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NÚMERO 739 • 2 DE MAYO DE 2021

SEMANA LAUDATO SI’

El cuidado de la casa común

del 16 al 24 de mayo

JOSÉ RAMÓN GODINO «SAN JUAN DE ÁVILA ME HA ENSEÑADO A AMAR EL SACERDOCIO»

APUNTES

Debate con jóvenes en 7 TV

El obispo de córdoba, monseñor Demetrio Fernández, participó el martes 27, en un debate con jóvenes en la cadena 7 TV, en el que se abordaron temas de gran interés. Se puede ver en https://www.delejuventudcordoba.com/debate-emitido-este-miercoles-27-en-onda-mezquita

Cursillos Prematrimoniales en Salesianos

Entre el 15 y el 25 de abril, han tenido lugar los Cursillos Prematrimoniales de Hogares Don Bosco en Salesianos.

Confirmaciones en las Margaritas

Un grupo de doce personas recibieron el pasado sábado, 24 de abril, el Sacramento de la Confirmación en la parroquia de las Santas Margaritas de manos del Vicario General, Antonio Prieto.

La Mezquita-Catedral abrirá todos los días de la semana

El Cabildo Catedral ha decidido ampliar la apertura para la visita turística de la Mezquita-Catedral. El horario de apertura será de lunes a sábados de 10 a 14 y de 16 a 19 horas. Los domingos de 8:30 a 11:30 y de 16 a 19 horas. La adquisición de la entrada se realizará únicamente a través de la web de la institución https://tickets.mezquitacatedraldecordoba.es/es y mediante las máquinas expendedoras situadas en el Patio de los Naranjos.

Nuevo Círculo de Silencio

La Delegación y Mesa diocesana de Migraciones de Córdoba convocó a los fieles la pasada semana a un nuevo Círculo de Silencio en solidaridad con las personas migrantes y refugiadas, en el templete del Bulevar del Gran Capitán.

VOZ DEL PASTOR

San José obrero

QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS:

El 1 de mayo celebramos en la Iglesia la fiesta de san José obrero. Fue el Papa Pío XII el que “bautizó” esta fiesta del trabajo, cuyo origen viene del día internacional del trabajo, con reivindicaciones por parte del mundo obrero de sus legítimos derechos. Todas esas reivindicaciones, en lugar de ser propuestas por el odio y la lucha de clases, vengan propuestas por el amor cristiano, que siembra la paz en todos sus entornos.

Así es calificado san José en el evangelio, como un artesano (Mt 13, 55), y Jesús es conocido en su pueblo como el hijo del carpintero. Uno y otro ganaron el pan de cada día con el sudor de su frente, y por eso pueden arrojar luz a todo el mundo del trabajo, en el que se desenvuelve gran parte de nuestra vida. Lo que el Hijo de Dios ha tocado ha quedado redimido, decían los santos Padres con su argumento soteriológico. Si el Hijo de Dios ha trabajado con sus manos, todo ese mundo ha quedado redimido. Y a Jesús fue san José quien le enseñó el trabajo manual como sustento de sus vidas.

La fiesta de san José obrero, tanto por su origen civil, como por su contenido de dar sentido al trabajo humano, es una nueva ocasión de mirar a este santo singular, San José, “para que el 1 de mayo, acogido por los obreros cristianos, y casi recibiendo el crisma cristiano, lejos de ser un despertar de la discordia, el odio y la violencia, es y será una invitación recurrente a la sociedad moderna a hacer lo que todavía falta a la paz social. Fiesta cristiana, por tanto, un día de júbilo concreto y progresivo de los ideales de la gran familia del trabajo” (Pío XII, 1 mayo 1955).

En la doctrina social de la Iglesia, el trabajo ha venido a constituirse como el centro de la cuestión social. Porque en el mundo del trabajo se encuentran las relaciones sociales de obreros y empresarios, de sindicatos y patronales. Si este mundo es azuzado por el marxismo, la lucha de clases y el odio, el trabajo se convierte en una plataforma de lucha e incluso de violencia y de conflicto. Por eso, es urgente que en este mundo del trabajo entre de lleno el amor cristiano, que construye y edifica la ciudad terrena, y convierte el universo laboral en un clima de concordia y buenas relaciones.

