El tiempo estival es sinónimo de descanso, diversión, ocio o playa. Para los más jóvenes las vacaciones de verano se convierten en una ocasión ideal para participar en las distintas actividades que ofrece la Diócesis. Los campamentos de verano son una cita importante para miles de niños y jóvenes de todas las parroquias, movimientos y realidades diocesanas. Este año serán más de dos mil los colonos que, en julio y agosto, participen en los campamentos entre la aldea de El Rocío, Villanueva de Córdoba y Torrox.
La Escuela Diocesana de Ocio y Tiempo Libre “Gaudium” organiza todos los años “Muévete con la Diócesis”. Más de trecientos cincuenta monitores especializados consiguen que los veinte campamentos sean una experiencia única, no sólo de fe, sino de convivencia y fraternidad. Acción Católica General también celebra cada año en el Centro de Ocio y Tiempo Libre “Cristo Rey” de Torrox sus campamentos en los que participan más de un centenar de niños y jóvenes.
Ángela es una de las monitoras de Gaudium, es de Priego de Córdoba y es el segundo año que participa como monitora en los campamentos de verano. Para ella es fundamental el papel de los coordinadores porque ves “puro amor”. Del campamento me llevo la esperanza de vivir estos días “una fe pura”. Ángela confiesa que ha pasado momentos difíciles en su vida pero gracias a los campamentos “he salido de ahí y he visto a Dios en los abrazos de los niños y en el apoyo de los compañeros”. Para esta monitora Gauidum hace cada año “una gran labor” con miles de niños.
El colono prieguense Tomás Muñoz ha participado este año nuevamente en el campamento organizado por su parroquia, asegura que “es una experiencia muy bonita”. No es la primera vez que acude a un campamento, viene haciéndolo desde que la edad se lo permite y reconoce que no se vive igual a medida que se van cumpliendo años. “En los primeros campamentos no era capaz de ver lo bonita que es esta experiencia” con los años he ido viendo “cómo los monitores van consiguiendo que vayamos creciendo en la fe a través de momentos en los que aprendes que con Dios en tu vida somos personas más valiosas”. Para Tomás el papel de los monitores es fundamental en un campamento porque “se convierten en padres a la hora de ayudarnos”. En los días que ha pasado en El Rocío han sido muchas las ocasiones en las que Tomás ha notado la presencia del Señor “en la eucaristía, en el Adoremus o en personas que nos han ayudado”.
“El campamento del amor” es la definición que Mª del Tránsito Fernández Ballesteros ha dado de su experiencia como voluntaria en la cocina del campamento en el que participaban sus hijos. No se lo pensó cuando se puso al servicio de la organización para vivir una experiencia de fe junto a sus hijos. Estos días Transi se ha sentido “amada por Jesús” y se siente afortunada “porque al final he sido yo la que me he sentido acompañada” cuando mi intención era la contraria. Sentir la grandeza del Padre ha ayudado a esta madre a vivir importantes momentos de fe estos días.
Queda por delante un mes de agosto intenso, muchos niños y jóvenes tienen aún que disfrutar de sus campamentos. Terminado el verano tocará hacer balance y poner en marcha otra vez los cursos de formación para los monitores, con las miras puestas en la mejora constante de las actividades que ofrece la Diócesis.