Ayuno, limosna y oración. En estas tres palabras se resume la vida de un cristiano en Cuaresma, aun cuando todo invita a alejarse de cualquier sacrificio, renovar entre nosotros el misterio de nuestra fe: pasión, muerte y resurrección, necesita preparación y conocimiento. Caminamos en esta cuaresma 2023 convencidos de que podemos encontrar un sentido nuevo. No estamos ante una nueva Cuaresma, estamos, alimentados por nuestra fe, ante un tiempo definitivamente distinto, una oportunidad personal y humana de celebrar la plenitud de una esperanza que solo en el amor de Dios se consuma, se derrama y se nos ofrece de modo particular. Dios nos llama por nuestro nombre ahora y nuevamente a la conversión: es tiempo de purificarnos para el encuentro con Él. El Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías, Pedro Soldado nos propone en esta entrevista una renovación basada en el amor.
La Cuaresma es un tiempo de preparación, ¿cómo debemos vivirlo?
Es un tiempo de renovación, también de preparación; lo que no puede ser nunca es un tiempo de antesala de aquello que venimos celebrando por costumbre o por rutina, año tras año. Toda Semana Santa es diferentes y toda cuaresma son tiempo de preparación para una nueva Semana Santa. Creo fundamental que todos los que vivimos nuestra fe en tornos a nuestras hermandades y cofradías como un acto de renovación para vivir una nueva semana santa en el amplio sentido del término, en la que celebramos los grandes misterios de nuestra fe y por lo tanto nos preparamos para renovar nuestro compromiso y abrir nuestro corazón a la gracia salvífica del Cristo que muere por nosotros que nos salva definitivamente con su muerte en la cruz y con su resurrección.
Se ha celebrado el encuentro de las hermandades y Cofradías con el obispo de Córdoba, les ha pedido que se pongan en modo misionero, que sean vehículos del primer anuncio, ¿Cómo han acogido esta indicación?
Las hermandades siempre están abiertas a las indicaciones que se les hace, desde el cariño y la acogida, por parte del Pastor de nuestra Diócesis también de sus respectivos consiliarios. Evidentemente, cada año nuestro curso pastoral tiene una preparación que permite dar unas pautas que están marcadas por el Papa, que supone ponerse en camino de misión para la evangelización. Creo que las hermandades lo acogen bien porque quieren seguir indicaciones en dos vertientes señaladas también por el Obispo. Una, es necesaria esa evangelización de cara a los jóvenes que se acercan a las hermandades atraídos por lo estético y también con todo aquello que configura lo primigenio de este tiempo de cuaresma, porque también los cultos son un acto en sí de evangelización. Los jóvenes y las familias deben ser un compromiso principal para juntas de gobierno y hermanos mayores para ponerse en estado de misión para evangelizar.
La formación para las hermandades es objeto de formación a través del Instituto “Beata Victoria Diez”, ¿cómo de necesaria la ven las juntas de Gobierno?
Cuando hablas con las hermandades, hermanos mayores o miembros de las juntas de Gobierno, todo el mundo ve la necesidad de formarse, pero reconozco como delegado de Hermandades y Cofradías que hemos fracasado en un 70-80% en todos los planes de formación que se han ido implantando para nuestras hermandades. ¿Dónde está el fallo? No lo sé. Creo que vivimos en una sociedad muy compleja, nos falta tiempo para asistir a tantas convocatorias y, a veces, nos olvidamos de lo fundamental. Tengo la sensación de que llevamos mucho tiempo fracasando.
Un fracaso que no evita que el esplendor de la juventud cofrade se haga presente…
Efectivamente, no me desanimo. Cada año hay conferencias y cursos, pero un ciclo de formación, con una asistencia de bastantes cofrades, no es una realidad. Ese es el contraste, las hermandades son un freno a la secularización. Habrá que acometer la formación de otro modo porque nuestras hermandades están muy vidas y presentes en la sociedad de Córdoba y en nuestra Iglesia.
Hermandades como el de Barrio de Palmeras tienen especial ilusión esta Semana Santa por el estreno de la impresionante talla del Cristo de la Piedad, bendecida el domingo pasado por el Obispo, ¿Cómo es la salud de las nuevas corporaciones que hacen estación de penitencia?
Diría que hay buena salud, pero también existen excepciones. Si las hermandades que se van aprobando canónicamente por el Obispo de Córdoba van dando los pasos para hacer su estación de penitencia y prefieren acortar los tiempos, se equivocan. Yo les pediría siempre que formaran un grupo importante de personas, que vayan adquiriendo enseres para hacer posible esa estación de penitencia. Hay que consolidar las nuevas hermandades con un buen número de hermanos y con la formación que se brinda desde la Diócesis o desde la propia hermandad. Es precisa la formación desde la fe, desde la vivencia que da estar bajo la “tutela” de unos titulares. Si eso no está consolidado y no existe arraigo en lo humano y en la fe, no le auguro buenas expectativas, creo que se quedarán en una mediocridad que no representa un plus para nuestra Semana Santa. Tengo que felicitar a los hermanos del Cristo de la Piedad por su adquisición. Han sabido esperar, aunque han tenido que hacer muchas obras de caridad a consecuencia de la crisis económica. Con gran sacrificio la han adquirido de manos del escultor Antonio Bernal, que ha conseguido una talla de categoría.
En medio de una crisis económica, con tanta incertidumbre, ¿le preocupa el precio de las sillas y palcos?
Córdoba es peculiar. Cuestiones que no se discuten en otras ciudades, en Córdoba, sí. En Córdoba viviremos una Semana Santa con la luz que nos espera después de un túnel de tres años. Esta será la Semana Santa definitiva de recuperación tras una crisis tan dolorosa y lamentable para todos. No haría problema ni de la silla ni de otras cuestiones mínimas. Córdoba, para el que quiere disfrutar de su silla o de su palco puede hacerlo sin gran desembolso y para el que quiera hacerlo desde la calle también puede hacerlo.