Esa es la tarea de todo cristiano, que está presente en su propio trabajo y se santifica por medio de su propio trabajo. Y es la tarea de los grupos católicos, como son los movimientos especializados de la Acción Católica, que viven su fe en esa frontera del mundo del trabajo, tan agitado en muchas ocasiones por las injusticias que padece. La JOC, la HOAC, la ACO y todos los movimientos obreros católicos tienen constantemente ese reto de hacer presente el amor de Cristo en las periferias existenciales del trabajo cotidiano. Por una parte deben mantener su identidad católica y la comunión eclesial con los demás grupos eclesiales y con los pastores, porque si la sal se vuelve sosa no sirve más que para tirarla y que la pisen.

Y por otra parte deben acercarse, encarnarse en el mundo obrero, para hacer presente al “hijo del carpintero” y empapar toda la realidad laboral con un sentido cristiano de justicia, de solidaridad cristiana, que brota del amor.

Celebramos este año el 75 aniversario de la fundación de la HOAC, que el siervo de Dios Guillermo Rovirosa puso en marcha con un gran amor a Cristo y a su Iglesia, y una gran pasión por el mundo obrero. Necesitamos también hoy santos de este calibre, que inmersos en el mundo obrero, trabajen por la paz social y la justicia inmersos en el mundo obrero y apasionados con el amor de Cristo.

La fiesta de san José obrero, en este año josefino, es ocasión de recurrir al Patriarca de la Iglesia universal para que suscite en el mundo del trabajo ese amor con el que él enseñó a Jesús el trabajo de sus manos y nos alcance con su intercesión y nuestra colaboración un trabajo digno para todos, pues el hombre se construye con la acción de Dios y la obra de sus propias manos.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

EDUCAMOS ENTRE TODOS

Ana Mª Roldán Roldán. Delegada Diocesana de Enseñanza

Alcanzar la sabiduría: Enseñar el arte de vivir

El arte de la felicidad

“Algunas preguntas, nos han estado aguardando desde siempre. Podemos evitarlas, intentar pasar de largo o hacernos los distraídos durante mucho tiempo, pero en nuestro interior sabemos que ese jugar al escondite tiene un precio”. Sin duda alguna una de esas preguntas es: ¿soy realmente feliz?

Según Milan Kundera “solo existe una pregunta realmente importante: ¿por qué no somos felices? Lo sabemos, pero huimos a millas de distancia de una conversación así”. Detrás de esta pregunta está la realización de nuestro deseo más profundo, el de realizarnos como personas únicas e irrepetibles. Lo queremos y, a la vez, nos resistimos. Quizás porque sabemos que llegar a esa meta requiere un aprendizaje arduo que nos lleve a un cambio de actitud. Supone entrar en nosotros mismos y llegar a aceptarnos y aceptar a los otros, con lagunas y vulnerabilidades, y a la vez, abrirnos a la posibilidad de una transformación que nos lleve a encaminarnos hacia nuestro más profundo deseo. No olvidemos que, “muchas veces la vulnerabilidad aceptada se convierte en ventana por donde entra la transparencia inesperada de la gracia”.

Nos encontramos como secuestrados en el férreo y apretado día a día, pero esto no puede apartar nuestro corazón de la necesidad que tiene de “palabras puras, de gestos esenciales, de experiencias gratuitas”. Debemos despertar “e individualmente y en comunidades iniciar la preciosa tarea de fundar una humilde, imperfecta e inacabada ciencia de la felicidad”.

No podemos fundar nuestra felicidad sobre el bienestar. “la sociedad de consumo, con sus ficciones y vértigos, promete satisfacerlo todo y a todos, y falazmente identifica felicidad con estar saciados”. De esto se encarga la publicidad que, aprovechándose de nuestros profundos deseos, los utiliza y nos hace caer en el vértigo de la ansiedad.

