Skip to main content
NÚMERO 712 • 18 DE OCTUBRE DE 2020

DIEZ AÑOS DE MISIÓN DIOCESANA EN PICOTA

Picota: puente misionero con Córdoba

“UN AMOR QUE NO TERMINA NUNCA” COMIENZA SU TERCER ITINERARIO EN LA DIÓCESIS

APUNTES

Juramento de la Agrupación de Hermandades

La nueva presidenta de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba, Olga Caballero, y los miembros de su Junta de Gobierno realizaron el juramento de sus cargos ante el Obispo el pasado domingo, en la Santa Iglesia Catedral.

Confirmaciones en Cabra

Un grupo de jóvenes y adultos recibieron la pasada semana el sacramento de la Confirmación de manos del Vicario de la Campiña, David Aguilera, en la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios.

Confirmaciones en Belmez

El pasado 10 de octubre, recibieron el sacramento de la Confirmación un grupo de jóvenes en la parroquia de Belmez entre los que se encontraban un grupo de peruanos que están estudiando en la universidad de la localidad.

Peregrinación a Fátima

Un grupo de Equipos de Nuestra Señora peregrinó los días 10 y 11 al santuario de la Virgen de Fátima.

Misa por el Beato Carlo Acutis

La parroquia de Nuestra Señora de Belén de Córdoba ofreció una misa de acción de gracias por el joven recién beatificado Carlo Acutis, el sábado 10 de octubre.

VOZ DEL PASTOR

“Aquí estoy, envíame”

DOMUND

QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS:

Celebramos en este domingo el día del DOMUND, domingo mundial de las misiones. Una nueva ocasión de entrar en esta dimensión esencial de la Iglesia, la dimensión misionera. Misión se refiere en primer lugar al envío de Jesucristo por parte del Padre para anunciar a los hombres el amor de Dios. Un amor que no es amado y que incluso es rechazado por los hombres. Por eso, un anuncio doloroso que llega a su máxima expresión en la Cruz redentora de Cristo.

Los Apóstoles también han sido enviados por Jesucristo al mundo entero: “Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado”. Ellos han sido los primeros misioneros, enviados por Jesús al mundo entero. Y han cumplido ese mandato misionero, yendo hasta los confines del mundo para anunciar esta buena noticia. La Iglesia desde su nacimiento es misionera, es decir, ha nacido para evangelizar. Ha nacido para llevar al mundo entero la buena noticia del Evangelio: Dios te ama, Cristo ha muerto por ti, las puertas del cielo están abiertas para ti,

todos somos hermanos hijos del mismo Padre, tu vocación es la santidad, llegar a parecerte del todo a Jesucristo por la acción de su Espíritu Santo.

En distintos momentos del año, se nos recuerda esta dimensión misionera de la Iglesia. El domingo del DOMUND es un momento fuerte para recordar y profundizar en esta dimensión esencial de la Iglesia, la dimensión misionera.Este año con el lema “Aquí estoy, envíame”.

Son palabras del profeta Isaías (Is 6,8), en respuesta a la llamada de Dios para enviarle a una misión. Son las palabras del mismo Jesús, que al entrar en este mundo, dijo: “Aquí estoy para hacer tu voluntad” (Hbr 10,7). Es la respuesta de tantos hombres y mujeres a lo largo de la historia, que al sentir la llamada de Dios, se han mostrado disponibles para ir a donde sea, para cumplir la misión de anunciar el Evangelio.

El lema expresa en primer lugar que la misión tiene su origen en una llamada divina. Es Dios el que llama.

Y lo hace directamente o poniéndonos delante de los ojos las necesidades perentorias de los demás. Esa llamada, si es de Dios, trae consigo una fuerza superior, que impulsa a cumplir la misión encomendada. Por parte del llamado la disponibilidad es incondicional: “Aquí estoy”.

Llegada esta fecha, es momento para agradecer a Dios los más de 500 mil misioneros católicos (hombre y mujeres, más mujeres que hombres), que por todo el mundo anuncian el Evangelio en nombre de la Iglesia. Y lo hacen con plena disponibilidad, atendiendo todos los ámbitos de la persona: educativos, sanitarios, cercanía a los pobres, remedios para el hambre, acompañamiento a las personas en todas sus necesidades y, sobre todo, anuncio explícito de Jesucristo y de su salvación para todos.

