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NÚMERO 719 • 6 DE DICIEMBRE DE 2020

EL OBISPO DE CÓRDOBA ORDENA OCHO NUEVOS DIÁCONOS

«Sois una gracia de Dios para la Iglesia»

TEMA DE LA SEMANA · EL PAPA DECLARA EL AÑO JUBILAR DE SAN JOSÉ

APUNTES

Retiro organizado por Familia y Vida

La parroquia de Santa Luisa de Marillac acogerá el próximo sábado, 12 de diciembre, de 17:00 a 19:00 horas, un retiro para matrimonios organizado por la Delegación diocesana de Familia y Vida. Las inscripciones se pueden realizar en el mail familiayvida@diocesisdecordoba.es.

Triduo a la Virgen de la Cabeza en San Francisco

Los días 4, 5 y 6 de diciembre, se ha celebrado el Triduo en Honor a la Virgen de la Cabeza con motivo del 31 Aniversario de la Refundación de la Hermandad.

Retiro para matrimonios

Equipos de Nuestra Señora ofrece un retiro espiritual el próximo sábado, 12 de diciembre, desde las 16:15 a las 20:00 horas, en la parroquia San Andrés Apóstol organizado por el equipo CO31 y su consiliario, Pablo Calvo. Será retransmitido por el Facebook de la parroquia.

VOZ DEL PASTOR

Con san José también, al encuentro del Señor
Año jubilar josefino

QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS:

El Papa Francisco nos ha dado una grata sorpresa al proclamar Año santo en honor de san José desde el 8 diciembre 2020 hasta la misma fecha de 2021. Así lo ha anunciado con la Carta apostólica Patris corde (con corazón de padre) de hace unos días, dedicada íntegramente a glosar la figura de san José, esposo de María virgen y padre adoptivo de Jesús.

Ya en 1870 el Papa beato Pio IX recurrió a la fiesta de la Inmaculada (8 diciembre) para proclamar a san José Patrono de la Iglesia Católica, hace ahora precisamente 150 años. Y para recordarlo al mundo entero en nuestros días, el Papa Francisco también en la fiesta de la Inmaculada ha proclamado un Año santo durante el cual podamos profundizar en la figura y en la misión de san José.

En primer lugar, unir a san José con María Inmaculada viene a recordarnos que ambos constituyen un matrimonio bien avenido. Y lo que Dios ha unido no debemos separarlo nosotros.

Si observamos atentamente a estos dos esposos, nos daremos cuenta que quien los une es Jesucristo. El desposorio de María y José quedó consagrado porque cada uno aceptó la misión de consagrarse plenamente a Jesucristo. La vocación de María nos la relata san Lucas (Lc 1, 26-38) y la de José nos la relata el evangelio de san Mateo (Mt 1,18-25). Cada uno recibió parecida llamada de Dios por medio del ángel, pidiendo a cada uno su plena colaboración en el plan redentor: que el Verbo se hacía carne en el vientre virginal de María madre y que José había de acoger, dando cobertura a María y a quien llevaba en su seno y recibiendo en su casa el misterio de la encarnación. Tanto uno como otro dieron su asentimiento, y Dios ha podido llevar a cabo su plan redentor con la imprescindible colaboración de ambos.

Colaboración virginal de ambos, pues el Hijo de Dios nació como hombre sin concurso de varón. “Y sin haberla conocido [sin relaciones sexuales de ambos], ella dio a luz un hijo al que [José] puso por nombre Jesús” (Mt 1,25).

La colaboración virginal de uno y de otro supuso la entrega a Dios de todo su ser al completo y para siempre. Por eso, la fecundidad de ambos es única en la historia de la salvación. Son los padres de Jesús, el Verbo hecho carne.

