramentos.

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LIBRERÍA DIOCESANA

Corazon inquieto

LA VIDA DE SAN AGUSTÍN

Louis de Wohl

Ediciones Palabra • Colección Arcaduz

Empieza la biografía de San Agustín, futuro pensador y Padre de la Iglesia, con una pelea entre pilluelos. Desde este primer encuentro se siente uno fascinado por la personalidad del apasionado joven. Con su vigoroso e inimitable estilo, el autor nos cuenta la historia de la transformación de San Agustín, desde que era un muchacho frívolo y sensual, hasta que se convierte en un brillante escritor y profundo teólogo, obispo de Hipona. El hombre que se conquistó a sí mismo, cuyas obras maestras de literatura y de filosofía presidieron el pensamiento occidental a lo largo de un millar de años. Además, con la maestría y amenidad a la que nos tiene acostumbrados, el autor recrea el marco excitante de la época: el clima turbulento del Imperio Romano en los últimos días de su decadencia. Con vigorosa mano pinta las personalidades cuyas vidas influyeron más íntimamente en Agustín: Mónica, su heroica y santa madre; el solemne Ambrosio, obispo de Milán; Alipio, su incondicional amigo; la delicada Melania, madre de su hijo.

El libro está disponible en la Librería Diocesana. Puede realizar su pedido a través del correo electrónico libreria@diocesisdecordoba.es o a través de WhatsApp 655 156 557.

AL TRASLUZ

ANTONIO GIL. Sacerdote

«El cementerio, estación de tránsito»

La solemnidad de Todos los Santos, la Conmemoración de los fieles difuntos, la visita a los cementerios, los cipreses, los crisantemos, los ramos de flores como expresión de tantas vivencias familiares, el recuerdo encendido de los seres queridos en la luz de nuestra fe, las palabras de nuestro obispo, monseñor Demetrio Fernández, en la misa celebrada en el cementerio de san Rafael, han empapado de religiosidad intensa nuestra ciudad y nuestros pueblos. Tres preciosos mensajes del pastor diocesano: Primero, “Dios nos ha pensado para vivir con Él para siempre”. Segundo, “después de esta vida en la Tierra, hay otra vida mejor que ésta”. Tercero, “el cementerio es sólo una estación de tránsito hacia otras direcciones”.

George Steiner, uno de los intelectuales más destacados del siglo XX, nos habló en uno de sus últimos libros, de “la nostalgia de lo Absoluto, profundamente arraigada y extrañamente provocada por la decadencia de la antigua y magnífica arquitectura de la certeza religiosa, al menos en unas minorías, tanto de intelectuales como de grupos de base”. Queramos o no, la presencia de los cementerios y nuestra visita en los primeros días de noviembre, remueve en el interior de nuestras conciencias libres la necesidad de una esperanza que nos sitúe en la pista de la verdadera felicidad. Pablo VI no se cansaba de repetir: “Aprendí a vivir, pensando en la muerte”. Y un gran poeta, José García Nieto, vislumbrando su muerte, escribía estos versos con brisa de plegaria: “Vas a pasar, Señor, ya sé quién eres; tócame por si no estoy bien despierto… Mírame Tú, Señor, si no te veo”.

Estos días de noviembre “rezuman una infinita esperanza” que Juan Pablo II dejó traslucir en su primer saludo recién elegido Papa: “¡Abrid de par en par las puertas a Cristo! ¿Qué teméis? Tened confianza en Él. Arriesgaos a seguirlo. Dejad que Cristo sea para vosotros el camino, la verdad y la vida. Dejad que sea vuestra salvación y vuestra felicidad”.

MAESTROS DEL CORAZÓN

ANA Mª VALLEJO

PROFESORA DE RELIGIÓN EN ALBENDÍN Y VALENZUELA

«La enseñanza de la religión contribuye a la formación integral del alumnado»

Ana Mª Vallejo imparte la asignatura de Religión en los CEIP Santa María de Albendín y Nuestro Padre Jesús de Valenzuela

En los centros Andaluces hay un alto porcentaje de matriculaciones en la asignatura de Religión Católica. Supera de media el 70%. ¿Qué factores cree que influyen en la alta aceptación de la asignatura por parte de las familias y de los jóvenes?

La tradición cristiana, tiene profundas raíces en Andalucía, es una herencia viva, que se transmite de generación en generación por la fuerza del Espíritu Santo. Esta tradición cristiana es uno de los factores importantes que influyen en que la asignatura de religión tenga esta aceptación dentro de la comunidad educativa.

La transmisión de conocimiento y enseñanza desde generaciones previas es fundamental no sólo para la fe sino para la vida en general. Al compartir estas enseñanzas estamos creando un legado que perdurará en la posteridad.

Otro factor importante son las actividades que realiza la Iglesia para niños y jóvenes: JMJ, campamentos, catequesis, campañas solidarias…vivencias y experiencias con otras personas y grupos que influyen positivamente en la aceptación de la asignatura de Religión Católica.

¿Considera que la materia de Religión y su profesorado tienen el mismo tratamiento que se merecen equiparable a las demás materias?

Como todos los docentes, estamos expuestos al trabajo creciente en una escuela que continuamente se está reformando. En la mayoría de los centros públicos, se han mantenido en la misma línea las asignaturas troncales y, la asignatura de Religión ha ido cambiando en el sistema educativo según de las distintas leyes de Educación aprobadas por diferentes gobiernos.

La enseñanza de la religión católica debe ser equiparable a cualquier materia, puesto que contribuye a la formación integral del alumnado. La religión nos ayuda a comprender la cultura que hemos heredado y es parte integrante de esta cultura.

¿Qué niño/joven de hoy es el que acude a las clases de religión?

Acuden a clase de Religión niños y jóvenes en cuyas familias perduran profundas raíces cristianas y consideran que cursar la asignatura de Religión es necesaria para su educación. En Educación Secundaria, suelen ser los mismos alumnos los que toman la decisión porque los jóvenes necesitan canalizar sus inquietudes espirituales y madurar en la fe. En Educación Primaria, son los padres los que optan por esta enseñanza. Saben que sus hijos están influenciados por unos contravalores que pueden crearles actitudes que ellos no desean que adquieran. Saben que la religión católica ha sido generadora de una cultura de respeto, dignidad de la persona, derechos humanos, amor a los pobres, sensibilidad ante el dolor y la necesidad, entrega a Dios y a los más necesitados.

¿Qué aporta el estudio de esta materia al perfil académico del alumno?

La educación religiosa es un pilar indispensable en la educación porque favorece el proceso educativo del alumnado, contribuyendo a su formación plena y desarrollo de su personalidad, especialmente su capacidad trascendental, e inculcando valores que hacen posible una convivencia libre, pacífica y solidaria.

La importancia que tiene cursar la asignatura de Religión es aportar conocimientos y valores necesarios para el desarrollo personal y social, y preparar a nuestros alumnos para el futuro desarrollando su autonomía y potenciando el espíritu crítico desde la visión cristiana. Responde a la necesidad de comprender y mejorar nuestra tradición cultural, sus expresiones y significados, en contextos plurales diversos, complementando la necesaria educación en valores humanos y cristianos.