Lucena cuenta desde el día 1 de enero con una Capilla de Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento en la parroquia de la Sagrada Familia. El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, acudió a inaugurarla coincidiendo con la solemnidad de Santa María Madre de Dios.
De la mano de los misioneros laicos de la Eucaristía, delegados del Padre Justo Lofeudo, misionero de las Capillas de Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento, que han estado visitando a los fieles lucentinos e informando de la importancia de la Adoración Perpetua y de los frutos que se obtienen, los feligreses han conseguido tener un lugar donde poder adorar y rezar ante el Santísimo las 24 horas del día y los 365 días del año
Los fieles de Lucena ya pueden orar durante todo el año y en cualquier momento del día ante el Santísimo gracias a la apertura de una capilla de Adoración Perpetua en la parroquia de la Sagrada Familia, un lugar abierto en el que no faltan personas para acompañar a Jesús Sacramentado.
Se trata de una idea que partió de laicos lucentinos y que poco a poco fue tomando forma hasta convertirse en una realidad el pasado domingo, 1 de enero, festividad de Santa María Madre de Dios. “La idea de inaugurar una Capilla de Adoración Perpetua partió de una iniciativa de laicos que fue secundada por muchos más. Se fue divulgando poco a poco la idea por el pueblo y la gente encantada respondió muy contenta y con mucha ilusión a la propuesta. Como no podía ser de otro modo, yo acogí esa idea como algo que podía ser un regalo para la localidad de Lucena y la comarca”, explica el párroco de la Sagrada Familia, Fernando Martín.
La capilla fue inaugurada por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, quien presidió la santa misa en el templo de San Pedro Mártir, junto a los sacerdotes concelebrantes Jesús María Moriana Elvira, Vicario de la Campiña, y Fernando Martín Gómez, párroco de la Sagrada Familia de Lucena.
Numerosos fieles y devotos de la localidad y de localidades vecinas, junto con representantes de Cofradías, Hermandades y Autoridades Civiles, participaron en la celebración. Al término de ésta, acompañaron al Santísimo Sacramento que, bajo palio, fue portado por Mons. Demetrio Fernández desde el templo de San Pedro Mártir hasta la Capilla de la Adoración Perpetua situada en la parroquia de la Sagrada Familia.
De esta forma, se abría este lugar para adorar a Jesús Sacramentado las 24 horas del día y los 365 días del año. “La motivación principal para hacer realidad esta capilla ha sido la de que Jesús Eucaristía sea adorado y consolado. El Señor en la cruz nos dice: “Tengo sed”; y desde la Eucaristía nos está diciendo: “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”. El corazón de Jesús late verdaderamente en la Sagrada Eucaristía y nos está pidiendo reclinar nuestra cabeza en su pecho como lo hizo el Discípulo Amado para llevarle nuestros problemas y a la humanidad doliente el don de la paz, un don que solo es posible si hacemos que el Reino de Dios se vaya propagando”, asegura Fernando Martín quien recuerda a su vez, que “hay gracias que el Señor concede cuando estamos en su presencia eucarística. Estar con Él es un regalo porque estamos regustando lo que será el cielo”.
Precisamente el Cardenal Newman decía que la Eucaristía “es el cielo y la tierra” y estar con el Señor en el Sacramento del Amor es un trocito de cielo del que ya podemos participar; por ello, a partir de que la crisis sanitaria diera un poco de tregua, los fieles lucentinos acogieron a los misioneros laicos de la Eucaristía, unos delegados del Padre Justo Lofeudo, misionero de las capillas de Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento, que estuvieron visitando la localidad y otros pueblos vecinos del arciprestazgo para informar qué es la Adoración Perpetua y los frutos que se obtienen.
La congregación misioneros de la Eucaristía tiene en su carisma propagar por el mundo entero las Capillas de Adoración Perpetua. “Contactamos con los misioneros que vinieron en varias ocasiones de misión por Lucena y por los pueblos de alrededor del arciprestazgo y esa misión es la que ha hecho posible que la gente se entusiasmara con el proyecto, porque son personas que aman profundamente la Eucaristía y han sabido transmitir la urgencia y la bendición que supone tener una Capilla de Adoración en nuestro pueblo”, subraya el párroco.
Un mensaje que transforma el corazón
Serán multitud de fieles los que cada día acompañen a Jesús Sacramentado y pasen un rato de oración junto a Él mostrándose al mundo en oración permanente. Y es que los cristianos tienen esa necesidad de oración, que transforma el corazón, nos acerca a Dios, hace que podamos abrir las puertas de nuestro corazón de par en par a la acción del Espíritu Santo. “Adorar al Señor supone esa conversión constante que todos necesitamos y dejar que el Señor vaya modelando nuestro barro y lo vaya llevando a la meta de la santidad que es la de todos los bautizados”, indica el sacerdote Fernando Martín.
La Capilla de Adoración Perpetua es ya una realidad en el pueblo lucentino, fruto de un gran esfuerzo y sacrificio por parte de los coordinadores de turno y de hora para que el Señor nunca esté solo, así como del párroco y aquellas personas que han colaborado en este tiempo de arduo trabajo. Un tiempo que, según el párroco, se ha vivido con ilusión y con la confianza puesta en el Señor, teniendo una actitud humilde ante esta obra que nos sobrepasa a todos, pues “solo si es una obra de Dios puede salir adelante”. “El Señor va abriendo caminos y nos ha ido mostrando cómo esto es obra suya”, asegura Fernando Martín.