La acción misionera de la Iglesia es una acción que favorece el progreso de los pueblos a todos los niveles. Y en medio de esos pueblos sencillos y humildes encontramos verdaderos testimonios de fe, que nos edifican. Todos los misioneros constatan que es mucho más lo que reciben que lo que ofrecen, ya que la acción

misionera de la Iglesia va precedida y acompañada por la acción de Espíritu Santo que actúa en los corazones.

Nuestra diócesis de Córdoba tiene más de 200 misioneros esparcidos por todo el mundo. Allí donde nadie más llega, llegan ellos. Los misioneros son la vanguardia de una Iglesia que existe para evangelizar.

Se cumplen en estos días 10 años de la Misión de Picota, en Moyobamba-Perú. Dos sacerdotes diocesanos, que han ido relevándose sucesivamente, dos comunidades religiosas estables y un buen grupo de seglares, además de los seminaristas en una corta experiencia de verano. Picota es parte de nuestra diócesis de Córdoba. Son innumerables las actividades visibles y más todavía las invisibles, cuando visitamos aquel lugar tan lejano geográficamente (a más de 12.000 kms de Córdoba) y tan cercano en el corazón de la Iglesia de Córdoba. Damos gracias a Dios, que nos invita a ser misioneros.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

EDUCAMOS ENTRE TODOS

ADOLFO ARIZA ARIZA. Delegado Diocesano de Catequesis

DIDÁCTICA DE LA ORACIÓN CRISTIANA

Las tres expresiones principales de una vida de oración

El Señor conduce a cada persona por los caminos que Él dispone y el fiel responde, según la determinación de su corazón, a través de las expresiones personales de su oración que pueden ser resumibles en estas tres (cf. CCE 2699):

La oración vocal

Si “a los discípulos, atraídos por la oración silenciosa de su Maestro, este les enseña una oración vocal: el ‘Padre Nuestro’” (CCE 2701) este hecho se remite a una doble necesidad. En primera lugar a la necesidad, desde nuestra realidad de cuerpo y espíritu, de traducir exteriormente nuestros sentimientos (cf. CCE 2702). Y en segundo lugar responde también a una exigencia divina de adoración “en espíritu y verdad” que asocia el cuerpo a la oración interior (cf. CCE 2703).

La meditación

“La meditación es, sobre todo, una búsqueda” (CCE 2705) en la que se hace intervenir al pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo (cf. CCE 2708). En esta expresión de la vida de oración es evidente que “hace falta una atención difícil de encauzar” (CCE 2705) puesto que “meditar lo que se lee conduce a apropiárselo confrontándolo consigo mismo” (CCE 2706) por lo que aquí se abre el “libro de la vida”, pasando de los “pensamientos a la realidad”. Los métodos de meditación son diversos pero un método no es más que un guía; lo importante es avanzar, con el Espíritu Santo, por el único camino de la oración: Cristo Jesús (cf. CCE 2707).

La oración de contemplación

Sería una osadía resumir el significado de la oración de contemplación en unas breves líneas. Sin embargo, hay un párrafo en la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica en el que de una manera singular se tiende a identificar la entraña de la oración de contemplación: “La contemplación es mirada de fe, fijada en Jesús. ‘Yo le miro y él me mira’, decía a su santo cura un campesino de Ars que oraba ante el Sagrario. Esta atención a Él es renuncia a ‘mí’. Su mirada purifica el corazón. La luz de la mirada de Jesús ilumina los ojos de nuestro corazón; nos enseña a ver todo a la luz de su verdad y de su compasión por todos los hombres. La contemplación dirige

también su mirada a los misterios de la vida de Cristo. Aprende así el ‘conocimiento interno del Señor’ para más amarle y seguirle (cf. San Ignacio de Loyola, ex. sp. 104)” (CCE 2715).

