Las I Jornadas de Cultura y Patrimonio Sacro de Córdoba pusieron punto y final el pasado fin de semana tras un intenso programa de actividades que se han desarrollado en diversas parroquias de la Diócesis.
APUNTES
Donativo del Nazareno de La Rambla
La Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno de La Rambla ha hecho entrega de un donativo de más de 1.000 euros a la Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias A.F.A. La Rambla, dentro del programa de Obra Social y Caridad del Año Jubilar.
VOZ DEL PASTOR
¿Quién es mi prójimo?
QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS:
Jesús nos propone este domingo XV de tiempo ordinario la parábola del buen samaritano, a propósito de una pregunta que le hicieron sus contemporáneos y que nosotros mismos nos hacemos muchas veces. Quién es mi prójimo, de quién me tengo que ocupar, a quién tengo que atender.
La respuesta es muy sencilla: tu prójimo es aquel a quien tú, movido por la caridad de Cristo, te acercas. Prójimo no es porque él está cerca de ti, sino porque tú te acercas a él. Y hoy, en esta aldea global en la que vivimos, uno puede acercarse al otro de mil maneras. Hoy no nos es lejana el hambre del Sahel, ni los que pasan todo tipo de calamidades por la guerra de Ucrania o de Nigeria, o las inundaciones de Bangladesh y las desgracias de Haití. Y las necesidades de tantas personas que viven a la puerta de al lado. Las noticias nos ponen delante de los ojos todos los días y a todas horas situaciones límite, de extrema gravedad, a las que quizá nos hemos acostumbrado y no reaccionamos como el buen samaritano.
Jesús tipifica con gran pedagogía distintas maneras de reaccionar ante las necesidades de los demás. Hay quienes no ven lo que ocurre, porque miran a otro lado. Hay quienes viéndolo, pasan de largo. Y hay quienes miran, ven, se compadecen y actúan en consecuencia.
Ciertamente no estamos llamados a remediar todos los males del mundo. Cuando pensamos así, nos agobiamos, porque no somos omnipotentes. Omnipotente sólo es Dios. Los males del mundo, particularmente los males de las personas, se nos presentan a los ojos para provocar nuestra caridad, y dar lo mejor de nosotros mismos. Los males cercanos o lejanos a los que nos acercamos son una provocación a nuestra manera de vivir, a nuestra manera de usar los bienes de este mundo, a nuestra comodidad y egoísmo.
Con toda humildad, nos acercamos al que sufre por cualquier causa, y podemos aliviarle su sufrimiento. Aligerando su peso porque cargamos nosotros con parte de ese peso, de manera que al compartirlo se hace más ligero, dándole el sentido redentor que en Cristo tal sufrimiento adquiere, y, cuando el sufrimiento procede de la injusticia humana, luchando para que erradicar las causas que lo provocan.
El buen samaritano se abajó de su cabalgadura, se interesó por aquel hombre apaleado, despojado y dejado en la cuneta de la vida, sanó sus heridas con aceite y vino, lo tomó sobre sus hombros para cargarlo en su cabalgadura y lo llevó a la posada, saliendo fiador del precio de su estancia allí.
Esta parábola es un autorretrato del mismo Jesús y de su obra redentora. Jesús se ha abajado hasta nosotros, incluso despojándose de su rango, y lo ha hecho por amor a cada uno de nosotros. En nosotros no ha visto especiales cualidades ni ningún provecho para él. Se ha acercado a nosotros por puro amor suyo y se ha mojado en atendernos, cuando estábamos desahuciados y sin ninguna solución. Nos ha sanado con los sacramentos, ha cargado sobre sí el peso de nuestros males (culpables o inculpables) y nos ha llevado a la posada, que es la comunidad cristiana, la Iglesia.
“Anda y haz tú lo mismo”, termina diciéndonos Jesús. La actitud cristiana, la actitud que Jesús quiere prolongar en nuestra vida es esa. Acercarse al que sufre, porque es nuestro prójimo, compartir sus sufrimientos, abandonando nuestra vida cómoda, ofrecerle lo que esté a nuestro alcance, que es muchísimo aunque no seamos omnipotentes, e incorporarlo a la comunidad eclesial, donde sea acogido y amado para seguir su camino de rehabilitación.
Hoy se nos pide una Iglesia samaritana, capaz de detectar con sensibilidad evangélica las necesidades de nuestros hermanos y salir al encuentro de ellos con las actitudes de Jesús, el buen samaritano.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba
Experiencia decisiva de Dios
El principio del verano en Córdoba lleva 40 años ligado a las Colonias Vocacionales, un campamento en que niños y jóvenes encuentran “oración, catequesis, deporte, talleres, excursiones, veladas, piscina e incluso un día de playa”, como explica Antonio Prieto, que ha sido rector del Seminario once años. Casi todo lo hace parecido a un campamento al uso de verano salvo que “el hilo conductor es la vocación sacerdotal”. Para Antonio Prieto las Colonias tienen “ese misterio insondable de Dios que llama a un niño o a un adolescente para que siga más de cerca a Jesucristo y quiera configurarse con Él como cabeza y pastor de la Iglesia”
De libros, padres e hijos
Miguel Sanmartín
Este libro de Miguel Sanmartín ofrece una elaborada guía de lecturas para niños y adolescentes. Incluye grandes libros de todos los tiempos, y también otros que contribuyen a que el amor a la lectura no naufrague ante las primeras olas.
