El sacerdote Ignacio Sierra celebra sus Bodas de Plata en la parroquia de San Francisco de Córdoba.
APUNTES
Ejercicios espirituales para sacerdotes
Ya está abierto el plazo de inscripción para la próxima tanda de ejercicios espirituales para sacerdotes que tendrá lugar del 29 de agosto al 3 de septiembre, en la casa de espiritualidad San Antonio. Estarán dirigidos por Juan de Dios Larrú Ramos, religioso de los Discípulos de los Corazones de Jesús y María. Los interesados deben apuntarse en el teléfono 957 496474 (ext. 614).
VOZ DEL PASTOR
Pedid y se os dará, buscad y encontraréis
QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS:
Consuélate, no me buscarías, si no me hubieras encontrado”, dice Pascal (Pensées, 553). La búsqueda más importante de nuestra vida es la búsqueda de Dios, según el pensamiento de san Agustín: “Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti” (Confesiones, 1).
En el Evangelio de este domingo XVII del tiempo ordinario, Jesús nos urge a esta búsqueda, a esta petición, que se concreta en todos los demás aspectos de la vida, desde las necesidades materiales más elementales hasta las necesidades más espirituales y transcendentes: “Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá”.
En nuestra relación con Dios, a veces nos da reparo pedirle, nos falta confianza. Otras veces, pedimos y pedimos y no nos conceden lo que pedimos. En nuestra mentalidad automática, echar la moneda y que no salga el producto, nos lleva a la conclusión de que la máquina no funciona. O Dios no funciona, o eso de la petición no funciona, porque pedimos y no nos dan lo que pedimos. He conocido a personas que se han alejado de Dios, porque no les funciona eso de pedid y se os dará.
En el plan de Dios, la oración de petición es siempre eficaz. Dios siempre nos escucha y está abierto a nuestras peticiones. A veces no nos concede inmediatamente lo que le pedimos, porque quiere ensanchar nuestro deseo, hacerlo que crezca para recibir mejor aquello que Él nos quiere conceder. Otras veces, tarda en concederlo, porque quiere disponer nuestra voluntad o incluso cambiarla. Cuando le pedimos a Dios algo, Él no cambia su voluntad, sino que espera a concederlo para que vaya cambiando la nuestra. O incluso, aquello que pedimos no se nos concede, porque nos conviene ahora o nunca.
Termina el evangelio diciendo que Dios nos dará siempre el Espíritu Santo, a quien le pidiera algo. A veces, nosotros le pedimos algo muy concreto, muy a nuestro nivel, y Dios siempre nos da su Espíritu Santo, que está a otro nivel, pero que es el que nos irá capacitando para recibir sus dones.
Pedir significa estar necesitado. Cuando uno va sobrado por la vida, no pide. La oración de petición nos pone en humildad. Necesitamos de Dios para todo. Es Él el que nos hace capaces de afrontar la vida en todas sus dimensiones. La oración nos hace humildes, y ese es uno de los frutos infalibles de toda petición. Aunque sólo fuera por eso, hemos de pedir continuamente.
Pedir alimenta en nosotros la confianza en Dios, que puede ayudarnos. Si Jesús nos invita a pedir, es porque quiere que confiemos cada vez más en Dios. Yo no puedo, pero Él sí puede. Sea cual sea la vocación y misión que Dios nos ha encomendado, no podemos llevarla a cabo nosotros solos. Necesitamos la ayuda de Dios. Él nos encomienda una misión y nos promete su gracia. Es necesario por tanto acudir continuamente a su ayuda.
Pedir significa insistir, la petición incluye esa perseverancia en la que se nos puede ir la vida entera, pero Dios nos dará el Espíritu Santo y todo lo demás que necesitemos para vivir. La oración insistente no es porque Dios sea tacaño o dispense sus dones a cuentagotas. Dios es magnánimo, es rico en misericordia, está deseando colmarnos de sus dones. Si tarda, es porque quiere disponernos. La insistencia y la perseverancia por nuestra parte nos van disponiendo a recibir lo que Dios quiere conceder. Por eso, se nos invita a pedir, a buscar, a llamar.
Una vez que le hemos encontrado, una vez que ya hemos recibido alguna de sus gracias, eso nos estimula a seguir pidiendo, a seguir buscando. El deseo se va ensanchando, y el don de Dios podrá ser mayor.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba
II Jornada Mundial de los Abuelos y de los mayores
Maestros de la ternura
No podemos hablar de la familia sin hablar de la importancia de los ancianos en la sociedad. Nunca fuimos tan numerosos en la historia de la humanidad, pero no sabemos muy bien cómo vivir esta nueva etapa. Para la vejez hay muchos planes de asistencia, pero pocos proyectos de existencia. Las personas mayores tenemos una sensibilidad especial para el cuidado, para la reflexión y el afecto. Podemos llegar a ser maestros de la ternura. ¡Y cuánto¡ Necesitamos, en este mundo acostumbrado a la guerra, una verdadera revolución de la ternura. Y en esto tenemos una gran responsabilidad hacia las nuevas generaciones. Recordemos: los abuelos y los mayores son el pan que alimenta nuestras vidas y la sabiduría escondida de un pueblo. Por esto es preciso celebrarlo, y he establecido una jornada dedica a ellos. Recemos por los ancianos, que se convierten en maestros de ternura para que su experiencia y sabiduría ayude a los más jóvenes a mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad.
