MISIÓN PICOTA
El Obispo de Córdoba es el único prelado que ha llegado a los núcleos rurales más remotos de El Dorado, uno de los diez núcleos poblacionales que conforman el departamento de San Martín al norte de Perú, limitando con Moyobamba. Lo pedregoso del terreno y el barro frustraron un primer intento, pero los doradinos buscaron un vehículo que salvase una orografía intransitable y se reunieron con don Demetrio. Tienen sed de Dios y de los sacramentos y el encuentro suscitó la alegría que solo Dios puede dar. Alegría desbordada.
Junto a los sacerdotes misioneros Antonio Javier Reyes y Nicolás Rivero, el Obispo ha recorrido lugares recónditos donde cuatro palos clavados en el suelo de tierra eran improvisadas capillas para recibir a los “padrecitos”. El Obispo hace acopio de momentos y los condesa en una certeza vivida: la gente tiene hambre de Dios.
La llegada a las aldeas ha sido emocionante. La espera paciente de los peruanos, la gratitud expresada de tantas maneras y la fe sencilla y profunda conmueven. La Iglesia se extiende al llegar a cualquier frontera, seguir los pasos de los apóstoles los ha llevado a proclamar el Evangelio a todos. Ejemplo y testimonio de un obispo en misión
¿Cómo ha sido el encuentro con los vecinos de Picota, de sus núcleos rurales, de sus aldeas?
Son días intensos, con celebraciones en la mañana, en la tarde y encuentros con las distintas comunidades, los misioneros diocesanos Antonio Reyes y Nicolás Rivero, han hecho un programa que incluye visitar los lugares más distantes, adonde apenas se puede llegar y estamos llegando. La alegría es inmensa por parte de la gente y también por parte mía, de los misioneros y de Álvaro que nos acompaña. Hemos disfrutando realmente, aunque te hace entender las condiciones en que vive esta gente y se te desgarra el alma al ver que tienen mucha hambre de Dios y apenas podemos saciársela nosotros.
Es la primera vez que ha llegado un Obispo a lugares como El Dorado, ¿cómo lo han recibido?
No se puede describir el camino, nunca antes había transitado un camino como éste, entre barro, literalmente inaccesible. Lo intentamos y nos volvimos, pero nos enviaron un vehículo capaz de ir por encima de las piedras, con este coche pudimos llegar. La alegría fue muy grande. Los niños nos estaban esperando con sus padres, había preparados nueve bautizos. No tienen siquiera un espacio como iglesia sino que los celebramos en un espacio de la municipalidad, muy bien acondicionado, por cierto. Allí prepararon un mural donde se leía “bendito el que viene en nombre del Señor”. Todo lo viven con mucha fe y mucha gratitud a Dios por parte, agradecen emocionados que el monseñor,-como llaman aquí a los obispos-, celebre la eucaristía, les traiga el bautismo y sea capaz de reunir a todo el pueblo. Lo he disfrutado mucho, a pesar de todas las penalidades que pasamos. Por la noche, cuando volvíamos a casa, en el silencio de la oración dimos gracias al Señor porque esta gente tiene hambre de Él y no le había llegado el mensajero y la buena noticia del amor de Cristo. Fue un día especial en el que el padre Nicolás se ha comprometido a ir una vez al mes o cada dos meses para reanimar la comunidad e instalar allí a dos animadores que reciban el apoyo de otros. Esto supone la implantación de la Iglesia en los primeros pasos que dieron los apóstoles en el siglo XXI, donde nunca ha llegado un sacerdote, no hay eucaristía y hay mucha gente que quiere recibirlos.
“LO MÁS IMPORTANTE DEL MISIONERO NO ES SOLO LO QUE DICE, SINO LO QUE HACE, Y EXPLICAN EN LA EUCARISTÍA QUE HAN VENIDO PORQUE LES HA ANDADO JESUCRISTO SIGUIENDO EL MANDATO “ID A TODO EL MUNDO A ANUNCIAR EL EVANGELIO A TODA CRIATURA. EL QUE CREA Y SE BAUTICE SE SALVARÁ”
¿Cómo es la Iglesia de Picota?¿cómo la viven nuestros hermanos de allí?