Homilía del Obispo
El obispo de Córdoba, en la homilía de la misa inaugural, recordó que esto es algo “que lo quiere Dios” y se dirigió a Él para pedirle su bendición. “Bendice a cada uno de nosotros, a las familias y a este proyecto que hoy se convierte en una realidad en Lucena”, aclamó.
Monseñor Demetrio Fernández transmitió tranquilidad a los impulsores del proyecto, porque “es un proyecto llevadero en el que veréis como no va a faltar gente para estar en esa capilla del Santísimo, una expresión de amor que se ha construido para Jesús Sacramentado”.
El pastor de la Diócesis expresó que estas iniciativas van propagándose por el mundo entero y Lucena no podía ser menos. “Agradezco a los que han hecho esta promoción, a las fuerzas vivas de Lucena que han creado este lugar en la más pequeña de las parroquias de Lucena, la última construida, pero un lugar muy acogedor, de fácil acceso y aparcamiento. Por ello, le pido a Dios su bendición”, afirmó.
ENTREVISTA A EUFEMIO ROMANO MOLINA
“A adorar se aprende adorando y también se aprende a amar al Señor”
Eufemio Romano Molina es el Coordinador General de la Adoración Eucarística Perpetua de Toledo, gran conocedor de la historia de las Capillas de Adoración Perpetua. Él mismo nos cuenta cómo llegaron a instalarse estas capillas para adorar a Jesús Sacramentado.
¿Cuál es el origen de las Capillas de Adoración Perpetua en España?
Eufemio Romano: La primera capilla de Adoración Eucarística Perpetua (AEP) en España fue la de Cancelada, de Málaga, y fue fruto providencial del Señor que en Medjugorje propició el encuentro entre el párroco de Cancelada, Don Luis Cerezo, que deseó abrir una capilla en su parroquia y el Padre Justo Antonio Lofeudo, M.S.E, que estaba buscando cómo iniciar la AEP en España.
¿Cuántas Capilla de Adoración Perpetua hay en España? ¿Cuántas en el mundo? ¿Cuál fue la primera?
Eufemio Romano: En España hay 66 capillas de AEP, la de Lucena será la 67 y está previsto inaugurar otra en Herencia (Ciudad Real), en el mes de febrero.
Es difícil calcular las del mundo, pero debe haber un número superior a 5.000.
¿De dónde procede esta manera de ofrecer a Dios nuestro amor, servicio y devoción?
Eufemio Romano: El promotor inicial de la Adoración Eucarística Perpetua fue San Pedro Julián Eimard, fundador de los Sacramentinos, si bien aunque había seglares, estaba apoyada fundamentalmente por los Religiosos Sacramentinos, con el tiempo fue decayendo.
En los años 60 el Padre Martín Lucía, religioso de los Sagrados Corazones, sintió el deseo de promocionar la AEP, se exclaustró y el Papa San Pablo VI, le dio autorización para promoverla en el mundo. Comenzó en Estados Unidos, donde la primera capilla le llevó 4 años, después fue a Filipinas, donde se produjo el lanzamiento mundial y la apertura de cientos de capillas. Fundó una comunidad de vida apostólica integrada por sacerdotes y diáconos. Algunos laicos también participaron de las misiones.
El P. Justo Lofeudo, miembro de su comunidad fue el introductor en España, después de haber estado en Méjico y otros países.
¿Qué cualidades ha de tener un adorador?
Eufemio Romano: No se requieren cualidades especiales, todos somos capaces de comunicarnos con Dios. Lo principal es abrirse al don de Dios, que es nada menos que el don de sí mismo en la Eucaristía. Obviamente, que se requiere un mínimo de fe. Pero, ocurre que muchos llegan a la adoración sin saber porqué. El porqué está en la atracción de Dios que llama a estar con Él ante el Santísimo Sacramento. A adorar se aprende adorando y también se aprende a amar al Señor.
¿Qué diferencia hay entre alabanza y adoración?
Eufemio Romano: La alabanza es exteriorización del amor a Dios, de su grandeza y acción de gracias por sus beneficios. La adoración es el reconocimiento silencioso de lo mismo, pero dejándose penetrar por la presencia del Señor y dejando espacio al silencio para que Él hable al corazón, de la forma que el Señor sabe hacerlo.
En general, se entiende por alabanzas las comunitarias. La adoración es también comunitaria pero de un modo diferente. La adoración perpetua, en particular, sin dejar de ser comunitaria (porque es una comunidad la que adora sin interrupción) es íntimamente personal, siempre en silencio y recogimiento con el Señor, en esa intimidad profunda del encuentro con el Amado.
Un líder carismático hizo esta comparación. En el camino hacia Dios, ese que llamamos conversión, la primera etapa es la liberación de la esclavitud y en esa liberación descubrir al Salvador, saberse liberado es el motivo de las alabanzas. Es el paso del Mar Rojo. Pero, luego hay que entrar a la Tierra Prometida, hay que pasar el Jordán y ese paso es el de la adoración. Esto no quiere decir que alabanzas y adoración se disocien y que cuando empieza la adoración no haya más alabanzas. Claro que las hay. Sólo que el modo de expresarlas difiere.