Altagracia Domínguez
Instituto Secular Cruzadas de Santa María
Altagracia Domínguez, consagrada desde 1994, pertenece al Instituto secular Cruzadas de Santa María y actualmente vive en Córdoba. Esta semana está teniendo lugar la 51 Semana Nacional de Vida Consagrada con el lema “Somos relación. Somos en relación. Una mirada interdisciplinar al abanico de relaciones de la Vida Consagrada”
¿Qué te llevó a consagrar tu vida al Señor?
Jesús me lo pidió. En menos de una hora y en unos Ejercicios Espirituales. Un sacerdote, el venerable P. Tomás Morales, dijo en una meditación: “hay que enamorarse de Jesucristo”; yo pensé, “este hombre está loco, ¿cómo te vas a enamorar de alguien que no ves ni está presente?”… Y me di cuenta de que Jesús estaba muy vivo y presente, que hablaba con Él a diario en la oración y le comulgaba. Y descubrí que estaba enamorada de Jesús!!…y que llenaba todas mis aspiraciones. Que si le daba mi corazón, no me fallaría. Después abrí el evangelio al azar y leí “El que quiera seguirme, cargue con su cruz y me siga”. Y dije: “Quiero!! Quiero seguirte, Jesús, y darte toda mi vida”.
¿Cómo es actualmente la vida de un consagrado?
Un consagrado vive su voto (promesa a Dios) de pobreza, castidad y obediencia según el propio carisma y vocación. Nosotras, las Cruzadas de Santa María, somos laicas consagradas y ese seguimiento radical a Jesucristo lo vivimos en medio del mundo, en cualquier profesión, y en la evangelización y formación integral de los jóvenes.
¿Qué diferencia fundamental hay entre un laico consagrado y un religioso?
El laico consagrado, a diferencia del religioso, no está llamado a vivir en comunidad, puede vivir sólo o con su familia; cada cual tiene su propia profesión para estar más inmersos en la sociedad (yo, por ejemplo, soy periodista y educadora) Además, los laicos consagrados no tenemos que llevar un signo externo que nos distinga (por ejemplo, un hábito).
¿Qué papel tiene hoy la vida consagrada dentro de la Iglesia?
Somos signo. El consagrado muestra la vida de Jesús -pobre, virgen y obediente- con su entrega total y exclusiva entrega a Dios. En una sociedad indiferente a lo religioso y que rechaza la cruz, hoy el consagrado expresa que hay que creer y vivir abandonados en el amor de Dios. Y recordar a los bautizados que Jesús llama a todos a estar con Él, y como Él, servir a Dios y a los hermanos.
¿Qué dirías a una persona que se está planteando consagrar su vida a Dios?
La verdadera felicidad, la que da sentido y plenitud a tu vida, solo se encuentra cuando respondes a la llamada personal y a la misión que Dios tiene para ti. Dios conoce tu corazón, lo que te hará feliz. Lánzate, confía. El egoísmo y la comodidad no llenan. Dios es el único que no defrauda. Sé generoso, dale todo (que tampoco es mucho) y te dará las fuerzas para seguirle e identificarte con Él. Dios te necesita, ánimo.