Mons. Demetrio Fernández administró el domingo, 24 de abril, los sacramentos de la iniciación cristiana a diecisiete catecúmenos
Mons. Demetrio Fernández acogió con cariño a los catecúmenos que iban a ser bautizados y comenzó la celebración explicando cada uno de los ritos con los que empezaría la santa misa. Posteriormente, a lo largo de la homilía, el Obispo fue instruyendo a los catecúmenos sobre los sacramentos que iban a recibir durante la eucaristía de este domingo. Comenzó indicándoles que la túnica blanca que recibirán durante el Bautismo «es signo de pureza, de la gracia de Dios en nuestros corazones. Un Bautismo que perdona vuestros pecados, porque Jesucristo y su Iglesia existen para perdonar nuestros pecados, ya que la misericordia de Dios es infinita».
Es más, incidió el Obispo, «Dios no se cansa de perdonar». Mons. Demetrio Fernández les recordó cómo Dios se ha encontrado con cada uno de ellos en una situación diferente y «ha tocado vuestro corazón».
“No venís solos”, continuó el Obispo, “sino acompañados por la Iglesia para recibir los sacramentos por los que uno es hecho cristiano; no sólo el Bautismo, sino también la Eucaristía, en donde el cuerpo de Cristo es el alimento de la vida eterna, y la Confirmación, que os dará la fortaleza de Dios para afrontar las dificultades de la vida», recordándoles que no les van a faltar.
«La paz viene de Dios y la da Jesucristo por medio de estos sacramentos», continuó el pastor de la Diócesis, y los animó a acudir a los sacramentos de la eucaristía y la penitencia frecuentemente.