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NÚMERO 784 • 24 DE ABRIL DE 2022

Un legado
bibliográfico
único en Europa

EXPOSICIÓN «LA BIBLIA Y LOS HUMANISTAS.
UN VIAJE A LA CULTURA DEL SIGLO XVI»

TIEMPO DE PASCUA EN LA DIÓCESIS • «HEMOS NACIDO PARA LA ALEGRÍA»

APUNTES

Consejo Diocesano de Laicos

El sábado 23 de abril, a las 10:00 horas, tendrá lugar la segunda reunión del Consejo Diocesano de Laicos de este curso pastoral, en el Centro de Magisterio Sagrado Corazón.

Asamblea Plenaria

El sábado 23 de abril, a las 10:00 horas, tendrá lugar la segunda reunión del Consejo Diocesano de Laicos de este curso pastoral, en el Centro de Magisterio Sagrado Corazón.

Premio de poesía mística

El obispo de Córdoba asistió a la entrega del premio de poesía mística de la Fundación Fernando Rielo. El autor cordobés Daniel Cotta se hizo con el galardón por su obra “Donde más amanece”.

La HOAC de Córdoba celebrará el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo con una concentración el próximo 22 de abril, a las 20:00 horas, en el Bulevar Gran Capitán.

VOZ DEL PASTOR

Resucitó, como había dicho

QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS:

El centro vital de nuestra fe es una persona: Jesucristo. Y éste resucitado. La vida cristiana se ha puesto en marcha a partir de la victoria de Cristo sobre la muerte, sobre el pecado, sobre Satanás. Es lo que celebramos de manera solemne una vez al año, y luego vamos celebrando cada domingo. Cristo resucitado llena de alegría la faz de la tierra.

La resurrección de Cristo es un hecho histórico que desborda la historia y que anticipa la plenitud de esa historia. Jesucristo es el centro del cosmos y de la historia humana. Este hecho sucedió hace dos mil años y ha cambiado radicalmente la historia humana.

Sucedió que el primer día de la semana, las mujeres fueron al sepulcro para terminar de embalsamar el cadáver que habían depositado allí el viernes, descolgándolo de la Cruz. Iban preocupadas sobre quién les movería la piedra, y al llegar encontraron la piedra corrida y el sepulcro abierto. Entraron asustadas y un ángel les anunció: No está aquí ha resucitado. Por la cabeza les pasó de todo, de si habían robado el cadáver de Cristo, de dónde habría ido a parar. En fin, fue el mismo Jesús el que les salió al encuentro para confirmarles que él ya no estaba entre los muertos, sino que había resucitado.

Ellas fueron a decirlo a los apóstoles, a Pedro y a Juan, que corrieron al sepulcro. Y también constataron que el cadáver no estaba allí, pero ya percibieron que el sudario y las vendas estaban intactas de manera rara. Por un lado, el sepulcro vacío. Por otro, algo grande había pasado. Entraron, vieron y creyeron. Y Jesús ese mismo día se hizo el encontradizo con los discípulos de Emaús, que volvían descorazonados a casa. Los acompañó durante varias horas de camino y fue explicándoles las Escrituras hasta quedarse con ellos, que le reconocieron al partir el pan.

El Resucitado se fue apareciendo sucesivamente a unos y a otros: a los apóstoles en el Cenáculo, a las mujeres junto al sepulcro, a María Magdalena, a los discípulos de Emaús en el camino de aquella tarde, a los discípulos junto al lago. En fin, a más de quinientos hermanos, según nos certifica san Pablo. No le reconocen a la primera, sino que lo reconocen cuando él se da a conocer. Y a todos se les va llenando el corazón de inmensa alegría. No pueden creerlo, las sucesivas apariciones les van cerciorando que es verdad. Y durante cuarenta días, en un lugar y en otro, el Resucitado da muestras de que ha vencido la muerte y ha inaugurado una vida nueva para él y para nosotros.

Esta alegría es la que anuncia la Iglesia en esta gran fiesta del año, para hacernos partícipes de esta nueva vida por los sacramentos. No hay fe verdadera, no hay fe personal hasta que no hay un encuentro personal con el Resucitado.

Él quiere salir a nuestro encuentro en estos días santos de Pascua. Durante cincuenta días la Iglesia celebra este acontecimiento en su liturgia, llena de aleluyas y de gozo.

Entremos en el gozo de Cristo gozoso. Él ya no está sometido a la muerte ni al sufrimiento. Él está cerca de los que sufren con su aliento vital, con el aliento de quien ha superado la muerte. Pero él vive gozoso y quiere llenar nuestra vida de ese gozo inagotable que brota de su corazón vivo y glorioso.

La lucha de la vida, llena de pruebas y tentaciones, ha sido superada con éxito. Cristo resucitado es Cristo victorioso, vencedor del pecado, de la muerte y del demonio. Ha habido sangre en esta lucha, pero el resultado es una victoria irreversible.

La alegría del cristiano tiene su fundamento en la resurrección del Señor. Mientras caminamos en esta vida terrena, estamos sometidos a tantas limitaciones. Pero estamos llamados a vivirla con una esperanza firme y con un tono sereno de victoria.

