Celebrada en la Catedral la misa funeral por Benedicto XVI, presidida por el obispo de Córdoba.
Numerosos sacerdotes, fieles y representantes de la administración local y autonómica se unieron a la celebración por su eterno descanso
La Catedral de Córdoba acogió el sábado, 7 de enero, la misa funeral por el eterno descanso del Papa Benedicto XVI presidida por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, a la que asistieron miembros del Cabildo Catedral, numerosos sacerdotes, religiosos, fieles y representantes de la administración autonómica y local.
El Obispo pronunció una homilía dedicada a Benedicto XVI cargada de admiración, respeto y gratitud al Papa Emérito fallecido el 31 de diciembre. A Benedicto XVI elevó su gratitud por “las gracias abundantes que Dios ha dado a la Iglesia en sus ocho años de Pontificado como obispo de todos al ser Obispo de Roma”.
Monseñor Demetrio Fernández glosó la figura de Benedicto XVI deteniéndose en su dimensión intelectual, su vida contemplativa, su amor a la Iglesia, su capacidad de diálogo y su amor a la liturgia del que “todos hemos aprendido como el maestro de la celebración que ha sido en una admirable identificación del ministro de Cristo con el misterio de Dios para el bien del Pueblo”.
Benedicto XVI fue desde 2005 a 2013 Pastor de la Iglesia Universal y antes desarrolló una ejemplar colaboración y ayuda a san Juan Pablo II de manera que “todo el cuerpo doctrinal de los últimos sesenta años tienen origen en el Cardenal Ratzinger, después Papa”, dijo el Obispo, destacando su vida santa de hombre humilde que ha dejado como legado discursos antológicos pronunciados en Alemania, Francia o Reino Unido, capaces de alumbrar los caminos de la verdad para la humidad y buscarla “en un mundo que tapona la verdad y, a veces, prefiere las fábulas y las mentiras” .
El Obispo indicó que la vida fecunda del Papa Emérito nos permitirá volver “sobre sus enseñanzas, que permanecerán perennes en la historia de la Iglesia en los siglos venideros”, y subrayó su carácter humilde, “nunca engreído, un hombre manso que viene de Dios y ha vivido para Dios”.
Por último, el Obispo se dirigió a los sacerdotes para proponerles el ejemplo del Papa y su “vocación de servir a Dios con todo e l corazón, con toda el alma”.