La Catedral de Córdoba aocgió el viernes, 12 de mayo, el Rito de Admisión y la institución de Lectores y Acólitos
Un total de siete seminaristas del Seminario Conciliar «San Pelagio» y el Seminario Diocesano Misionero Redemptoris Mater «San Juan de Ávila», recibieron el Rito de Admisión y la institución de Lectores y Acólitos, en la Santa Iglesia Catedral.
El obispo de Córdoba presidió esta celebración el viernes 12 de mayo, en la que dos seminaristas recibieron el Rito de Admisión de manos del prelado: Francisco Daniel Fernández Calero y Rafael Arturo Sánchez Torrealba (del Seminario Misiosero Redemptoris Mater “San Juan de Ávila”). Igualmente, en este día fueron instituidos Lectores y Acólitos los seminaristas Francisco Salvador Flores Hidalgo, Javier González Martínez, Javier Rodríguez Calmaestra, Francisco Solano Aguilar Tejada y Javier Montes Jiménez.
En su homilía, el pastor de la Diócesis recordó que “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los demás”. “Aquí está la Iglesia representada en todos vosotros”, aclamó el pastor de la Diócesis al tiempo que explicó que “es un momento de gran alegría porque uno constata que es Dios el que os ha llamado, porque si esto hubiera sido una ocurrencia vuestra, a estas alturas habría desparecido, pero si perseveráis y crecéis hacia el sacerdocio es porque habéis descubierto que os llama Dios y lo habéis descubierto porque os ha llamado en la serenidad y en la paz de un año y otro, de un tiempo en el que habéis podido entender esta llamada, clarificarla y constatarla con vuestros formadores”.
Monseñor Demetrio Fernández subrayó que el Seminario “no son solo unas paredes, sino que es una comunidad articulada en la que vuestros formadores os van ayudando”. Asimismo, dirigiéndose a los jóvenes seminaristas, les recordó que “la Iglesia os llama por vuestro nombre y apellidos, constatar eso es una alegría inmensa, Dios ha entrado en vuestras vidas de jóvenes y vosotros habéis respondido a su llamada, una llamada que hace capaz al sujeto. Recordad la frase de san Pablo: “Doy gracias a Cristo Jesús que se fio de mí, me hizo capaz y me confió este ministerio”, y en el silencio de Dios entended por qué Jesucristo quiere ser el todo de tu vida”.
El Obispo resaltó la necesidad que tiene la Iglesia de tener sacerdotes, incluso para la Iglesia universal, por eso es importante ver “cómo Dios actúa en el corazón de estos jóvenes y los ayuda a ser fieles al Pueblo Santo de Dios”. Al hilo de esto, a los seminaristas les instó a entregarse al servicio de Dios y a abrirse a su gracia para que Jesucristo los ayude a prepararse para ser sacerdotes.