Esta plena colaboración de José, poniendo toda su vida al servicio de Dios y de su plan redentor, le convierte en verdadero padre virginal de Jesús, dándole legitimidad jurídica. El embarazo de María viene del Espíritu Santo, pero ella no podía llevar a feliz término ese embarazo, porque una mujer como ella que todavía no convive con el marido y espera un hijo, se supone que es un hijo ilegítimo, y la madre es condenada a la pena de lapidación por adulterio. Por este camino, Jesús hubiera muerto antes de nacer. Ha sido necesaria la colaboración de José, y no una colaboración puntual o externa, sino una entrega de su vida plenamente y para siempre. Esa entrega ha hecho viable el nacimiento de Cristo. Jesús tiene una madre y un padre, aunque éste no sea su padre biológico, pero Jesús ha nacido gracias a la plena colaboración de José, su verdadero padre.

La Carta apostólica Patris corde del Papa Francisco, no muy larga, pero llena de ternura, es una invitación a contemplar esta figura de san José, de la que todos podremos sacar lecciones en nuestra relación con el Señor y para nuestra vida cristiana. Él es un padre amado por su esposa y por su hijo, porque es un padre amante, un esposo entregado. Él es padre en la ternura hacia Jesús, y Jesús vio la ternura de Dios en José. Es padre en la obediencia al plan de Dios, al que se somete de lleno, como María, como Jesús. Es padre en la acogida. Es padre en la valentía creativa. Es un padre trabajador, es padre en la sombra. Os invito a leer y meditar esta Carta del Papa, e iremos ofreciendo iniciativas para vivir este Año josefino, creciendo en la devoción al Santo Patriarca e imitando sus virtudes. Él también nos prepara en el adviento para salir al encuentro de Cristo que viene.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

EDUCAMOS ENTRE TODOS

ANTONIO A. GARRIDO SALCEDO. Coordinador para España del Movimiento Católico Mundial por el Clima

EDUCAR PARA UNA ECOLOGÍA INTEGRAL

Saber ir a la raíz del problema

El capítulo III de la Encíclica Laudato Si´, desgrana la “raíz humana” como el origen de los problemas que surgen ante el cuidado de la Creación, y cuál debe ser nuestra responsabilidad actuando a partir del  ver, juzgar y actuar.

Toda la idea que se desarrolla, no es nueva, ya fue expuesta con anterioridad por Benedicto XVI en su Encíclica “Caritas in Veritate”, una de sus conclusiones determinaba que; el humanismo que excluye a Dios, es un humanismo inhumano. Por tanto, solo cuando el ser humano está abierto al amor de Dios, se da un verdadero avance y progreso de la sociedad en su conjunto, más allá del mero hecho de seguir hacia delante.

De nuevo, ya refiriéndonos a la Laudato Si´, se subraya la raíz humana de la actual situación, no podemos figurar como actores pasivos, limitándonos a describir que es lo que está sucediendo, puesto que como hijos de Dios, somos custodios de la Casa Común.

La sociedad, y en concreto el modelo occidental, que es el reflejo en el que nos contemplamos, se orienta hacia el desarrollo y el progreso sin límites. Pero esto, no debe ser un fin en sí mismo, no podemos olvidar que es un medio, puesto que plantear los avances tecnológicos, sin una ética, una cultura o una espiritualidad no siempre conllevan al progreso.

Es aquí cuando surge un grave peligro, y es que cada vez que la ola del progreso asciende rápida y fugaz, en su fuerte descenso puede arrastrarnos, en el caso que no existan unos valores a los que agarrarnos.

Un desarrollo hacia un progreso infinito, no puede ser posible. El modelo en el que nos hayamos inmersos, influye en el comportamiento de las personas, y por tanto redunda en la sociedad, en la política y la economía. Donde prima, el concepto de utilidad y de moda, otorgando solo valor a lo práctico.

Es necesario, una revolución cultural, donde los cristianos se entiendan como administradores responsables de la creación. Siendo coherentes con las enseñanzas aprendidas, y teniendo siempre presente el principio por el cual “todo está conectado”.

