“La Virgen de las Dolores me ha permitido madurar en la fe”
Jose Daniel González Luna es cofrade de nacimiento. Desde pequeño, junto a su padre y sus hermanos, venía a Córdoba para hacer estación de Penitencia. Viernes de Dolores tras Viernes de Dolores, la familia echó raíces en Córdoba y en torno a la madre de Dios vive su vida cristiana, como Diputado de Evangelización y Formación de la Hermandad de Nuestra Señora de Los Dolores. Está casado y es padre de un hijo. Profesor en el Colegio Ahalzahir, tiene en su infancia el aroma de Palma del Río, donde vivió sus primeros años de vida.
Yo te digo Nuestra Señora de Belén y a ti ¿Qué te sugiere este nombre?
La Virgen de Belén es la Madre de mi infancia, Desde los 9 meses de vida hasta los 17 años, viví en Palma del Río y tengo grandes recuerdos entorno nuestra patrona. El sentirte protegido y tranquilo cada vez que hacíamos un viaje y al pasar por delante de la ermita-Santuario de la Virgen santiguarnos y pedirle a la Virgen que nos permitiera volver a verla otra vez. También recuerdo con especial cariño un marquito pequeño con la foto de la Virgen que tenían mis padres en su habitación, Romerías, misa de romeros, misas del 8 de septiembre (su festividad) y procesiones, numerosas convivencias de preparación para la confirmación alrededor de la Virgen (allí en el santuario).
Es en tu pueblo donde ya participas en los grupos de Paz y Bien, más tarde te sumas a coros, grupos de Catequesis… ¿Cómo era tu relación con Jesús y su Santísima Madre entonces?
Mis primeros recuerdos de mi relación con Jesús y la Virgen están asociados con la música. Junto a mi padres, mis dos hermanos y yo (desde los 3 años de edad) recuerdo participar cantando en misas de romeros, misas del 8 de septiembre para la Virgen de Belén. Yo estudié en el colegio Inmaculada Concepción de Palma del Río, de las hermanas franciscanas de los sagrados corazones. Fue allí, donde comencé a conocer a Jesús y a María Inmaculada, a través de las figuras de San Francisco de Asís y de la Beata Madre Carmen (fundadora de la congregación, de la que aprendí lo que es la fidelidad en el amor, el servicio y la entrega a los demás). Formé parte del movimiento Paz y Bien del colegio, donde me preparé hasta la Confirmación y donde disfruté de tener el privilegio ser catequista de los pequeños durante un par de años (hasta que me vine a vivir a Córdoba).
Y por supuesto dentro de la familia, la devoción a la Virgen y a Jesús nunca ha faltado: mis abuelas eran fieles devotas de la Virgen de Fátima, mi padre a la Virgen de los Dolores, mi madre (como buena pontanesa) a Jesús Nazareno “el terrible” de Puente Genil.
Nosotros vivíamos junto a la Residencia Hospital de Jesús Nazareno (El Señor de Palma del Río), recuerdo a mi padre animarnos a mi hermana con 14 años y a mí que tenía 9 años a que fuéramos algunas tardes de los fines de semana a acompañar a los abuelos jugando al dominó, a las damas, a hacer dibujos con ellos, manualidades. Las miradas de aquellos ancianos que nunca olvidaré, también las recuerdo como un acercamiento a Jesucristo.
¿Cuándo empieza tu despertar cofrade?
Aunque vivíamos en Palma del Río, mi despertar cofrade tiene un poco de Córdoba, de Puente Genil, de Palma del Río. La primera vez que salí de nazareno fue en la procesión infantil del Cristo de la Misericordia de Puente Genil, que salí junto a mi hermana. Recuerdos: Los sábados de romanos, “La Diana” y el domingo de resurrección de Puente Genil; ver encerrar al Señor de Palma del Río en la mañana del viernes santo. Y de Córdoba: De domingo de ramos a miércoles santo, y el viernes santo por la tarde. Recuerdo con especial cariño el ritual del viernes santo: las túnicas planchadas y colgadas en los armarios para luego llevarlas al coche y salir temprano de viaje hacia Córdoba.
Mi padre nos hizo hermanos de la Hdad. de los Dolores desde pequeños. He de decir que yo no llegué a salir de monaguillo en la hermandad porque cuando pasaba la Virgen de los Dolores, me imponía tanto que estaba convencido de que hasta que no fuera un poco más grande como para aguantar todo el recorrido, no podía salir. Hasta entonces veía a mis hermanos, a mis tíos y primos que salían el viernes santo, y yo los veía junto a mi madre y mis abuelos desde las sillas de Claudio Marcelo.
Doce años en la Junta de Gobierno de la Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores es un auténtico “máster” ¿Qué has aprendido en este tiempo como cristiano?
Si antes he dicho que la Virgen de Belén fue la Madre de mi infancia. Sería injusto no decir que la Virgen de los Dolores es la imagen que me ha acompañado a alcanzar la madurez de mi fe. Durante estos años he tenido la suerte de poder estar con tres hermanos mayores distintos, los cuales han sido ejemplo y maestros que me han ayudado a crecer en la fe, en mi devoción hacia la Virgen de los Dolores. Con Ella como testigo, mi esposa Teresa y yo, nos dimos el sí quiero ante Dios. Ella fue intercesora, como ya hizo en las bodas de Caná, del milagro de la vida que Dios nos quiso dar a través de nuestro hijo Santiago. Ella ha sido la que me ha llevado a entender momentos difíciles en mi familia en los que la enfermedad, el trabajo, el dolor, las preguntas, las dudas… han llegado. Mirándola a los ojos de la Virgen de los Dolores, siempre he encontrado una respuesta, un abrazo, un beso, una lágrima, que me ha reconfortado.
