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En el núcleo Actualidad, que tuvo lugar la tarde de la tercera jornada, el primer ponente fue Gaspar Hernández Peludo, rector del Seminario diocesano de Ávila. En su conferencia el sacerdote explicó que la formación según San Juan de Ávila consiste en “ayudar a ser”, no basta decir que hay que ser buenos, hay que ayudarles a serlo.

Francisco Javier Díaz Lorite, sacerdote de la diócesis de Jaén y actualmente director de la Cátedra San Juan de Ávila en la Universidad internacional de la mística, en su conferencia incidió “en que el concepto que San Juan de Ávila tiene de una diócesis parte de la idea que tiene de la Iglesia en general, “como esposa de Cristo”, para el Maestro la Iglesia particular debe ser como una familia en la que el obispo es considerado como el padre, explicó.

Finalmente el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, fue el encargado de la ponencia “Radicalismo evangélico (P.R.V.27) del sacerdote diocesano en San Juan de Ávila”. Partiendo de la exhortación apostólica de San Juan Pablo II Pastores Dabo Vobis (25 de marzo de 1992), el prelado se acercó al radicalismo evangélico de San Juan de Ávila, “que tiene que ver con el amor de Jesucristo hasta el extremo y que se concreta en la obediencia, celibato y en la pobreza, los tres consejos evangélicos”.

En su intervención, dentro del bloque de Actualidad del Congreso, monseñor Demetrio Fernández, introdujo su explicación a la luz de la doctrina de San Juan de Ávila respecto a los ministros de Cristo. Así, explicó que “no solo la Iglesia es esposa de Cristo sino que el ministro de Cristo, al frente de la Iglesia, vive las actitudes de Cristo para suscitarlas en su Iglesia”.

En ese sentido, destacó que “Cristo obediente hace a sus ministros obedientes; Cristo célibe, virgen y esposo, hace a su ministro prolongación de su esponsalidad y Cristo Pobre hace a su ministro como lo vivió Él”.