Por ello, se señala en la Encíclica el deber de reconocer las graves situaciones a las que nos enfrentamos; la situación de pobreza que muchas personas están sufriendo en el mundo, el ataque a la vida con la regularización del aborto o la eutanasia, la violencia en todos sus aspectos… ¿No somos acaso, capaces de oír el grito de un mundo que se consume?

Si aislamos por tanto al ser humano, como centro separado de la creación, más allá de cualquier otra transcendencia, surge un grave problema, en el que todo lo que rodea al individuo se vuelve circunstancial y relativo, respondiendo solo al principio de utilidad, usar y tirar.

Terminamos de nuevo con Benedicto XVI, que ya nos dio una respuesta a esta relación entre el hombre y el progreso. El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios,  que se vuelvan hacia su amor en busca de una verdadera fraternidad universal.

Año Jubilar
de San José

TEMA DE LA SEMANA

El Papa Francisco ha convocado un Año de San José desde el martes 8 de diciembre hasta el 8 de diciembre del próximo año 2021, durante el cual la Iglesia católica concederá indulgencias según una serie de condiciones establecidas por la Penitenciaría Apostólica. A través del documento aprobado por el Pontífice y firmado por el Penitenciario Mayor, Cardenal Mauro Piacenza, el Santo Padre convoca este Año de San José para conmemorar los 150 años del Decreto Quemadmodum Deus.

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VIVIR LA LITURGIA

Posturas corporales en la Misa: estar de pie

JAVIER SÁNCHEZ MARTÍNEZ
Miembro de la Delegación diocesana de Liturgia

La participación en la liturgia ha de ser también exterior, activa. Todos toman parte con las diversas posturas y algunos gestos, según los distintos momentos de la liturgia. La participación, al vivir con devoción la liturgia, se expresa también en los gestos y posturas corporales, es interior y externa a la vez.

Las posturas, que todos adoptan unánimemente en la celebración litúrgica, son expresión clara de participación, de modo que estar de pie, sentado, de rodillas o trazar el signo de la cruz o inclinarse, etc., ayudan a vivir la liturgia y celebrar. Lo interior se hace también exterior: “Formen, pues, un solo cuerpo… Esta unidad se hace hermosamente visible cuando los fieles observan comunitariamente los mismos gestos y posturas corporales” (IGMR 96).

De pie: Es la postura clásica de la oración cristiana.

De pie el sacerdote eleva las oraciones a Dios y así pronuncia la gran plegaria eucarística porque de pie se ofrece el Sacrificio; y de pie asisten y oran los fieles, excepto en la consagración, que estamos de rodillas.

En razón del tiempo pascual y los domingos, los fieles nunca se arrodillarán ni para las oraciones ni para las letanías de los santos sino que permanecen en pie como determinó el Concilio de Nicea (cn. 20).

Durante la celebración eucarística, se participa estando de pie en los siguientes momentos

“desde el principio del canto de entrada, o bien, desde cuando el sacerdote se dirige al altar, hasta la colecta inclusive;

al canto del Aleluya antes del Evangelio;

durante la proclamación del Evangelio;

mientras se hacen la profesión de fe y la oración universal;

además desde la invitación Orad, hermanos, antes de la oración sobre las ofrendas, hasta el final de la Misa” (IGMR 43), excepto durante la consagración.

Si atendemos a la Liturgia de las Horas, todos los participantes estarán de pie:

  • a) durante la introducción del Oficio (Invitatorio) y la invocación inicial de cada Hora (Dios mío, ven en mi auxilio);
  • b) mientras se dice el himno;
  • c) durante el cántico evangélico (Benedictus, Magnificat, Nunc dimittis);
  • d) mientras se dicen las preces, el Padrenuestro y la oración conclusiva
  • e) también estarán de pie al canto del Te Deum.

En las celebraciones sacramentales, todos estarán de pie en el rito sacramental (consentimiento matrimonial, imposición de manos, unción del altar, etc.) y durante la plegaria solemne (plegaria de ordenación, dedicación de iglesias, etc.).