Ni tampoco podemos fundar la felicidad en la prosperidad, en los avances técnicos y científicos. Creemos que nos van a llevar a encontrar el elixir de la inmortalidad y, sin embargo, vemos cómo en las nuevas generaciones persiste un vacío que nos aturde. Lo que llamamos progreso genera cada vez más divisiones, más diferencias, más pobrezas. Nos lo está recordando continuamente el papa Francisco.

En su Encíclica  Fratelli Tutti nos propone un reto: el de la fraternidad universal. Nos vuelve a recordar que “el ser humano encuentra su plenitud en la entrega sincera de sí mismo a los demás”. ¿No irá por aquí el arte de la felicidad?

Tomado de José Tolentino Mendonça

“Pequeña Teología de la lentitud” (Fragmenta Editorial)

V ANIVERSARIO DE LA ENCÍCLICA LAUDATO SI'

La Diócesis celebrará la Semana LAUDATO SI’

La celebración del quinto aniversario de la Encíclica del Papa Francisco “Laudato Si´” llega a su fin y como colofón se ha organizado la “Semana Laudato Si´” que tendrá lugar del 16 al 24 de mayo. El Sumo Pontífice nos dice “renuevo mi llamada urgente a responder a la crisis ecológica. El clamor de la tierra y el clamor de los pobres no dan para más. Cuidemos de la creación, de nuestro buen Dios creador. Celebremos juntos la Semana Laudato Si´”

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VIVIR LA LITURGIA

Un altar en el sepulcro de los mártires

JAVIER SÁNCHEZ MARTÍNEZ
Miembro de la Delegación diocesana de Liturgia

Hacer memoria de un mártir es inseparable de la memoria del primer mártir, el Testigo fiel y Primogénito de entre los muertos, cuya pasión, muerte y resurrección están presentes en el sacramento eucarístico. Esto se visibilizó en la unión que hizo la liturgia entre las reliquias del mártir y el altar para la Eucaristía.

Tertuliano escribió que “Cristo está en el mártir” (De Pudicitia 22,6), de ahí que fuera fácil relacionar el mártir con el altar y construirlo en las tumbas de los mártires, y en ese altar celebrar anualmente la Eucaristía en el dies natalis.

Pronto, pues, hacia el siglo III, nació la costumbre de asociar al altar las reliquias de los mártires. Es plasmar incluso en la arquitectura litúrgica el principio teológico del Cristo total (Cabeza y miembros); si el altar representa a Cristo, Cristo no puede estar completo sin sus miembros, y entre ellos, los miembros más gloriosos son los mártires.

Los mártires completaron el sacrificio del Señor en su carne (cf. Col 1,24), por ello las sepulturas de los mártires pasaron a considerarse como el soporte más idóneo para la mesa del sacrificio eucarístico. San Ambrosio lo explica: “Las víctimas triunfantes sean puestas en el lugar en que Cristo es la víctima. Pero Cristo, que sufrió la pasión por todos, sea colocado sobre el altar. Los mártires que han sido redimidos por la pasión de Cristo, bajo el altar” (Ep. 22,13).

Proliferaron basílicas e iglesias nuevas a partir de la paz constantiniana y la libertad de culto (año 313).

Todo comenzó así: la sepultura del mártir está protegida primero por un oratorio de dimensiones restringidas, que se comienza por agrandar en tanto lo permita la condición del suelo; cuando se queda pequeña, se construye, al lado del monumento primitivo y comunicando con él, una basílica más considerable, evitando tocar la tumba. Si esto no era posible, se edificaba en un terreno bien elegido una nueva basílica y allí se trasladaban solemnemente las reliquias. Querían estas basílicas espléndidas: “Las tumbas de los servidores del Crucificado, son más brillantes que los palacios de los reyes, no solamente por la grandeza y la belleza de la construcción, y bien que las superan en esto, sino, y esto vale más, por el entusiasmo de aquellos que las frecuentan” (S. Juan Crisóstomo, In ep. II ad Cor., hom. XXVI, 5).

¿Sabías que...

no se deben celebrar dos veces bautizos en el mismo día y lugar?

