La renovación entre nosotros del misterio de nuestra fe: pasión, muerte y resurrección, necesita preparación y conocimiento. En la Cuaresma 2023 hemos caminado convencidos de que podemos encontrar un sentido nuevo a todas las cosas y para ello necesitamos silencio y formación. Cada Cuaresma es nueva, siempre estamos, alimentados por nuestra fe, ante un tiempo definitivamente distinto, una oportunidad personal y humana de celebrar la plenitud de una esperanza que solo en el amor de Dios se consuma, se derrama y se nos ofrece de modo particular. El Delegado Diocesano de Hermandades, el sacerdote Pedro Cabello, propone al mundo cofrade una sólida formación, al tiempo que el entorno cofrade constata esta necesidad: “todo el mundo ve la necesidad de formarse, pero reconozco como delegado de Hermandades y Cofradías que hemos fracasado en un 70-80% en todos los planes de formación”. Por delante tiempo de reflexión y trabajo.
El Gran Teatro de Córdoba adopta cada año la forma de un gran pórtico de palabras y gestos que es un pregón de la Semana Santa. El de este año ha sido austero, la sola presencia de la cruz guiona y las imágenes de la Esperanza del Valle y la de nuestra Señora Nazarena han arropado los recuerdos, las vivencias, ecos del pasado y apuesta de futuro de la Semana Santa soñada por Francisco Román Morales, el pregonero de este año a quien la Agrupación de Hermandades y Cofradías designo meses atrás. Sobre este licenciado en Geografía e Historia que trabajó hasta la jubilación en el departamento de Educación del Ayuntamiento de Córdoba, recayó este año el arte de abrir el telón íntimo de su vida cofrade, presentar sus anhelos y reivindicaciones. Desde los seis años mira con ojos cofrades su fe cristiana y desde esa edad es hermano de la Entrada Triunfal; después se implicaría en el Prendimiento junto a su padre. La Sagrada Cena y el Nazareno impregnan su corazón salesiano. A lo largo de su trayectoria ha participado en distintas publicaciones como El libro de oro de Córdoba publicado por Diario CÓRDOBA y es experto en fotografía de a Córdoba antigua.
Jose Daniel González Luna es cofrade de nacimiento. Desde pequeño, junto a su padre y sus hermanos, venía a Córdoba para hacer estación de Penitencia. Viernes de Dolores tras Viernes de Dolores, la familia echó raíces en Córdoba y en torno a la madre de Dios vive su vida cristiana, como Diputado de Evangelización y Formación de la Hermandad de Nuestra Señora de Los Dolores. Está casado y es padre de un hijo. Profesor en el Colegio Alzahir, tiene en su infancia el aroma de Palma del Río, donde vivió sus primeros años de vida, pero su despertar cofrade tiene un poco de Córdoba, de Puente Genil, de Palma del Río. “La primera vez que salí de nazareno fue en la procesión infantil del Cristo de la Misericordia de Puente Genil, que salí junto a mi hermana”. En estos días se agolpan sus recuerdos y revive los sábados de romanos, “La Diana” y el domingo de resurrección de Puente Genil; ver encerrar al Señor de Palma del Río en la mañana del viernes santo, cuando recuerda con cariño especial “las túnicas planchadas y colgadas en los armarios para luego llevarlas al coche y salir temprano de viaje hacia Córdoba”. La Virgen de os Dolores, la Señora de Córdoba, lo esperaba.
Manuel Martín Boillo es un joven escultor cordobés que ha donado en Cuaresma a la parroquia de Jesús Divino Obrero de Córdoba una talla de Jesús, el Cristo de la vida eterna, bendecido por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, el pasado domingo, 5 de marzo. Artista joven y de vocación temprana, es firme promesa para la imaginería cordobesa y cuenta con una sólida formación. Su libertad creativa, le permite asegurar que “no me identifico con ningún estilo particularmente, creo que es algo muy personal”. Siempre intenta que sus obras tengan unas miradas y un aspecto diferente a la tendencia de cada momento y busca siempre “hacer algo de corazón, lo que te salga en cada momento y que a la gente le guste y le implique algo de amor y de necesidad de estar metido en esa escena”. El rostro sereno y paciente del Cristo de la Vida Eterna es fiel ejemplo de su concepto del arte.
Enseñar en cuaresma a los niños el significado de una saeta es una iniciativa en apariencia sencilla, convertirlo en un encuentro didáctico donde se relaciona la oración con esta expresión tan arraigada en nuestra tierra, demuestra la creatividad de un sacerdote que valora la importancia de la formación y sabe que educar el sentimiento religioso es una tarea temprana. Hablamos del sacerdote Carmelo Santana, párroco de San Francisco de Asís de Rute, que ha adaptado el mensaje d manera didáctica para los niños de cinco años del colegio San José Fundación Escolapias Montal de Cabra, para ello se ha valido de la de la mímica y del movimiento, explicando por qué el saetero eleva la voz, mueve las manos e incluso se suele agarrar a un balcón como tomando fuerza para lanzar al aire. Los pequeños han declamado el Viernes de Dolores lo aprendido, algunos de ellos han tomado conciencia por primera vez de estar participando en la Semana Santa.