¿Sabías que...

siempre tiene que ser la homilía sobre los textos bíblicos?

Como expone el Misal en su número 65, la homilía debe centrarse, sobre todo, en las lecturas, o textos litúrgicos, del día: “Conviene que sea una explicación o de algún aspecto particular de las lecturas de la sagrada Escritura, o de otro texto del Ordinario o del Propio de la Misa del día”.

LIBRERÍA DIOCESANA

Misterios de Navidad

José Fernando Rey Ballesteros
Cobel Ediciones

Este libro, que no es sino una contemplación de los misterios gozosos del rosario, está escrito pensando especialmente en la Navidad.

Aunque el santo rosario no sea una oración litúrgica, sus misterios se entrelazan con la liturgia como la respiración se entrelaza con la vida. Cualquiera que rece diariamente esas avemarías conoce el relieve que cobran los misterios dolorosos en Cuaresma y Semana Santa, los gloriosos en Pascua, los luminosos en Tiempo Ordinario… y los misterios gozosos en Navidad.

Como indica en su introducción, en el libro no se recogen demasiados consejos morales, pues está escrito simplemente para ayudar al lector a contemplar aquellos primeros años, cuando apenas nadie, salvo María y José, conocían la maravillosa noticia de un Dios revestido de carne humana.

El misterio es una realidad que nos abre su entraña para que podamos sumergirnos en ella.

El libro está disponible en la Librería Diocesana. Puede realizar su pedido a través del correo electrónico libreria@diocesisdecordoba.es o a través de WhatsApp 655 156 557.

AL TRASLUZ

ANTONIO GIL. Sacerdote

Los tres Advientos de san Bernardo

San Bernardo, en un famoso sermón sobre el Adviento, desarrolla su triple finalidad: “Recordar el pasado, vivir el presente, preparar el futuro”.

Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació allí. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Su primera venida, la que se recuerda.

Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente la presencia diaria del Señor en nuestras vidas. Es necesario estar siempre en vela para reconocerlo y caminar por sus caminos de verdad, de justicia y de amor.

Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la segunda venida de Jesucristo, cubierto de gloria y con poder para juzgar a vivos y muertos. Es la Parusía. Para prepararnos hemos de vivir como hijos de Dios, haciendo siempre el bien de la mano del Señor.

Para san Bernardo hay tres Advientos, tres “venidas”: El Nacimiento del Señor; su “venida” en la vida cotidiana a través de los sacramentos, especialmente en la penitencia y en la eucaristía; y la Parusía. Así, siempre estamos viviendo insertos en el Adviento, ya que siempre estamos esperando la segunda venida de Jesús, a la vez que queremos reconocerlo ya presente y operante en nuestra vida. “El Adviento, en palabras de Benedicto XVI, nos impulsa a entender el sentido del tiempo y de la historia como “kairós”, como ocasión propicia para nuestra salvación”.

FAMILIA DE FAMILIAS

FAMILIA JURADO ROLDÁN

«Intentamos alimentarnos de la Eucaristía en familia»

Manuel Jesús Jurado y Julia Roldán, padres de dos hijas, pertenecen a la parroquia Ntra. Sra. de la Purificación de Puente Genil

¿Cuáles son los pilares de vuestra convivencia familiar?

Cada día, trabajamos porque nuestra convivencia se sustente, principalmente, en el respeto permanente poniendo en práctica la escucha activa: tratamos de tomar las decisiones buscando el bien común de todos. Intentamos que nuestro hogar sea un lugar de confianza.

¿Qué resulta más complicado en la educación de los hijos en este momento social?

En este momento, lo más complicado es intentar que no se dejen llevar por esta cultura del »todo vale». A nuestro entender, esta forma de ver las cosas, poco a poco, se está imponiendo en nuestra sociedad, especialmente, a través de los medios de comunicación.