El ritual del Bautismo de Niños, n. 42, para favorecer las celebraciones comunitarias del bautismo afirma: “Todos los niños nacidos recientemente serán bautizados, a ser posible en común en el mismo día. Y, si no es por justa causa, nunca se celebre dos veces el sacramento en el mismo día y en la misma iglesia”.

LIBRERÍA DIOCESANA

Arqueología de las primeras iglesias del Mediterráneo (siglos IV-X)

Alexandra Chevarría Arnau
Editorial Nuevo Inicio

El presente volumen, destinado, principalmente, a aquellos que se aproximan al estudio arqueológico de las iglesias por primera vez, analiza, de manera innovadora, tanto la documentación arqueológica proveniente de excavaciones y de estudios estratigráficos de las arquitecturas conservadas (presentando numerosas ilustraciones), como algunas fuentes escritas para comprender las claves de la construcción de las primeras iglesias del Mediterráneo durante los primeros siglos del cristianismo, desde el siglo IV, momentos de aparición de los primeros testimonios materiales del cristianismo, hasta el año 1000.

Para descubrir estas claves la autora hace una breve presentación de los avances en el estudio de las iglesias desde los orígenes hasta la actualidad, analiza el nacimiento y la evolución de las prácticas litúrgicas cristianas de los primeros siglos (y del papel de los cultos a los santos y a sus reliquias) que, a su vez, permiten comprender la organización de los espacios en el interior de las iglesias y sus usos, explica los diferentes tipos de arquitectura y las técnicas constructivas empleadas y cómo éstas, en ocasiones, han reflejado a las personas que encargaban y promovían la construcción, describe la relación entre las iglesias y los asentamientos, tanto en la ciudad como en el campo, y explica los motivos del uso de las iglesias como lugares de enterramientos.

Este estudio muestra que las iglesias fueron, ante todo, lugares de culto y que es en relación con el culto y con la liturgia como hay que interpretarlas.

El libro está disponible en la Librería Diocesana. Puede realizar su pedido a través del correo electrónico libreria@diocesisdecordoba.es o a través de WhatsApp 655 156 557.

AL TRASLUZ

ANTONIO GIL. Sacerdote

"Con flores a María..."

El mes de mayo está dedicado especialmente a María, para contemplarla de cerca, invocarla como Madre nuestra, sintiéndonos acogidos en su regazo, ofreciéndole cada día una flor espiritual, mientras evocamos la conocida canción de la infancia: «Venid y vamos todos, con flores a María, con flores a porfía, que Madre nuestra es».

Hoy más que nunca necesitamos la mirada de María, «sus ojos misericordiosos», que infunda en nosotros una ternura nueva y fraterna para sonreir a la vida con esperanza. No olvidemos que «María enseñó a sonreir a Jesús».

Hoy más que nunca necesitamos el regazo de María, donde nos sentiremos seguros y aprenderemos a construir el mundo desde dentro: en la profundidad del silencio y de la oración, en la alegría del amor fraterno, en la fecundidad insustituible de la cruz, como subrayó con fuerza san Juan Pablo II, en una de sus plegarias.

Hoy más que nunca necesitamos ese «estilo mariano» del que nos habló el papa Francisco, en su Exhortación Apostólica «La alegría del Evangelio»: «Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes». Ojalá este mes de Mayo, dedicado a María, sea para todos nosotros manantial de dones y de gracias.

DIEZ AÑOS DE MISIÓN EN PICOTA

DAVID ARELLANO

«La experiencia en la misión marca para siempre la vida»

El sacerdote David Arellano participó en la misión como seminarista y reconoce que en sus vidas
transpiran el Evangelio

¿Cómo surgió la idea de realizar un tiempo de voluntariado en Picota?

Desde antes de entrar al Seminario un sacerdote amigo me hablaba de su experiencia de la misión que había realizado siendo él Seminarista. Sus palabras encendían mis deseos de algún día poder tener esa experiencia también aunque no sabía bien ni de que se trataba ni cómo podría yo realizarla, pero el Señor me la concedió al estar en el Seminario. Durante mi etapa como seminarista en el año 2017 el Rector propuso la experiencia para aquellos que quisiesen participar. Desde el primer momento me sentía llamado a ello, pero consulté para que no fuese solo un impulso mío, sino un deseo de Dios. Al final tuve la gran suerte de participar en esta experiencia maravillosa con un grupo numeroso de hermanos seminaristas y el que era entonces nuestro Rector.

