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NÚMERO 757 • 10 DE OCTUBRE DE 2021

BEATIFICACIÓN DE 127 MÁRTIRES DE LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN ESPAÑA. 1936-1939

Familiares de mártires, herederos del perdón y la concordia

VOZ DEL PASTOR | NUESTROS MÁRTIRES, INSCRITOS EN EL LIBRO DE LA VIDA

APUNTES

Santa María Madre de la Iglesia acoge una misa ortodoxa

La parroquia de Santa María Madre de la Iglesia celebró el pasado sábado la misa ortodoxa georgiana. La eucaristía se celebra cada tres meses y, en esta ocasión, al final de la misma se celebró un Bautismo.

Nueva Carteya celebra el día de la Patrona

La Parroquia de San Pedro Apóstol de Nueva Carteya celebró las fiestas patronales en honor a la Virgen del Rosario.

Misa con la Guardia Civil

El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ofició la misa el pasado domingo junto al Cuerpo de la Guardia Civil, en la Santa Iglesia Catedral, con motivo de la celebración de la semana de la Guardia Civil y la fiesta de su patrona, la Virgen del Pilar.

Primer Preseminario del curso en el Seminario Menor

El primer Preseminario del curso se celebró el pasado fin de semana en el Seminario Menor. Los participantes disfrutaron de unos días de convivencia, formación y oración.

Ejercicios de Apostolado de la oración

Apostolado de la Oración celebró una tanda de Ejercicios Espirituales al comienzo del curso, del 1 al 3 de octubre, en la casa de espiritualidad de San Antonio, dirigidos por Carlos Gallardo.

El encuentro anual de la Delegación de Misiones tuvo lugar en la parroquia Ntra. Sra. de la
Consolación el pasado 3 de octubre.

VOZ DEL PASTOR

Nuestros mártires, inscritos en el Libro de la Vida

QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS:

Han pasado 85 años de aquel momento supremo, en el que cada uno de nuestros mártires entregó su vida por Cristo en una muerte cruenta, producida por el odio contra Dios y contra la religión católica. Cada uno de ellos aceptó este sacrificio supremo con un amor más grande, que hace olvidar la crueldad del suplicio, y ahora son presentados en medio de la Iglesia como un testimonio vivo de vida cristiana y como intercesores ante Dios para nuestra diócesis de Córdoba.

El próximo 16 de octubre, Dios mediante, en la Catedral de Córdoba serán beatificados 127 mártires de la diócesis de Córdoba en solemne celebración presidida por el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, que lo hace en nombre y con la autoridad del Papa Francisco. Es un momento precioso, en el que la Iglesia madre glorifica a sus hijos, que a su vez engalanan a la Iglesia Esposa para presentarse llena de gloria ante su Esposo Cristo. Es un acto directamente pontificio, es decir, del Papa Francisco, que envía un delegado para celebrarlo en Córdoba. Es por tanto, un momento de profunda comunión eclesial con el Papa y con los santos del cielo.

Ellos quedarán inscritos en el Libro de la Vida del Cordero (cf Ap 21,17). Ellos “no amaron tanto su vida que temieran la muerte” (Ap 12,11).

“¿Quiénes son estos y de dónde vienen?: estos son los que vienen de la gran tribulación, han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero… y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos” (Ap 7,13ss). Los ojos de la fe y del amor nos hacen contemplar esta muchedumbre de mártires, que se unen a otros grupos que van siendo glorificados, con verdadera emoción e incluso conmoción espiritual.

En la profunda comunión de los santos, en esa solidaridad que Cristo ha establecido por su encarnación, nos sentimos agraciados con esta nube inmensa de testigos, que estimulan nuestra fe: “En consecuencia, teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos con constancia en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, que en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” (Hbr 12, 1-2). Y junto a él, con su Madre santísima están nuestros mártires. A la larga lista de mártires que Córdoba ha dado a la Iglesia, se unen estos recientes, cuyos parientes y conocidos viven entre nosotros, y de cuya intercesión participamos todos.