Papa Francisco
La hija de Jairo
Ana Muncharaz Rossi
«Cafarnaúm, mi pequeña ciudad frente al mar, con sus calles estrechas, el mercado, sus fuentes y encrucijadas… La sinagoga en el centro, la casa de mis padres, con varios patios y estancias para mi familia y los criados… La aduana, en la que los publicanos cobraban los impuestos; y el caravasar, en el que se detenían mercaderes y viajeros. Algo más alejado, el acuartelamiento de la guarnición romana, mandada por un centurión. Y el mar de Galilea. Azul. Brillante. Lleno de vida. Arrullado por la brisa y azotado por las tempestades. El que veían mis ojos todas las mañanas y en el que se perdían admirando su belleza mientras alababa a Yahvé, creador de aquel paraje que sosegaba mi alma y animaba mi espíritu. Mis padres hubieran deseado un niño, pero se conformaron conmigo. Muy pronto los defraudé en lo que se refiere a ser una buena judía: no era una niña dócil, no me dejaba sujetar por las tradiciones… A los diez años comencé a escuchar las conversaciones que los visitantes mantenían con mi padre, algo prohibido para cualquiera, y más para una mujer. Mi curiosidad me llevó a adquirir una capacidad de observación que me ha servido a lo largo de mi vida. Poco antes de cumplir doce años, un acontecimiento cambió mi vida. Por aquellos días llegó a Cafarnaúm un hombre. Decían que se trataba de un artesano o un carpintero, alguien sin relevancia. Su nombre era Jesús, hijo de José, y venía de una pequeña aldea del interior llamada Nazaret…».
El libro está disponible en la Librería Diocesana. Puede realizar su pedido a través del correo electrónico libreria@diocesisdecordoba.es o a través de WhatsApp 655 156 557.
AL TRASLUZ
ANTONIO GIL. Sacerdote
"Contemplando al beato Padre Cristóbal..."
El 24 de julio, las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, Franciscanas, viven la jornada luminosa del día de su fundador, el Padre Cristóbal de Santa Catalina, cuya beatificación fue la primera que se celebraba en la Catedral de Córdoba, en aquella mañana radiante, el Domingo de la Misericordia, del año 2013, presidida por el cardenal Angelo Amato, en representación del Papa Francisco.
El sacerdote Cristóbal de Santa Catalina había llegado a Córdoba desde su Mérida natal, dirigiéndose a la serranía cordobesa, proclamando sus más hondas señas de identidad: «Soy un pecador que viene buscando quien le enseñe a amar a Dios por el camino de la penitencia, porque no tiene otro el hombre que ha pecado». El Padre Cristóbal purificó su vida en el silencio del desierto, como ermitaño, hasta que se interna en la capital cordobesa, en diálogo ininterrumpido con Dios, para curar heridas, acompañar a enfermos y aliviar tristezas y aflicciones. En palabras del obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, «el amor de Dios fue el faro que orientó su peregrinación por esta tierra, infundiéndole una gran paz interior, que nadie logró turbar».
En su fiesta, felicitamos a las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, que encarnan hoy el espíritu de su fundador, en la generosa entrega a las personas más necesitadas.
SÍNODO DE LOS JÓVENES
ÁNGELA LÓPEZ
«El Sínodo me está sirviendo para aumentar mi fe»
¿Qué te animó a participar en el Sínodo de los Jóvenes de Córdoba?
Lo que me animo a mí a participar en el Sínodo de los jóvenes fue mi catequista, Ana Roldan, que en confirmación nos propuso esta idea a mi grupo y a mí y decidimos que si porque queríamos seguir formándonos en la fe y aprender más cosas sobre Jesús.
¿Qué te parece esta iniciativa de la Diócesis para los jóvenes?
Me parece súper bien esta iniciativa que ha tomado la Diócesis porque gracias a esto puedes aprender muchas cosas sobre Jesús y aumentar tu fe.
¿Qué puede aportar este Sínodo a tu vida de fe?
A mi este Sínodo me ha servido para aumentar mi fe en Cristo y convertirme en mejor persona.
¿Cómo trabaja tu GPS habitualmente?
Mi GPS trabaja rezando por la mañana y por la noche para darle a Jesús las gracias por todo lo que hace por mí porque sin Él no seriamos nada, en las reuniones de catequesis dialogábamos sobre los videos de “Por muchas razones” donde aprendías muchas cosas sobre Jesús. También organizábamos en la parroquia rosarios de antorchas en los cuales cada uno rezaba un misterio del rosario y cantábamos el Ave María de Fátima, y muchas más cosas. Cuando me confirmé comencé a ser catequista en mi parroquia donde ayudé a una catequista a dar catequesis, me encantaba dar la catequesis porque en aquellos niños traviesos había un corazón muy grande y aprendías muchas cosas con ellos también, cuando yo les explicaba las cosas creía que no estaban pendientes de lo que le estaba explicando pero luego resulta que se habían enterado de todo y yo me quedaba sorprendido cuando me contaban todo lo que le había explicado, cuando terminamos la catequesis se nos ocurrió una idea y fue crear un grupo de niños que ya hubiesen hecho la comunión y a ese grupo le pusimos el nombre “EXPLORADORES” y, ¿por qué elegimos ese nombre? Pues este nombre lo elegimos porque queríamos formar un grupo para que los niños que hubiesen hecho la comunión siguiesen explorando a Jesús y seguir aprendiendo cosas de Él.
¿Sientes que la Iglesia diocesana cuenta contigo?
Yo siento que la iglesia diocesana cuenta conmigo porque sin este Sínodo no tendría la fe que tengo ahora.