Finalmente, ¿qué tienen en común estas tres expresiones? El “recogimiento de corazón” como “actitud vigilante para conservar la Palabra y permanecer en presencia de Dios” (CCE 2699). No en vano “el corazón es la morada donde yo estoy, o donde yo habito […] Es nuestro centro escondido, inaprensible, ni por nuestra razón ni por la de nadie; sólo el Espíritu de Dios puede sondearlo y conocerlo. Es el lugar de la decisión, en lo más profundo de nuestras tendencias psíquicas. Es el lugar de la verdad, allí donde elegimos entre la vida y la muerte. Es el lugar del encuentro, ya que a imagen de Dios, vivimos en relación: es el lugar de la Alianza” (CCE 2563).

Adolfo Ariza Ariza
Delegado Diocesano de Catequesis. Director y profesor del ISCCRR Beata Victoria Díez

DIEZ AÑOS DE MISIÓN DIOCESANA EN PICOTA

Los inicios de una MISIÓN

TEMA DE LA SEMANA

El día 12 de octubre de 2010 partieron hacia Perú los sacerdotes Francisco Granados y Juan Ropero. El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, que había presidido la misa de envío tres días antes en la Catedral, viajó con ellos. Desde 2007, grupos de laicos y seminaristas habían realizado allí misiones puntuales, que preparaban la llegada de estos dos sacerdotes, a los que seguirían cuatro más en una década. Un acuerdo de fraterna colaboración con la Prelatura de Moyobamba tendió un puente misionero entre Córdoba y Picota. Con él se ofrece desde hace diez años el sostenimiento económico a las iniciativas que se desarrollan en Moyobamba a la Diócesis de Córdoba y la oración continua.

AD GENTES

ANTONIO EVANS. Delegado diocesano de Misiones

OCTUBRE MISIONERO»

Semana de caridad misionera

El Octubre Misionero culmina en esta cuarta semana, dedicada a la caridad misionera como apoyo para el inmenso trabajo de evangelización y de la formación cristiana de las Iglesias más necesitadas.

En la Asamblea Mundial de las OMP de este año, el Papa Francisco hacía esta encarecida petición: «Por lo que respecta a los pobres, no os olvidéis de ellos tampoco vosotros.

Esta fue la recomendación que, en el Concilio de Jerusalén, los apóstoles Pedro, Juan y Santiago dieron a Pablo, Bernabé y Tito, que discutían sobre su misión entre los incircuncisos: “Solo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres” (Ga 2,10). Después de aquella recomendación, Pablo organizó las colectas en favor de los hermanos de la Iglesia de Jerusalén (cf. 1Co 16,1). La predilección por los pobres y los pequeños es parte de la misión de anunciar el Evangelio, que está desde el principio. Las obras de caridad espirituales y corporales hacia ellos manifiestan una “preferencia divina” que interpela la vida de fe de todo cristiano, llamado a tener los mismos sentimientos de Jesús (cf. Flp 2,5). […] Os pido que el carácter distintivo de vuestra cercanía al Obispo de Roma sea precisamente este: compartir el amor a la Iglesia, reflejo del amor a Cristo, vivido y manifestado en el silencio, sin jactarse, sin delimitar el “terreno propio”; con un trabajo cotidiano que se inspire en la caridad y en su misterio de

gratuidad; con una obra que sostenga a innumerables personas interiormente agradecidas, pero que quizás no saben a quién dar las gracias, porque desconocen hasta el nombre de las OMP. El misterio de la caridad en la Iglesia se lleva a cabo así».

Y en su Mensaje para el DOMUND nos recuerda que la celebración la Jornada Mundial de la Misión también significa reafirmar cómo la oración, la reflexión y la ayuda material de sus ofrendas son oportunidades para participar activamente en la misión de Jesús en su Iglesia. La caridad, que se expresa en la colecta de las celebraciones litúrgicas del tercer domingo de octubre, tiene como objetivo apoyar la tarea misionera realizada en mi nombre por las OMP, para hacer frente a las necesidades espirituales y materiales de los pueblos y las Iglesias del mundo entero y para la salvación de todos

VIVIR LA LITURGIA

Rezamos juntos y en alta voz

JAVIER SÁNCHEZ MARTÍNEZ
Miembro de la Delegación diocesana de Liturgia

Vivir la liturgia es formar un solo Cuerpo, y juntos rezamos y respondemos a los diálogos con el sacerdote, cantamos y aclamamos. Juntos, en alta voz, con claridad y no un susurro imperceptible. Esto sí es participar.

