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Semana de la formación misionera

Ser testigo de Cristo con palabras y obras es el primer modo de evangelizar. Quizás deberíamos pasar de una idea meramente geográfica de misionero a la idea eminentemente vital y existencial. En este sentido no podemos quedarnos tranquilos en una espera pasiva en nuestros templos e instituciones, hace falta pasar de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera.

Hay que ser conscientes que, en la llamada de Jesús a salir, están presentes los escenarios y desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora a la que todos somos llamados. En esta, cada cristiano, desde su comunidad local, debe avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no deja las cosas como están, sino que sale de sí y, abandonando su comodidad, discierne lo que el Señor le pide y la transforma, como expresa el Papa Francisco en Eg 24: es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, se involucran, acompañan, fructifican y festejan.

La misión de los discípulos tiene un carácter universal: “a Jerusalén, a toda Judea, a Samaría y hasta los confines de la tierra”. Si todavía en el siglo XXI hay más de 1.000 territorios de misión quiere decir que el campo de acción sigue siendo inmenso. Sin olvidar que mientras avanzamos en la evangelización de nuevos horizontes espaciales en el mundo, retrocedemos en nuestro propio entorno, por lo que esa evangelización tiene que darse a dos bandas, para no ser engullidos por la secularización en nuestras comunidades de vieja tradición cristiana. Nuevos horizontes geográficos, sociales y existenciales, lugares y situaciones humanas límites, nos están urgiendo a ir “más allá” de nuestros propios confines.

La referencia del Papa Francisco a los fieles de diversas nacionalidades presentes entre nosotros, debido a que han huido de su tierra a causa de las persecuciones religiosas, situaciones de guerra y violencia, y a los que hay que atender pastoralmente no está falta de interés y de relevancia. No podemos cerrar los ojos a los que están a nuestro lado y que en poco tiempo estaban en esos territorios a los que miramos desde la misión. Sería un contrasentido, un contradecir nuestra labor.