En esta ocasión, Monseñor Demetrio Fernández presidió la eucaristía en la Santa Iglesia Catedral donde agradeció a los presentes su trabajo diario recordándoles la alegría que supone servir a la Iglesia e instándoles a servirla “con amor y diligencia”. “El amor no conoce la pereza, sino la entrega”, indicó el prelado al tiempo que recordó que la Iglesia nos está invitando a que vivamos “aprisa”, especialmente durante estos días en los que “el anuncio de la venida de Jesucristo nos debe disipar todas esas nieblas de nuestra vida y acogerlo con un amor desbordante”.
El Obispo subrayó que “el trabajo hemos de hacerlo como la Virgen, con prontitud, serenamente, con alegría y llenos de amor”. “Que estas fiestas de Navidad sean para todos una dosis de amor abundante, en actitud de servicio”, aclamó.
Seguidamente, el pastor de la Diócesis bendijo el Belén ubicado en el patio principal del Obispado y compartió con los trabajadores un desayuno, preparando así el corazón para la venida del Señor.