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Familia y amistad para la misión diocesana de Picota

Cuando el amor de una familia y la amistad duradera conectan con la voluntad de servicio a la Iglesia y la vocación misionera, surge una expedición como la que en breve se pondrá rumbo a la misión diocesana de Picota desde Córdoba. Hasta el departamento de San Martín viajan los padres y hermano de Antonio Javier Reyes, el sacerdote David Reyes, y tres cordobesas guiadas por la voluntad de sumar en la labor misionera que allí llevan a cabo sacerdotes cordobeses desde hace más de diez años.

El próximo en llegar a esta provincia peruana es el sacerdote Nicolás Rivero, que el día 14 de agosto será despedido en la Catedral durante la celebración de la eucaristía presidida por el obispo de Córdoba.

Antes, Antonio Reyes verá llegar a su familia y a tres personas a las que ha guiado en la fe. Juntos estarán un mes ocupados en la tarea de conocer la misión y tomar contacto con los animadores  repartidos por la provincia, contagiados por el quehacer diario de la misión diocesana. Para la familia de Antonio Javier Reyes la vocación misionera se mezcla con el deseo de ver a su hijo y están muy animados con la idea de “poder acompañarlo en las salidas a los distintos poblados”, asegura Antonio, el padre del sacerdote misionero, dispuesto a reparar lo que surja gracias a sus habilidades. Rosario, madre del sacerdote también desea abrazar a su hijo y se manifiesta “abierta a todo lo que pueda ayudar si en algo me necesitan”, solo esta voluntad  puede más que la idea de cruzar el océano con horas de vuelo por delante.

Para David Reyes Guerrero el reencuentro con su hermano será una gran alegría, pero lo impulsa también  “la experiencia de misión como sacerdote, ya que hace ocho años pude tenerla como seminarista”. Desde Picota, este sacerdote viajará a Lima, a San Francisco Solano, Para “encomendarle mi ministerio que comienzo el próximo septiembre” en la parroquia montillana del mismo nombre, donde tomará posesión el 2 de septiembre.

Inmaculada Cachinero encuentra en este viaje a Perú una  oportunidad para conocer otras realidades “y ayudar dentro de mis pobres capacidades en las necesidades de la misión de Picota, guiados por sus sacerdotes”.

Abandonarse a la voluntad de Dios es su objetivo, el mismo que persigue Auxi Lucena que espera “estar a la altura de lo que la misión y lo que el Señor nos vaya pidiendo”. Crecer en la fe y darse a los demás forma parte de sus deseos antes de partir, un anhelo que comparte con Curra, quien declara que este viaje quiere ser una expresión de servicio y trabajo  y una oportunidad para colaborar “por su Reino en la misión, guiada por D. Antonio y espero no estorbar mucho la obra del  Señor y abierta a todo lo que  quiera regalarme”.

Un grupo de jóvenes de la asociación SUF vinculada a la parroquia de Cristo Rey participa en la misión de Picota

Fátima, Rafael, Eduardo, María y Fernando han dedicado parte de sus vacaciones de verano a viajar a Perú para participar en la misión diocesana. El sacerdote Antonio Reyes, los ha recibido, y ha contado con su servicio durante los días que han estado allí. El Padre José María ha sido el encargado de organizar el viaje desde Córdoba a través de la asociación “Somos una familia”.