Por supuesto, sabemos que no es fácil para ellas no dejarse llevar por todo esto, pues les supone ir contra corriente. Sin embargo, con la ayuda del Señor y con nuestra perseverancia seguiremos intentando que en nuestra familia germine la semilla de la Fe.

¿Qué instrumentos tiene la familia de hoy para manifestarse cristiana?

Intentamos siempre alimentarnos de la Eucaristía en familia, vivir el Sacramento de la Reconciliación. Esto nos hace sentirnos amados y, así, podemos ir forjando un carácter y un modo de vida que nos identifique como verdaderos cristianos.

La transmisión de la fe a los hijos es un reto para todos, ¿cómo lo hacéis vosotros?

Desde su infancia, hemos intentado transmitirles la Fe en todo momento y de forma adecuada a su edad. Según iban creciendo, hemos procurado invitarles a participar de los distintos sacramentos: Comunión, Penitencia, Confirmación… También, hemos vivido con ellas experiencias como la JMJ de Madrid, que nos marcó a todos, peregrinaciones a Guadalupe, la JPJ en el Rocio, el EEJ en Ávila, el camino de Santiago.

¿Cuál es vuestra parroquia?, habladnos de vuestra vida en comunidad.

Según la zona en la que vivimos, pertenecemos a la parroquia de Ntra. Sra. de la Purificación a la cual asistimos para participar en la Eucaristía en algunas ocasiones, puesto que también formamos parte de la comunidad de la parroquia de Santiago el Mayor: de su coro Parroquial, de las reuniones del grupo de matrimonios donde nos ayudamos en esta vocación a la que hemos sido llamados… Además, también pertenecemos al grupo de Familia y Vida formado en la parroquia de Jesús Nazareno de nuestro pueblo.

¿Cuál es vuestra aportación familiar a la Iglesia Diocesana?

Actualmente, Manuel Jesús pertenece a la escuela del MCC desde hace un par de años. “Julia mamá” colabora como catequista en la parroquia de Ntra. Sra. de la Purificación, forma parte del consejo parroquial y es voluntaria de la ONG Manos Unidas. Por su parte, Yolanda vive su “cuarto día” en el grupo de poscursillos de Virgen del Camino.

Nuestras hijas son miembros del grupo Joven de la cofradía de la Purísima Concepción de Puente Genil y, también, participan en el Sínodo de los Jóvenes que se está llevando a cabo en nuestra Diócesis.

Fecha y lugar del matrimonio

31 de octubre de 1993, en la parroquia de Ntra. Sra. de la Purificación, en Puente Genil.

Número de hijos y edades

Tenemos dos hijas. Yolanda, 22 años y Julia, 19 años.

Un momento de vuestra historia familiar

Tenemos bastantes momentos importantes: nuestra boda, el nacimiento de nuestras hijas, etc. pero nos gustaría subrayar como vivencia familiar la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, en 2011.

Una actividad que comparte la familia en su tiempo libre

Para nosotros es muy importante sentarnos a la mesa todos los domingos para desayunar, comentar cómo nos ha ido la semana, reírnos y disfrutar del momento juntos, comer con otros miembros de la familia y, de vez en cuando, hacer algún viajecito.

Qué cosas no dejáis de hacer juntos cada día

Por la situación de cada uno no nos es posible hacer cosas juntos a diario, pero sí hablamos cada día e intentamos estar conectados el mayor tiempo posible.

Qué lugar ocupan los abuelos en casa

Nuestros mayores ya no se encuentran entre nosotros. Hace unos años que partieron hacia la casa del Padre. Sin embargo, mantenemos muy vivo su recuerdo.

¿Rezáis por algún sacerdote?

Sí, rezamos por todos nuestros sacerdotes y seminaristas de la Diócesis. De forma especial, rezamos por “El Tito”, D. Antonio Liébana Santiago, que ya participa de la mesa junto al Padre; por D. José Manuel Gordillo y D. Antonio Budia, pastores de nuestra comunidad; y, por supuesto, por nuestro buen amigo D. Antonio Tejero.