Cristo ha resucitado, aleluya. Verdaderamente ha resucitado, aleluya.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

EXPOSICIÓN “LA BIBLIA Y LOS HUMANISTAS. UN VIAJE A LA CULTURA DEL SIGLO XVI”

ABIERTA HASTA EL 2 DE JUNIO

Un legado bibliográfico único en Europa

El texto de la Biblia fue objeto de una profunda revisión en el periodo renacentista, bajo el influjo del movimiento intelectual denominado humanismo. La exposición “La Biblia y los humanistas. Un viaje a la cultura del siglo XVI” presenta una colección de 44 obras para hacer un viaje cultural a ese siglo y comprender el influjo del humanismo en España en relación a la aproximación intelectual a los textos bíblicos en este periodo histórico. Con dos sedes, esta muestra abre al conocimiento de la ciudadanía el legado bibliográfico de la Biblioteca Diocesana de Córdoba y el Convento de los Carmelitas descalzos, unos de los más importantes de Europa

Seguir leyendo
LIBRERÍA DIOCESANA

Jesús resucitado según los relatos pascuales

Armando Noguez Alcántara
Editorial Verbo Divino

El libro aborda la propuesta evangelizadora de los relatos pascuales desde tres perspectivas básicas, que ayudan a comprenderlos como “narraciones” que organizan los acontecimientos de la Pascua en una trama con su marco narrativo y sus personajes, para despertar el interés e interpelar al auditorio; “interpretaciones” de la historia pascual de los discípulos de Jesús, y de los textos que elaboraron, para proponer el sentido teológico de sus experiencias con el Resucitado; así como un “mensaje evangelizador” dirigido a las comunidades cristianas para animar y orientar su vida con la buena noticia de que Jesús resucitó, afrontando los desafíos de su propio contexto.

Con esta herramienta de estudio, los grupos cristianos podrán profundizar en su fe y motivarse a seguir el camino de Jesús que pasó por la cruz, pero que culminó con su resurrección.

El libro está disponible en la Librería Diocesana. Puede realizar su pedido a través del correo electrónico libreria@diocesisdecordoba.es o a través de WhatsApp 655 156 557.

AL TRASLUZ

ANTONIO GIL. Sacerdote

¡Detente, el Señor ha resucitado!

Así titulaba el papa Francisco, una de sus homilías pronunciada el Domingo de Resurrección: “¡Detente, el Señor ha resucitado!”. Y la Iglesia no cesa de decir a nuestras derrotas, a nuestros corazones cerrados y en vilo: “Deteneos, ¡el Señor ha resucitado!”. Y subraya el pontífice con fuerza: “Jesús ha resucitado, está vivo, está aquí, entre nosotros, y este es un admirable misterio de salvación que tiene capacidad de transformar los corazones y la vida”. Podemos hablar en estos momentos de la resurrección de las tres “íes”: “Ilusión, ideales, importante antes que urgente”.

Primero, la ilusión, el entusiasmo, las ganas de vivir y de luchar. El papa Juan Pablo II nos hablaba, a propósito de la Nueva Evangelización, del “nuevo ardor”, es decir, de la sonrisa luminosa de la ilusión. Segundo, los ideales. Un ideal es siempre una “idea iluminada por la fe”. Un ideal conquista, arrastra, cristaliza en nuevas acciones encaminadas a la transformación y mejora del mundo. Tercero, lo “importante, antes que lo urgente”. Ocurre con frecuencia, vamos a lo práctico, a lo que interesa, y dejamos a un lado lo que de verdad importa.

En Cristo resucitado, la Luz ha triunfado sobre la oscuridad; la Verdad sobre la mentira; y el Amor sobre el odio”. Es en Cristo donde está la victoria: “Victoria tú reinarás, oh cruz tú nos salvarás”.

SÍNODO DE LOS JÓVENES

FRANCISCO SALAS

Francisco Salas pertenece al grupo joven San Juan de la parroquia Purísima Concepción de Fuente Palmera

«Gracias al Sínodo he encontrado el amor de Dios»

¿Qué te animó a participar en el Sínodo de los Jóvenes de Córdoba?

La necesidad del amor de Dios. Todos estamos necesitados de este amor, el más puro y verdadero. El mundo en que vivimos requiere del Señor, y en especial los jóvenes, que lo necesitamos para que nos alumbre nuestro camino aun por recorrer. Bien es verdad que no dejamos que actúe en nuestras vidas; afortunadamente, participando en el sínodo, Él llega a nosotros por medio de otros jóvenes en nuestra misma situación.

¿Cómo trabaja tu GPS habitualmente?

Solemos reunirnos una vez a la semana donde tratamos la temática propuesta para el sínodo. También nos gusta tener catequesis sobre temas que a los jóvenes nos provocan curiosidad e inquietud, tratándolos desde un punto de vista crítico. Una vez al mes tenemos adoración del Santísimo, algo que se ha convertido en parte fundamental en la vida de nuestro grupo.

¿Qué te parece esta iniciativa de la Diócesis para los jóvenes?

Me parece una iniciativa muy acertada, una manera perfecta para llevarnos a los jóvenes al Señor. Nos ayuda enormemente, puesto que tenemos que hacer frente al mundo en que vivimos, en el que cada día es más complicado llegar al Señor, pero gracias a esta iniciativa, se nos abre una puerta enorme para llegar a Él, y así nosotros llevarlo a quienes carecen del amor de Dios y lo necesitan.

¿Qué puede aportar este Sínodo a tu vida de fe?

Son muchas cosas las que aporta a mi vida de Fe: sabiduría, pues como cité antes, resolvemos nuestras preocupaciones e inquietudes, llevándonos así a aprender en el Señor. Reitero, una de las cosas más importantes que me puede aportar el participar en el sínodo es encontrar el amor de Dios, y es aquí donde me doy cuenta que el Señor me quiere, de una manera cercana.

¿Sientes que la Iglesia diocesana cuenta contigo?

Sí, totalmente. Siento que mis propuestas son escuchadas y meditadas, y es gracias a participar en el sínodo, que actúa como altavoz nuestro. Y si nos damos cuenta, poco a poco nuestras propuestas van siendo resueltas y es ahí donde realmente noto que la Iglesia diocesana nos escucha a todos los jóvenes, viendo que formamos parte importante la Iglesia.