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Iglesia por el trabajo decente

By 5 de octubre de 2023851

El día 7 de octubre la Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente. La Iglesia no puede quedarse al margen de esta celebración y reivindicación porque, como nos dice el Papa Francisco, “el trabajo es el gran tema” para el reconocimiento de la sagrada dignidad de la persona y la vida digna de la familia y la sociedad (FT, 162).

El Papa Benedicto XVI, siguiendo a San Juan Pablo II, acoge en su magisterio el término acuñado por la OIT, “Trabajo Decente” y, en la encíclica «Caritas in Veritate», en su número 61, nos dice:»…Pero ¿qué significa la palabra «decente» aplicada al trabajo? Significa un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación».

Y es que el trabajo, como cualquier dimensión y actividad humana, debe estar atravesado por el amor. Dios nos ha creado por amor y para el amor y la fraternidad. Esta convicción trastoca la lógica de este mundo, también la manera de organizar la economía y el sistema de producción y consumo. El trabajo, para ser decente, no puede estar sustentado en la búsqueda de la máxima rentabilidad y del bien particular sino del bien común que, según la Iglesia, pone en el centro las necesidades de las personas y de las familias, especialmente, de las más débiles.

Hoy, en nuestra sociedad, no predomina la lógica del Evangelio y esto provoca mucho sufrimiento, pobreza y desigualdad, rompe la fraternidad y descuida la vida humana. La comunidad eclesial y, especialmente, las cristianas y los cristianos laicos han de desarrollar, como nos recuerda el Papa Francisco en Fratelli tutti, la Caridad Social y Política, que además de la asistencia y la promoción, nos lleva a ser “Iglesia en salida a las periferias”, que denuncia esta forma de organización social que fractura la vida humana y propone otra manera de vivir social y personalmente, acorde con el plan de Dios. En este caso, otra manera de organizar la economía y el trabajo humano.

Desde hace años, en la Iglesia española y en la diócesis de Córdoba, esta sensibilidad por el trabajo decente va creciendo. Las diversas organizaciones eclesiales, movimientos apostólicos y parroquias que constituyen la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), son un testimonio de «Iglesia sinodal en salida”, encarnada en la realidad del mundo obrero y del trabajo. Este año la iniciativa ITD conmemora esta Jornada Mundial haciendo especial hincapié en la importancia que tiene la salud y la seguridad en los lugares de trabajo. Por ello proclama que “Un Trabajo Decente tiene que ser un Trabajo Saludable”.