Durante estos 12 años no sé si he aprendido mucho o no, pero con todo esto que he vivido, qué menos puedo hacer si no es devolver con mi servicio y mi entrega a los demás lo que tanto me ha sido dado.
Eres Diputado de Evangelización y Formación ¿Es la formación pieza clave del crecimiento y vigor de la vida de la hermandad?
En esto estoy plenamente de acuerdo con nuestro querido Obispo. Las áreas más importantes de las hermandades son el culto, la caridad y la Evangelización-formación. Sin embargo, en los días que vivimos, el atractivo turístico y la popularidad que conlleva la celebración de la Semana Santa hace que en algunos casos, estas áreas hayan pasado a un lugar secundario.
La formación es esencial para el futuro de las cofradías. Hay mucha gente de vida activa en las parroquias que no quieren saber nada de hermandades por esto que he comentado antes. Como miembro activo de la iglesia, me gustaría que esas personas descubrieran que en la hermandad de los Dolores pueden encontrar el sitio que buscan.
A veces, en las hermandades, el enfado con una decisión humana se antepone a la fe. El hombre es imperfecto y se puede equivocar, pero los católicos tenemos algo que nos diferencia del resto de humanos y no es otra que el perdón. Y el que perdona, aun habiendo recibido el daño, si encima lo ofrece y lo pone en manos del Señor en su día a día, hace que su dolor se convierta en felicidad plena. Este ofrecimiento cuando se lo expones y se lo explicas y se lo haces ver a los hermanos, se quedan sorprendidos, porque nunca se lo habían planteado.
Otro tema que es prioritario en la hermandad es el fomento de la vida de hermandad en familia. La Hdad. de los Dolores siempre ha sido una hermandad muy familiar, porque la devoción ha pasado de padres a hijos y de abuelos a nietos. Son muchas las familias que tenemos con varias generaciones en activo.
¿Cómo es hoy la juventud cofrade?
Yo no estoy de acuerdo con aquellos que dicen que los jóvenes de hoy no son comprometidos. Lo que sí estoy convencido es que necesitan ser escuchados y también escuchar a los mayores. Hoy es muy fácil seducir a un joven (y también a algunos mayores) con nuevos proyectos, pero tienen que saber y tienen que oír más a menudo que la Semana Santa de Córdoba cuenta con un patrimonio material de incalculable valor que en algunos casos está en riesgo de perderse porque mantenerlo y restaurarlo resulta económicamente imposible. A veces es más económico hacer algo nuevo, que restaurar. Pero el valor de las cosas no está en lo material, sino en lo emocional y en lo sentimental. Este patrimonio, en el caso de la Virgen de los Dolores, es fruto de la donación de una familia, de un hermano o de un grupo de estos. A mí me gusta explicarle esto a nuestros jóvenes, y les llama mucho la atención. La Virgen cuenta con uno de los ajuares más completos de la Semana Santa andaluza, y no es porque la hermandad sea rica (porque no lo es), es consecuencia de un acto de donación por la devoción de sus devotos. Y ante ese acto ¿quiénes somos nosotros para no luchar por mantenerlo? Ver nuestros pasos igual que los vieron nuestros abuelos, bisabuelos, y antepasados para mi es especial y así me gusta decírselo a los jóvenes, que repito, a veces se sienten tentados por proyectos salomónicos que en muchos casos no llegan ni a verse finalizados.
Este año será el año del esplendor definitivo tras la pandemia para su hermandad ¿Qué cambios veremos? ¿Cómo espera la estación de penitencia?
Como he dicho antes, nosotros somos depositarios de una devoción tricentenaria, y aunque siempre se puede innovar en la disposición de la candelería, en el exorno floral de los dos pasos, en el ajuar que la Virgen luzca el próximo Viernes Santo… En lo estético la hermandad siempre apuesta en la calle por lo clásico, y sobre todo nuestro esfuerzo es mantener en buen estado de conservación el rico patrimonio que posee la hermandad. Se está restaurando la antigua peana de plata de la Virgen (que no procesiona), la base donde va colocado el relicario de los 7 Santos Servitas que va en el paso de la Virgen, cuatro jarras de plata antiguas de la Virgen para los cultos, se han restaurado las puertas de madera exteriores e interiores del santuario.
Para este viernes santo hemos presentado un cartel del nazareno. Figura que, en mi opinión, está siendo damnificada a veces por el andar lento de los pasos y el auge de las bandas de música. En el cartel se lee la frase del evangelio de San Lucas: “Tened encendidas las lámparas y ceñida la cintura”. Hace mención a dos elementos esenciales de nuestros nazarenos, el cirio (para ser luz en el mundo) y el cíngulo (como símbolo de la penitencia).
También pondremos en marcha la iniciativa: acompáñala al pie de la cruz, para que los hermanos que quieran escriban por quién ofrecen su estación de penitencia. Esas frases serán recogidas en un dossier y serán colocadas bajo el manto de la Virgen y procesionará por las calles de Córdoba este viernes santo.
Quisiera aprovechar la oportunidad que me brinda cope para animar a los cordobeses a desempolvar túnica y a salir de nazareno con el Santísimo Cristo de la Clemencia y con Virgen de Córdoba. Aquí tiene su sitio, aquí tiene su casa, que es la de la Virgen y es la de todos.