Tras casi quince meses sin poder procesionar por las calles de la ciudad, la filial llevó a su Simpecado hasta su sede canónica acompañada por numerosos hermanos que lo acompañaron en su recorrido entre ¡vivas! y cantes de sevillanas.
Además, el simpecado del Rocío estuvo en la Catedral para la misa de Pentecostés el domingo 23 de mayo. A partir de entonces, se trasladó de forma privada a Santa Marta donde permaneció una semana con las madres jerónimas, en recuerdo de cuando la hermandad fundada en 1931 se disolvió y el simpecado permaneció en el convento y allí lo encontraron quienes en 1978 la reconstituyeron.