El Obispo de Córdoba está en visita pastoral en Picota, provincia del departamento de San Martín al norte de Perú, habitada por más de cuarenta mil personas a lo largo de más de dos mil cien kilómetros cuadrados.
Enclavado en la selva amazónica, de gran belleza, este territorio forma parte de la Prelatura de Moyobamba con la que nuestra Diócesis tendió un puente misionero entre Córdoba y Picota. Allí, durante once años, la misión diocesana trabaja con la presencia de dos sacerdotes cordobeses, que han sucedido a otros muchos, presentes desde el inicio de la misión.
Seminaristas, y también laicos, llegados desde Córdoba han podido comprobar en este tiempo la grandeza de nuestra iglesia diocesana, que se pone al servicio de los que no siempre tienen el privilegio de recibir los sacramentos y viven la llegada de los sacerdotes como un auténtico regalo. Al llegar don Demetrio, la provincia de Picota, sus núcleos rurales y sus gentes, han salido al encuentro del Obispo.
San Hilarión: “Gracias por enviarnos fervorosos sacerdotes”
El Obispo de Córdoba visitó el día 16 de enero el distrito de San Hilarión en cuya parroquia celebró la eucaristía y rezó el santo rosario junto a los fieles vinculados a la misión diocesana de Picota. Monseñor Demetrio Fernández fue recibido con carteles donde podían leerse mensajes de agradecimiento por la labor que allí desarrollan los sacerdotes cordobeses Antonio Javier Reyes y Nicolás Rivero y otros en los que se reclamaban más sacerdotes para la zona.
El obispo conversó con todos en este primer encuentro y durante la homilía en San Hilarión se dirigió a los fieles diciéndoles que “Jesucristo es un esposo verdadero que nos ama hasta dar su vida en la cruz, pero espera de nosotros que lo amemos también a Él dándole nuestro corazón”. El prelado reparó en las imágenes dela Virgen María del templo donde presidió la primera eucaristía de su visita pastoral a Picota, “donde está Jesús está su madre y donde está María está Jesús”, les dijo y encomendó a la Virgen la capacidad de amar a Jesús y unos a otros como Él nos ha enseñado.
En su alocución, don Demetrio manifestó su alegría por estar entre los fieles de San Hilarión y subrayó la presencia de los sacerdotes cordobeses a los que se el Obispo de la prelatura de Moyobamba le ha encomendado esta y otras parroquias, “qué bonito es tener sacerdotes cerca”, aseguró, mientras les trasladó la posibilidad de vocaciones nativas para poder disfrutar de la celebración de la eucaristía cada domingo: “necesitamos sacerdotes en San Hilarión, Moyobamba, Shamboyacu y en el mundo entero; vamos a pedirle a Jesús que nos mande más, porque Él es el que llama”.
De Picota a Nueva Bagua anunciando a Cristo Vivo
En el día de San Antonio Abab, que se celebra el 17 de enero, el Obispo se reunió con los grupos parroquiales de Picota tras celebrar la eucaristía. Un encuentro que propició que monseñor Demetrio Fernández hablara de santidad y del abandono “de nuestras cosas» para seguir a Jesús.
Durante el encuentro con los grupos parroquiales, el obispo dio las gracias a los fieles por la ayuda dada a los sacerdotes diocesanos misioneros en Picota, Antonio Javier Reyes y Nicolás Rivero que “han tenido que dejar muchas cosas y personas, han tenido que decir adiós a sus padres porque sienten que Dios les dice: ve muy lejos y predicar el evangelio”. Además animó a los padres congregados en la celebración a enviar a sus hijos al seminario y a los jóvenes a escuchar la llamada de la vocación sacerdotal.
“Dios lleva a término aquello que nos promete”, afirmó el Obispo durante su homilía ante los grupos parroquiales de Picota, y a lo largo de los siglos, -continuó- Dios ha preparado este encuentro con las personas, aunque le hayan dado la espalda, pero Dios nunca ha dado la espalda al hombre, porque Él siempre cumple sus promesas, “sobre todo nos ha dado a su hijo Jesucristo crucificado que preside nuestros templos y a Jesucristo glorioso al que no vemos, pero adoramos en la eucaristía y recibimos en la comunión.
“Lo más importante de todo es amar a Dios y al prójimo”, afirmó don Demetrio, pero, matizó, nos gusta aferrarnos a las normas y “se nos olvida Dios y el prójimo”. Jesucristo nos ha dicho por “encima de todo está el amor a Dios y al prójimo y todas las normas nos ayudan a amar a Dios y al prójimo”.
Llegada a Nueva Bagua el 17 de enero
A Nuevo Bagua, en el distrito de Buenos Aires, provincia de Picota, se llega a través de caminos de tierra. En plena selva amazónica, una pequeña comunidad de fieles se reunió en torno a la modesta Iglesia donde no todos los domingo puede celebrarse la Santa Misa, por eso la llegada del Obispo de Córdoba ha sido acogida con mucha alegría .
En el poblado de Nuevo Bagua, el obispo de Córdoba propuso a los asistentes aprender de nuestros hermanos los santos y escuchar a Jesús cuando nos llama al modo en que lo hicieron santos como San Antonio y San Francisco de Asís que pudieron percibir esa llamada cuando Jesús les dijo “tú vente conmigo y déjalo todo”. Cuando uno hace ese cálculo, -explicó el Obispo-, encuentra mucho más de lo que se nos pide cada día y por tanto, “cuando Jesús nos dice déjalo todo y vente conmigo, hemos de seguirle con generosidad porque Él va a darnos mucho más de lo que nos está pidiendo cada día”.
El Obispo en su homilía se refirió a una pequeña imagen de Jesús de los Milagros y otra de Cristo a Crucificado, en su presencia preguntó a los niños “¿Cuántas heridas tiene Jesús?” para explicar que el corazón de Cristo tiene una herida en el corazón hecha por la lanza en el costado y ese corazón atravesado nos dice “yo te quiero mucho”, un corazón que ha quedado abierto como el de Jesús de los Milagros, “cuya sangre ahora viene al altar” y junto al pan consagrado significa que es Cristo vivo el que “viene a nuestro pueblo”.
Encuentro Continental de sacerdotes de la OCSHA
Asimismo, tras su visita pastoral a Picota, el obispo de Córdoba participará del 23 al 27 de enero en Lima, en el encuentro Continental de la OCSHA como enviado por la Conferencia Episcopal Española al encuentro de sacerdotes misioneros españoles de toda América, entre los que también se encuentran Antonio Javier Reyes y Nicolás Rivero, sacerdotes misioneros de Córdoba en Picota.