Los jóvenes de la diócesis de Córdoba, convocados por la Delegación diocesana de Juventud y la Pastoral Vocacional de la Diócesis, protagonizaron un año más la Vigilia de la Inmaculada en la Santa Iglesia Catedral.
Como antesala a esta celebración, partieron en procesión desde la parroquia del Salvador y Santo Domingo de Silos (La Compañía) con la imagen de la Inmaculada Concepción de las religiosas Carmelitas rumbo al templo principal de la Diócesis donde los esperaba el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, para celebrar la solemne Vigilia en la que se desarrollaron tres testimonios: el de una religiosa, el de una pareja de novios y el del diácono Juan Yersin.
En su alocución, el Obispo expresó la importancia de la fiesta de la Inmaculada, “que tiene resonancia en nuestro corazón y que produce gozo”. “Dios preparó a María para ser la Madre de Jesucristo y Ella no tuvo pecado nunca”, recordó. El prelado pidió a los jóvenes que no se cansen de mirar a María porque Ella es un don grande de Dios para toda la humanidad.