Ellos no están completamente incomunicados porque tienen TV y otros medios, también tienen Internet y señal wifi, a través de los que les llegan muchas cosas buenas otras no tanto. Ellos están muy agradecido a los “padrecitos” que están junto a ellos por amor a Dios. Lo más importante del misionero no es solo lo que dice, sino lo que hace, y explican en la eucaristía que han venido porque les ha mandado Jesucristo siguiendo el mandato “id a todo el mundo a anunciar el Evangelio a toda criatura. El que crea y se bautice se salvará”. Por eso vengo hasta aquí, mandado por Jesucristo. Han escuchado muy emocionados este mensaje. La presencia del misioneros y el de los animadores es un testimonio muy grande, podríamos mandar el mensaje por los medios de que disponen, pero el Evangelio ha de ser difundido boca a boca, y lo más importante es el testimonio de quienes empeñan su vida en ese anuncio y no se echan atrás ante las dificultades de caminos o clima. Aprecian mucho que el anuncio del Evangelio vaya acompañada por el testimonio de vida de una persona consagrada al Señor. Valoran la vida del sacerdote que tiene a Jesucristo como tesoro y quiere compartirlo con ellos, eso les vale mucho más que a nosotros que estamos acostumbrados a contar con ellos
A la llegada a Picota, le pedían más sacerdotes para la zona, pero también le daban las gracias por haber enviado hasta allí a fervorosos sacerdotes, usted ha animado a las comunidades a atender la llamada a la vocación, tanto a padres como a jóvenes, ¿hay un clima propicio para ello?
Sin duda. Muchos niños me han dicho en este viaje que querían ser sacerdotes. Es imprescindible para la comunidad cristiana. Está supervalorada el testimonio y la tarea del sacerdote, los niños me trasmitieron que querían ser sacerdotes, luego lo serán a los que Dios llamen, pero es un campo abonado para vocaciones sacerdotales, consagradas y de vida religiosa de chicos y chicas. En Picota hay vocaciones y es tarea de los misioneros sostenerlas con su ejemplo y luego cuidarlas y alimentarlas. Los misioneros como Antonio Javier Reyes y Nicolás Rivero son embajadores de la Iglesia. Son quinientos mil en todo el mundo. El Evangelio llega a través de ellos, despiertan en nosotros, que estamos acomodados en una vida cristiana muy compuesta, el afán de llevar el Evangelio que a nosotros nos ha llenado el alma y queremos que se les llene a ellos. A poco que se lo anunciemos, captan la belleza y el atractivo del amor de Dios, del perdón de Dios y su grandeza.
Recuerdo la primera vez que llegue a Picota con los sacerdotes diocesanos Juan Ropero y Francisco Granados cómo lloraban los fieles durante la eucaristía. Les pregunté porque lloraban y respondían “porque hemos pedido a Dios que nos mande un padrecito y hoy nos ha concedido dos padrecitos. No se lo podían creer.
Ayer, cuando íbamos pasando por los pueblecitos nos encontramos con capilla improvisadas, con cuatro palos hincados en el suelo de tierra porque saben que les llevamos a Jesús, que es más importante que monseñor y que todo.
NICOLÁS RIVERO
Sacerdote misionero en Perú
“La alegría ha definido este encuentro porque la gente al recibir la Palabra de Dios”
“El encuentro ha sido muy grato, que el Obispo nos acompañe en la misión es un aliciente. El encuentro con las personas de Picota ha sido muy bonito, han mostrado su agradecimiento a la diócesis de Córdoba y al Obispo por enviarle sacerdotes. La alegría ha definido este encuentro porque la gente al recibir la Palabra de Dios, al encontrarla, desprende alegría. El Señor suscita la verdadera alegría en el corazón y se manifiesta al compartir y vivir al fe con esta gente sencilla que están teniendo la alegría d que Dios se hace presente en sus vidas” .
ANTONIO JAVIER REYES
Sacerdote Misionero en Perú
“Hemos visto el ímpetu, la dedicación y el espíritu misionero de nuestro Obispo”
“Hemos podido sentir la cercanía y el cariño sincero que el Obispo tiene por estas comunidades diseminadas por toda la selva amazónica. Hemos podido compartir con él no solo la oración personal sino también esas visitas, la eucaristía y la celebración de los sacramentos para algunos cristianos. Han sido días de gracia y alegría. Hemos visto el ímpetu, la dedicación y el espíritu misionero de nuestro Obispo. Nos ha hecho entusiasmarnos todavía más y entusiasmarnos con sus palabras en distintos encuentros, sobre todo con los animadores y sus familias. Córdoba tiene puesto todo su corazón en esta parroquia y así nos lo ha hecho llegar el Obispo”.