En ellos se verifica el misterio pascual de Cristo, su muerte y resurrección. En ellos se cumple esa realidad que tanto nos cuesta asumir:

“¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?” (Lc 24, 25-26). Verdaderamente nuestros mártires han entrado en la gloria eterna por el camino del sufrimiento, -y qué sufrimiento-. Ahora, ellos y nosotros gozamos con la gloria de la que disfrutan, “pues considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará” (Rm 8, 18). Pensar en ellos llena nuestro corazón de alegría espiritual.

Invito a toda la diócesis de Córdoba a prepararse y vivir este momento de gracia especial para la Iglesia, y particularmente para nuestra diócesis. No es uno, y ya merecería la pena. Son 127. Dejemos a un lado cualquier postura mezquina y corta de miras. Ampliemos la mirada, para ver en el horizonte a esta nube inmensa de testigos, que nos estimulan en el camino de nuestra vida cristiana. Os invito también a la Vigilia que celebraremos en la víspera y a la Misa de acción de gracias, que celebraremos el domingo siguiente. Todo en la Catedral, templo principal de la diócesis.

Que ellos nos bendigan desde el cielo a todos los que aún peregrinamos por la tierra.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

BEATIFICACIÓN DE 127 MÁRTIRES DE LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA ENTRE 1936 Y 1939

Familiares de mártires, herederos del perdón y la concordia

Los 127 mártires que serán beatificados el próximo 16 de octubre en la Catedral de Córdoba son historia viva de nuestra Iglesia diocesana. Ellos cimentaron con fe sencilla una comunidad cristiana en Córdoba que hoy mira su legado con gratitud y admiración. Convertidos en ejemplo de seguimiento a Cristo y, transformados por el perdón por una muerte impuesta por la persecución y odio a su fe, también sembraron en sus familias la semilla de la reconciliación. Son los descendientes de 127 mártires que asisten a la glorificación de sus antepasados más recientes, apenas separados por una generación, los que nos hablan de cómo aprendieron a perdonar en sus casas para enaltecer la memoria de sus tíos abuelos o padres, quienes supieron morir amando

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LIBRERÍA DIOCESANA

Mártires y santos, en el centro de la historia

DEL VATICANO II A GAUDETE ET EXSULTATE

Juan Antonio Martínez Camino

Ediciones Encuentro

Los mártires y todos los santos constituyen la médula de la historia, pues en ellos la aventura humana alcanza ya su meta. Quien pregunte por el sentido de la historia, allí encontrará respuesta.

Los mártires del siglo XX dicen por qué esa época de campos de exterminio y guerras totales no fue un puro absurdo. Los Apóstoles y los mártires romanos revelan el secreto de la nueva civilización emergente, de la que san Agustín y san Benito son ya fruto granado. Domingo y Francisco traen una renovación carismática que en Buenaventura y Tomás de Aquino encuentra su expresión teológica. En la época de los grandes viajes Ignacio de Loyola y Teresa de Jesús redescubren el aliento universal de la misión de Cristo. La evangelización del mundo globalizado de hoy mira a tres grandes mujeres: Teresa de Lixieux, Teresa Benedicta de la Cruz y Teresa de Calcuta.

En este libro se ensaya una historia hagiocéntrica de la Iglesia, pautada por los santos y sus misiones, más que por papas, obispos y concilios. Es una historia aún por hacer, pero exigida por la enseñanza del Vaticano II y de Gaudete et exsultate, que asume la teología de un Balthasar y un Ratzinger.

El libro está disponible en la Librería Diocesana. Puede realizar su pedido a través del correo electrónico libreria@diocesisdecordoba.es o a través de WhatsApp 655 156 557.