“Las aclamaciones y las respuestas de los fieles a los saludos del sacerdote y a las oraciones constituyen el grado de participación activa que deben observar los fieles congregados en cualquier forma de Misa, para que se exprese claramente y se promueva como acción de toda la comunidad.

Otras partes muy útiles para manifestar y favorecer la participación activa de los fieles, y que se encomiendan a toda la asamblea convocada, son principalmente el acto penitencial, la profesión de fe, la oración universal y la Oración del Señor” (IGMR 35-36).

Participar por ejemplo “en la oración de los fieles”, es que todos oren y respondan (incluso cantando la respuesta). Son los fieles los que oran y así participan, intercediendo para la salvación del mundo, y un diácono –o un lector- les propone las distintas preces o intenciones, como un servicio para la oración común.

El Misal, garantizando el orden y el decoro, insiste en la oración en común como tal de los fieles que en los lectores de las intenciones: un diácono, y si no lo hay, un cantor o un lector: en todo caso, una sola persona señala a todos los fieles los motivos y necesidades para que oren. Excepcionalmente, en Misas con fieles de distintos idiomas, puede ser conveniente un lector por petición para que la lea en su propia lengua. Lo importante es la respuesta, la oración de todos: “Te rogamos, óyenos”.

Así, participar, es orar juntos, con una sola voz, que se oiga con claridad, las distintas respuestas: “y con tu espíritu”, “amén”, “Yo confieso”, “El Señor reciba…”, “Creo en un solo Dios…”, con un mismo ritmo todos, unidos. Y además pronunciando el sonido, que se oiga con claridad una sola voz de todos, expresión de un solo corazón y una sola alma, y no quedarse callados, o mover apenas los labios: ¡qué triste cuando nadie responde!

Oramos juntos, como Iglesia, y estas respuestas conjuntas, estas oraciones en común, son un modo muy importante de participar en la liturgia activamente. “Todos perseveraban en la oración en común”, decían de los primeros cristianos (Hch 1,14).

¿Sabías que...

Todo debe estar en silencio cuando interviene el sacerdote y estar atento a lo que él pronuncia, sin música de fondo?

En la celebración de la Santa Misa por la naturaleza de las intervenciones de quien preside, obispo o presbítero, deben pronunciarse claramente. Además deben ser escuchadas atentamente. Por tanto, mientras interviene el sacerdote, no se canta ni se reza otra cosa.  Así mismo están en silencio el órgano o cualquier otro instrumento musical, inclusive durante la consagración (cf. OGMR 32).

LIBRERÍA DIOCESANA

Benedicto XVI. Una vida

Peter Seewald
Ediciones Mensajero

El escritor y periodista Peter Seewald ha vuelto a publicar en Alemania una contundente biografía del Papa emérito. “Benedicto XVI. Una vida” acerca al pontífice al público y hace oír su voz.

1.150 páginas conforman este imponente libro en el que el autor aborda la vida del gran teólogo católico Joseph Ratzinger, nacido el Sábado Santo de 1927, y elegido sumo pontífice 78 años después.

“Benedicto XVI. Una vida” no es una biografía objetiva ni pretende serlo. En ella se aprecia la admiración del autor por el protagonista, a quien describe como un “joven guapo, de carácter sensible”, “espiritualmente maduro”, “superdotado, hipersensible”, “un niño especialmente dulce y endeble”. Esos son algunos de los atributos que utiliza Seewald en las primeras páginas de la biografía para describir al pequeño Ratziger hasta llegar a su pontificado e incluso a su renuncia. Son algunos de los aspectos que aborda ampliamente esta obra considerada una de las biografías más completas y profundas sobre el Papa Benedicto XVI.

El libro está disponible en la Librería Diocesana. Puede realizar su pedido a través del correo electrónico libreria@diocesisdecordoba.es o a través de WhatsApp 655 156 557.

