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A primeros de abril, Pepe Vacas recibía la medalla Pro Ecclesia et Pontífice. El Papa Francisco reconoció así su labor evangelizadora en la comunidad católica gitana dentro y fuera de nuestra diócesis y lo convertía en uno de los pocos seglares distinguidos con está alta condecoración, y la única persona gitana que la recibe en España.

En este mes, esperábamos especialmente la celebración de la Semana Santa que, tras los años de restricciones por el Covid, brilló especialmente desde Viernes de Dolores. El triduo pascual fue seguido en la Catedral y las calles recuperaron el fervor y la devoción de años anteriores. El 10 de abril, Domingo de Ramos, la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles del antiguo Seminario situado en Hornachuelos, abrió sus puertas a los fieles con la bendición y consagración del altar de manos del obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández en una celebración en la que estuvieron presente miembros de la Pastoral Penitenciaria, entre otros.

La visita del Nuncio Apostólico de su Santidad en España, monseñor Bernardito Auza, para presidir la función principal de los cultos de la Hermandad del Rocío de Córdoba en la Real Iglesia de San Pablo marcó el tiempo de Pascua que cada año trae hasta la Diócesis el despertar de romerías y peregrinaciones en honor a la Virgen y otras arraigadas vocaciones cordobeses.

La Librería Diocesana de Córdoba reabrió sus puertas al público el día 22 de abril, tras haber sido sometida a un proceso de rehabilitación y remodelación integral de sus instalaciones. El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, fue el encargado de inaugurar y bendecir las nuevas instalaciones, convertidas en un servicio diocesana a la cultura.