AL TRASLUZ

ANTONIO GIL. Sacerdote

Preparando la beatificación de nuestros mártires

La Diócesis de Córdoba prepara la próxima beatificación de sus 127 mártires, que tendrá lugar el 16 de octubre, en la Santa Iglesia Catedral, presidida por el cardenal Marcello Semeraro, quien actuará como delegado del papa Francisco. A lo largo de la próxima semana habrá diversos actos: el 13 de octubre, una conferencia del obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, sobre la persecución religiosa en España, entre 1934 y 1939, con posterior coloquio. Y el 15 de octubre, a las 7 de la tarde, en el Patio de los Naranjos, Vigilia de oración, con el rezo del rosario y la presencia de la Delegación de la Juventud, protagonizando un “Adoremus” extraordinario. “Los mártires, ha subrayado con fuerza nuestro obispo, Demetrio Fernández, son un ejemplo de cómo se ama hasta la muerte perdonando”. Se ha llegado a afirmar que el siglo XX ha producido más mártires cristianos que el conjunto de los otros diecinueve que le precedieron. El papa Juan Pablo II llegó a escribir: “En nuestro siglo XX han vuelto los mártires, con frecuencia desconocidos. En la medida de lo posible no deben perderse sus testimonios en la Iglesia”.

Córdoba recuerda fervorosamente a sus 127 mártires, elevados como beatos a los altares. Lo sabemos bien: el martirio puede ser cruento, o cotidiano e incruento. Esta persecución tiene tres grados: discriminación, discriminación con indicios de persecución, y persecución abierta. Aprendamos su bellísimo mensaje, expresado por el papa Francisco: “El martirio es el aire de la vida de un cristiano, de una comunidad cristiana”. ¡Participemos con alegría en la beatificación!

«Las Descalzas» de Aguilar (II):
Génesis de su fundación

Fechado en Aguilar a 30 de abril de 1668 y ante el escribano Francisco de Herrera, don Rodrigo de Varo concertaba escritura de fundación con el Provincial de la Orden, fray Blas de San Juan Bautista, aceptando las condiciones aprobadas el 22 de septiembre de 1677 en el Definitorio General de Ávila y expresadas en la Patente y Licencia que despachó fray Esteban de San José –a la sazón, Padre General del Carmelo–, en base a la «devoción que hemos conocido tener a nuestro Santo Hábito en la villa de Aguilar, en el obispado de Córdoba, y por el fruto que en las Almas se espera hacer en ella…». Así, don Rodrigo de Varo debía afrontar el estricto cumplimiento de las siguientes cláusulas:

1.- Adquirir y levantar el convento, iglesia y huerta del tamaño que sea construida y costumbre en los demás convento de Religiosas de la Orden; respecto a la iglesia y convento, debía ejecutarse según el diseño que se proporcionara y que sería de alguno de los tracistas del Carmelo;

2.- Adornar de dicha Iglesia con retablos para el altar mayor y colaterales, y de reja que divida la capilla mayor del cuerpo de la Iglesia, todo también según delineamiento de dicho tracista;

3.- Proveer de todos los ornamentos que sean menester para el culto divino de los cinco colores que usa la Iglesia, con todo lo que a cada color pertenece, para ser cumplido en el altar mayor y dos colaterales, púlpito y facistol;

4.- Abastecer de cálices, patenas y custodia de plata sobredorada para el Santísimo Sacramento en que sea llevado en las procesiones y esté patente en las festividades, y relicario en que Su Majestad se reserve y guarde en el Sagrario;

5.- Suministrar de todas las alhajas necesarias para las oficinas del Convento (Sacristía, Ropería, Enfermería, cocina y otras);

6.- Entregar 20.000 ducados en tierras y otras heredades y algunos censos, todo apreciado y asegurado a satisfacción de la persona o personas que señalare la Religión; y

7.- Establecer renta perpetua y suficiente para un Capellán que asista cada día a decir Misa a las Religiosas, y administrarle la Sagrada Comunión todos los días que señalan sus Constituciones. Dicho Capellán sería nombrado por la Madre Priora, con intervención del Padre Provincial, y, llegado el caso, ambos podrían despedirle sin darle causa ni razón, y nombrar a otro todas las veces que estimasen necesarias.

Virgen del Carmen, Protectora del Carmelo

A los pies de la iglesia, se encuentra un óleo sobre lienzo de 248 x 334 centímetros, de principios del Setecientos, que representa a la Virgen del Carmen según la visión teresiana de la «Virgen del manto». Dicha iconografía de María como «Mater Misericordiae», presente en otras órdenes religiosas, arrastra del Medievo y viene a simbolizar la protección y mediación de la Virgen a la Orden.