AL TRASLUZ

ANTONIO GIL. Sacerdote

Domund 2020: La Misión en tiempos de pandemia

La Cope, con gran acierto, nos ofrecía en la madrugada del miércoles, 14 de octubre, en su programa «Poner las calles», una entrevista con el padre José Morales, misionero de los Padres Blancos, que vivió muchos años en Mali. Conmovía escuchar su voz, hablándonos de las misiones y de la labor de los misioneros. «Lo más importante, nos decía, es el encuentro con la gente, recorriendo pueblos y aldeas, ayudando y promocionando, socorriendo y enseñando a tantas personas como, a pesar de sus situaciones de pobreza, viven con sencillez y con intensos sentimientos de acogida». Llega, de nuevo, el Domund, como invitación y como llamada. Invitación a «propagar nuestra fe» y llamada a «colaborar con las misiones». «Este año, nos dice el papa Francisco en su Mensaje, marcado por los sufrimientos y desafíos causados por la pandemia del covid-19, el camino misionero de toda la Iglesia continúa a la luz de la palabra que encontramos en el relato de la vocación del profeta Isaías: «Aquí estoy, mándame» (Is 6,8). Es la respuesta siempre nueva a la pregunta del Señor: «¿A quién enviaré?» (ibíd.). Esta llamada viene del corazón de Dios, de su misericordia que interpela tanto a la Iglesia como a la humanidad en la actual crisis mundial. Estamos realmente asustados, desorientados y atemorizados. El dolor y la muerte nos hacen experimentar nuestra fragilidad humana; pero al mismo tiempo todos somos conscientes de que compartimos un fuerte deseo de vida y de liberación del mal. En este contexto, la llamada a la misión, la invitación a salir de nosotros mismos por amor de Dios y del prójimo se presenta como una oportunidad para compartir, servir e interceder».

El papa Francisco nos señala los tres grandes objetivos del Domund: «La oración, la reflexión y la ayuda material, participando así activamente en la misión de Jesús en su Iglesia». Las palabras del misionero padre Morales, por la radio, traspasaron la madrugada y emocionaron, estoy seguro, a miles de oyentes. La ternura del mensaje del Papa empapa nuestro corazón de caridad, junto a María, «Discípula misionera de su Hijo Jesús».

FAMILIA DE FAMILIAS

FAMILIA AGUDO ÁLVAREZ

«Ser Iglesia es lo mejor que nos ha pasado en la vida»

Manuel Agudo y Laura Álvarez, padres de dos hijos, pertenecen a la parroquia de Santa Teresa

¿Cuáles son los pilares de vuestra convivencia familiar?

La convivencia en esta etapa de nuestra vida es muy difícil, porque al ser los niños tan pequeños, todo o gran parte de nuestra vida gira en torno a la crianza y sus necesidades, pero afortunadamente no estamos solos en esta misión compartida que es la familia; para nosotros es fundamental contar con nuestra pequeña comunidad de Iglesia, que también es familia, nuestros matrimonios de referencia, nuestros amigos, nuestro sacerdote y siempre en un lugar preferente Dios y su Madre, que en casa se llama Guadalupe.

¿Qué resulta más complicado en la educación de los hijos en este momento social?

Nosotros somos docentes, sabemos de primera mano cómo está el mundo y más en la gente joven y no nos da ningún miedo. Hemos bautizado a nuestros hijos, les hemos dado los mejores padrinos que hemos podido y los hacemos partícipes de nuestra realidad eclesial, para que desde pequeños se encuentren cómodos en las cosas de Dios.

Intentamos educarlos en valores evangélicos que giran en torno al verdadero amor. El momento social que nos ha tocado, es el que nos ha tocado, ni más ni menos, y aquí es donde hay que dar fruto y testimonio.

¿Qué instrumentos tiene la familia de hoy para manifestarse cristiana?

La alegría de ser cristianos, ser de Dios y ser Iglesia nos lo obliga a marcar esa diferencia que genere curiosidad en los demás, una alegría sincera que, aunque muchas veces se enturbie por la realidad del mundo, los problemas y las obligaciones, nos permita ser testigos de que hay otra forma de quererse, de compartir y, en definitiva, de vivir.

La transmisión de la fe a los hijos es un reto para todos, ¿cómo lo hacéis vosotros?

