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La tradición de recrear el tiempo del niño Dios

La Asociación Cultural Belenista de Córdoba nació en 2010 con el objetivo de difundir el arte y la tradición del belenismo en la provincia y crear un punto de encuentro en el que impulsar actividades y compartir una afición que permitiera a sus miembros ensanchar técnicas y conocimientos. Su impulsor, Rafael Ventosa colaboraba en su Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza como belenista con una experiencia de casi 35 años.  Surgió entonces la idea junto a otros aficionados al belenismo de constituir la asociación para formar a jóvenes a través de escuelas taller y amortiguar gastos.

Desde entonces, sus cien socios actuales rescatan y ponen en común conceptos de la arquitectura, la pintura o el modelaje para disfrutar todo el año de creaciones que en Navidad evocan el lugar donde nació Jesús. Las figuras y las construcciones, dispuestas cuidadosamente dan a luz verdaderas obras de arte a base de trenzar profundidad, luces y perspectiva. Cada centímetro está pensado para para vivir con todos los sentidos la escena universal del Nacimiento de Jesús.

La presencia de la asociación ha permitido que entidades como la Diputación o la Fundación Cajasol depositen en ella su confianza para el montaje de su Belén “institucional”, y ha permitido su relación con Cajasur, donde se hacen los cursos de formación durante el mes de febrero más otros puntuales donde se muestran técnicas nuevas a lo largo del año. Aunque son cien socios inscritos, una decena son los más implicados “al poder ofrecer el tiempo y la dedicación que requiere este arte”, reconoce Rafael Ventosa, fundador y presidente de esta Asociación que cuenta con una antecesora ya extinguida.

Hay artesanos externos a la asociación que trabajan las figuras de Belén muy creativos, “cuando queremos hacer algo especial, lo encargamos para hacer alguna composición” aclara Ventosa, que querría tener más continuidad en la escuela taller y más jóvenes interesados, si bien reconoce que esta pasión requiere dedicación y tiempo que solo tienen las personas jubiladas.

Técnicas y trabajo

Por el trabajo de los miembros de la Asociación, las composiciones adquieren el tono costumbristas tan del gusto de nuestra tierra u otras representaciones llenas de monumentalidad. Todo depende del planteamiento inicial y la técnica.  Hay dos modos fundamentales de crear figuras, las de palillos y en serie. Las de palillo son obras originales, modeladas en distintos tamaños cuyo precio depende de los centímetros que alcance. Estas piezas no son habituales y están pensadas por el belenista para que cumplan una función especial en un entorno también genuino por unos años determinados. Las piezas a las que habitualmente optamos para instalar el Belén en nuestras casas son el resultado de sacar el molde de estas otras que son únicas, después, “cuando el artista comprueba su éxito, la comercializa a partir de los moldes”, explica Rafael Ventosa, que ha comprobado como emerge esta pasión a través de cursos en la escuela taller de la Asociación. Todo se trabaja en poliespán y las manos pacientes y creativas de los socios, que participan de manera coral en muchas creaciones. Sus trabajos son ejemplo de reciclaje y sostenibilidad. Cualquier elemento sirve de un año para otro, es cuestión de integrar en los espacios los motivos que ya formaron parte de estructuras mayores, tratan de construir con piezas que nunca se desechan, sino que tienen nueva vida. Con los distintos tamaños de belenes los nuevos adquieren profundidad, una vida distinta que la Asociación pone a disposición de particulares o hermandades a los que se le ofrecen “facilidades” para que puedan construir el suyo.

En la sede de la asociación hay una sala dedicada a miniaturas en barro. Hay maceteros diminutos, cántaros o jarrones que después se despliegan junto al misterio en una armonía de colores y tamaños para recrear el lugar donde nació Jesús. En pueblos como La Rambla o Priego de Córdoba están artesanos que fabrican piezas para dar vida y realismo a los belenes, de esas figuritas depende a veces vivificar el ambiente de un Belén y transformarlo en admirable.  Construir un Belén como el que se exhibe en instituciones pública requiere mucho espacio, en el momento del montaje se organizan grupos, hay que montarlo y hacer un escenario. Cada uno de ellos tienen su propia especialización. En el momento del montaje hay que tener en cuenta el espacio en el que van a ir alojado y el número de figuras y tamaños que se van a necesitar para darle perspectiva. Hasta setenta figuras organizan en belenes como el de Ayuntamiento o Diputación. De estas instituciones obtienen los recursos para ampliar el patrimonio dela Asociación y mantener el local abierto ya que la mano de obra es gratuita.

Buscando unir espacios distantes

Todo puede ser representado, desde una cadena montañosa hasta un puerto de mar. La humedad se puede obtener con barniz a base de transparencias para dar la sensación de movimiento que traspasa el ambiente. Junto a un riachuelo, que parece lamer los pies de San José en su huida hacia Egipto, puede aparecer un puente real, existente en la Sierra Cordobesa, una síntesis que otorga emoción y en los últimos años se exhiben en dioramas con distintas escenas.

Buscan rincones de Córdoba que se pueda adaptar a los belenes es un modo de contribuir al realce del patrimonio. La asociación Cultural Belenista tiene un amplio conocimiento de lugares y elementos de Córdoba, llevarlos a un Belén resulta cercano y sorprendente al espectador.

En su incansable labor divulgativa, el local de la asociación dispone de algunos objetos en venta, “pensados  para personas que se inician en este arte y se ofrecen a un precio módico”, explica el presidente, que sabe que así se estimula la pasión por la tradición belenista. Sin embargo, no tienen horario comercial, lo hacen de manera altruista y todos los recursos que se obtienen revierten en el mantenimiento de la asociación, con una gran nave disponible en el Polígono Chinales de la capital cordobesa. Estos recursos también se aplican a la ampliación del patrimonio de Asociación, que atesora algunas piezas de valor para mostrarla en distintos emplazamientos en Navidad.

La fidelidad a la Sagrada Escritura se adorna con la sorpresa de otras presencias que permiten localizar calles, plazas o monumentos de nuestro entorno en un viaje que despierta admiración y confirma la universalidad del Nacimiento de Jesús.