Hay en él hadas y maravillas, disparates y fantasía épica, imaginación asombrosa y viejas leyendas sobre el coraje heroico. Hay relatos de viajes extraordinarios, y de lucha generosa por ideales grandes. Y hay también sitio para historias sobre el valor de la familia, la maduración y el amor y entrega a los demás.
El libro está disponible en la Librería Diocesana. Puede realizar su pedido a través del correo electrónico libreria@diocesisdecordoba.es o a través de WhatsApp 655 156 557.
AL TRASLUZ
ANTONIO GIL. Sacerdote
Las vacaciones de un cardenal
El verano nos brinda un tiempo para el descanso, un período de vacaciones. Es necesario detenernos un poco, cambiar de actividad, encontrar paisajes que nos pongan en contacto con la naturaleza, y sobre todo, tiempo para la contemplación, para la oración, para la lectura. Hace unos días, el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, nos ofrecía su «hoja de ruta vacacional» que puede servirnos de orientación para organizar nuestras vacaciones. Detallaba con precisión lo que haría en sus jornadas de descanso: «Marcho a mi pueblo, Sinarcas, a descansar, rezar, gozar del trato con el Señor más distendido y amplio, leer, escribir lo que no he podido escribir durante el curso o reflexionar preparando el próximo curso, estar y disfrutar de la familia, de mis sobrinos, de mi cuñado y de mi hermana, la persona a la que más quiero y debo de este mundo, ayudaré al cura de mi pueblo, don Gilberto. Pero no os olvidaré, todo lo contrario, os tendré en todo muy presentes, especialmente en la oración y la eucaristía, gozaré del don de Dios, de la naturaleza y del «tiempo» de Sinarcas, que es único allí. Una vez más, me sentiré lleno de paz, sin prisas ni agobios, gozando del Señor y de la compañía de los cercanos y próximos, porque todo es gracia suya, don suyo».
Me ha encantado la «hoja de ruta» de las vacaciones de un cardenal. La cita es larga pero vale la pena repasar y reflexionar sobre esos «puntos» que monseñor Cañizares señala como primordiales para su descanso, mientras resuena en nuestros oídos el eco de las palabras del Señor: «Venid vosotros conmigo a descansar un rato…». Al fin, Jesús nos acompaña también en nuestro descanso.
SÍNODO DE LOS JÓVENES
ÁNGELA LÓPEZ
«Los jóvenes sentimos que la Iglesia nos necesita»
¿Qué te animó a participar en el Sínodo de los Jóvenes de Córdoba?
La idea de hacer un “camino común” entre los jóvenes de la Diócesis, me pareció una gran oportunidad para volver a sentirme parte de la Iglesia así que no dudé en unirme al grupo que estaba empezando a formarse en mi parroquia. Además, el trabajar una serie de catequesis para finalizar todos juntos en la JMJ, se me presentó como una forma de vivir de verdad en comunidad y de sentirnos acompañados por la Iglesia.
¿Cómo trabaja tu GPS habitualmente?
Solemos reunirnos una vez en semana para recibir catequesis y continuar formándonos en la fe. También vamos juntos a adoraciones y llevamos a cabo actividades como verbenas, excursiones, etc. con la finalidad de conocernos más y vivir unidos en los valores del evangelio.
¿Qué te parece esta iniciativa de la Diócesis para los jóvenes?
Me parece fantástica porque nos hace ver que no somos un grupo pequeño de jóvenes que intentamos nadar a contracorriente, sino que somos muchos y tenemos una misión común que defender.
¿Qué puede aportar este Sínodo a tu vida de fe?
Lo que más me puede aportar es valentía ya que al sentirme parte de una comunidad, me hace ver que hay más gente como yo y que la Iglesia está viva de verdad.
¿Sientes que la Iglesia diocesana cuenta contigo?
Sí, ya que con la iniciativa del Sínodo, los jóvenes podemos sentir que formamos parte de una Iglesia que nos necesita y que trata de incluirnos cada vez más en sus actividades ya que como dijo el Papa Francisco, los jóvenes “no tienen la experiencia de los grandes, pero tienen el ‘olfato’ del discípulo amado.” Somos una generación dispuesta a seguir a Jesús y eso es lo que nos caracteriza a los jóvenes cristianos que seguimos a la Iglesia y hace que esta cuente con nosotros.