¿Qué recuerdas de aquella experiencia misionera?

Es imposible resumir todos los recuerdos en unas breves líneas. La experiencia en la misión marca para siempre la vida. Recuerdo una familia que nos acogió en su casa. Cuando le pregunté a uno de los niños quien era el que dormía en la cama que me habían dejado me respondieron que nadie, que esa cama la había construido su papá para nosotros… mientras ellos dormían todos juntos en el suelo. También recuerdo un poblado de reciente construcción a la que fuimos a celebrar por primera vez la Eucaristía. La gente se reunió en un lugar que hacía las veces de escuela, celebramos la eucaristía, hicieron un banquete con todo lo que tenían para comer y al final de la jornada hasta habían donado un terreno para construir ya su capilla. O una mujer muy anciana que vivía en medio de la selva a la que uno de los sacerdotes pudo darle los Sacramentos y la Comunión… una mujer que a pesar de la soledad y todas las dificultades de la vida se había mantenido en la fe. O el testimonio de las Religiosas que colaboran en la Parroquia de la Misión, las Obreras y las Salesianas. Especialmente recuerdo el día que llegamos a Samboyacu, a la casa que las Obreras del Corazón de Jesús tienen en este pueblo. Era un lugar donde el amor de Jesús llegaba a muchos por medio de estas religiosas, un oasis en medio de la pobreza en todos los aspectos. Los niños desde muy temprano por la mañana iban a la puerta de las Obreras… y si esto ocurría es porque allí recibían algo que necesitaban: amor. También recuerdo el testimonio de los animadores, que son los encargados de animar la fe de los poblados a los que el sacerdote ve contadas ocasiones al año.

Estos animadores se preocupan por la formación, por su pueblo, por la oración… Pero sin duda el testimonio más hermoso de la misión es el de ver a nuestros hermanos sacerdotes que allí, con todas las dificultades y con la ausencia de numerosas comodidades, entregan su vida, día a día, por hacer presente a Cristo y a la Iglesia.

¿Qué te enseñó la gente que te encontraste allí?

Normalmente, al menos a mí me pasó un poco, vamos con deseos de llevar a Jesús, de anunciar el Evangelio, de tantas y tantas cosas… y lo primero que ocurre es que todo eso se da a la inversa. Son ellos los que nos evangelizan a nosotros, son ellos los que nos hablan de Jesús, son ellos los que realmente nos enseñan a nosotros. Si tuviese que resumir en tres ideas todo lo que pudieron enseñarme diría sencillez, profundidad y amor. Eran sencillos, expresaban su fe de forma muy sencilla pero a la vez con una profundidad que muchos quisiéramos tener. Hacían kilómetros y kilómetros para asistir a la eucaristía. No les importaba tener que caminar, pasar calor o mojarse bajo la lluvia para asistir a la Eucaristía si se celebraba en algún poblado cercano. Y todo esto no lo hacían por “cumplir” sino por amor. Realmente están enamorados de Jesús y se han creído de verdad que Jesús es el centro de sus vidas, que sin Él no podemos hacer nada.

¿Cómo cambió tu vida al volver a tu vida cotidiana?

Durante los días en la Misión me repetía una y otra vez unas palabras del Evangelio “Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá.” (Lc 48, 12). He tenido la oportunidad de poder ir cada día a la Celebración de la Eucaristía, he podido confesar cuando lo he necesitado, he podido acercarme a una Iglesia y rezar delante del Santísimo y tantísima otras cosas cotidianas que son puro don de Dios… en cambio, cosas tan sencillas como éstas ellos no las tiene… quizás celebran la Eucaristía una vez al año, sus capillas no tienen Sagrario normalmente… pero sus vidas transpiran el evangelio mucho más que la mía. Ellos se lo han creído de verdad… He intentado valorar las cosas que siempre he tenido y que antes quizás no valoraba tanto.