Lo más difícil, que sólo Dios sabe, es si en un futuro seguirán por el camino que nosotros queremos; sabemos que sólo el encuentro personal con Dios les cambiará su vida, por mucho que nosotros intentemos ser ejemplo o testigos, así que lo que nos va a tocar es intentar con todas nuestras fuerzas propiciar ese encuentro. Por ahora nos conformamos con un “Jesusito de mi vida”, que le tiren besos a la Virgen y que no den mucha guerra cuando vamos a misa.

Ellos han normalizado lo que es ir a la parroquia, tratar con sacerdotes o ver a sus padres rezar o participar en cosas de Iglesia, subir a la casa de San Pablo, vivir un cursillo, que al menos las cosas de Dios no les sean del todo ajenas.

¿Cuál es vuestra parroquia?, habladnos de vuestra vida en comunidad.

Pertenecemos a la Parroquia de Santa Teresa de Ávila, en Ciudad Jardín y además el papá de esta familia es miembro del Movimiento de Cursillos de Cristiandad. En estas realidades nos movemos y vivimos, no siempre con la misma entrega y compromiso. Hemos sido catequistas, responsables de jóvenes, organizadores de mil historias…. Pero en esta etapa de crianza estamos más tiempo en el banquillo que jugando, pero es lo que nos toca, cuidar del nido y crear una iglesia doméstica.

¿Cómo imagináis la Iglesia del futuro?

Pues eso sólo Dios lo sabe. Sea como sea la Iglesia del futuro, esperamos estar en ella. Podrá ser mayor o más pequeña, más libre o más perseguida, pero que siga siendo alegre, comprometida y acogedora.  Ser Iglesia es lo mejor que nos ha pasado en la vida: en ella nos conocimos, vivimos el noviazgo, nos casamos y hemos sido padres. Para nosotros la Iglesia de hoy está unida a nuestra vida; esperamos que nuestra Iglesia del futuro también sea nuestra vida futura.

Fecha y lugar del matrimonio

12 de septiembre de 2015, día del dulce Nombre de María, en la Parroquia de San Miguel Arcángel de Córdoba

Número de hijos y edades

Tenemos dos, Bruno (Solano de la Virgen de Guadalupe y del Indio San Juan Diego) de 3 años y Pedro (Antonio Sebastián de la Virgen del Rosario) con 11 meses.

Quisimos bautizarlos con su nombre y el nombre la Virgen o el Santo del día de su nacimiento y de aquellos a los que hemos encargado que cuiden velen e intercedan por ellos.

Un momento de vuestra historia familiar

El que queda por venir. Hemos vivido tantos momentos que han sido tan especiales, (nuestra boda, el día del nacimiento de nuestros hijos, momentos con familia y amigos…) que sólo nos queda dar gracias por los vividos y mirar al futuro con la esperanza de que serán muchos más y muchos mejores.

Una actividad que comparte la familia en su tiempo libre

Nuestros hijos son aun pequeños, por lo que el poco tiempo libre que tenemos gira en torno a ellos. Pero disfrutamos mucho viajando o compartiendo la vida en pequeños momentos con cosas sencillas con la familia y los amigos

Qué cosas no dejáis de hacer juntos cada día

Entre biberones, potitos, pañales y la Patrulla Canina, vamos improvisando día a día; lo seguro es que nos acostamos todos a la vez. Lo de dormir a la vez ya es más difícil. El confinamiento, habiendo sido una tragedia para muchas otras cosas, nos ha permitido vivir verdaderamente en familia durante muchísimo tiempo seguido.

Qué lugar ocupan los abuelos en casa

Tenemos una bisabuela y tres abuelos en esta familia, los abuelitos del pueblo y la abuela Rafi, que son una verdadera suerte y que sin ellos esto de la paternidad sería misión imposible.

¿Rezáis por algún sacerdote?

Por muchos; afortunadamente conocemos y convivimos con muchísimos, a los que queremos y por los que rezamos de verdad. Hay sacerdotes que son o han sido muy importantes y por los que damos gracias a diario, como nuestro párroco, que también es nuestro padrino de boda, Don Antonio Reyes.