El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, presidió la eucaristía acompañado por los sacerdotes Adolfo Ariza y Agustín Moreno, en la que ensalzó la figura de este Siervo de Dios que vivió hasta el final como mendigo de la vida, atestiguando incluso en el recorrido agotador de la enfermedad. «El verdadero protagonista de la historia es el mendigo: Cristo, mendigo del corazón del hombre, y el corazón del hombre, mendigo de Cristo», afirmaba Giussani.
De esta forma, los miembros del movimiento de Comunión y Liberación han querido recordar a este enamorado de Dios, un hombre que como lo describió Ratzinger, “vivió el encuentro con Cristo siguiendo a Cristo”, porque no le interesaba custodiar o definir una ley vacía de significado, sino que estaba resuelto a vivir una experiencia concreta.