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Entrevista a Luis Miranda

«Pocos autores han tenido más acierto que Juan de Mesa en las imágenes de la Pasión»

“Juan de Mesa. La caza del aliento” es el segundo libro que Luis Miranda publica tras ‘Historia de la Semana Santa de Córdoba’ (2018), publicada por la editorial Almuzara.

Luis, ¿qué te ha llevado a escribir este libro en este momento?

Podría decir que me ha llevado a escribirlo en encargo y no mentiría, pero es mucho más que algo que hago por petición de una editorial. Es también intentar superar el desafío de escribir de alguien a quien he admirado muy profundamente durante casi toda mi vida, y hacerlo desde un punto de vista nuevo. Lo normal es que un historiador o un historiador del arte sean quienes escriban de un escultor, y yo de hecho he leído el trabajo de unos y de otros para escribir este libro. Yo, sin embargo, soy periodista, y he abordado el libro con las herramientas de un periodista, que anda, mira, pregunta y vuelve a preguntar para intentar componer un mosaico de la verdad. Por eso me apasionaba el reto.

¿Por qué has elegido la figura de Juan de Mesa? ¿Qué supone para ti este hombre?

El cristianismo supone creer que Dios se encarna, es decir, que se hace carne como la nuestra y tiene naturaleza humana, aunque también divina. Dios no es una idea abstracta, sino que tiene forma de hombre. Lo más lógico es que lo imaginemos a través de las imágenes artísticas que lo representan, y en ellas pocos autores han tenido más acierto que Juan de Mesa, sobre todo en las imágenes de la Pasión. Juan de Mesa plasma a un Jesucristo que es profundamente humano sin dejar de ser divino, que está herido por el dolor y por el sufrimiento, pero que aun así tiene capacidad para consolar a los que se acercan, como haría en sus predicaciones y en el Sermón de la Montaña. Eso es lo que yo he encontrado a lo largo de los años en sus imágenes, así que, exagerando mucho, diría que es parecido a un profeta o un predicador, en el sentido de que habla del Verbo encarnado, con todo lo que significa.

Es un libro escrito en primera persona, donde se reflejan muchos aspectos de tu vida, entre ellos, una profunda admiración por Juan de Mesa. ¿Por qué? ¿Ha tenido algo que ver tu vinculación a la cofradía de la Virgen de las Angustias?

Claro, tienen que ver muchas cosas. Desde el principio pensé en buscar a Juan de Mesa en la huella que han dejado sus imágenes, y por eso he preguntado a las personas que sirven a sus pies, a los que están más cerca de esas esculturas que continúan hablando con el pueblo. Cuatro siglos después son muchos, quizá cada vez más, quienes les rezan. Yo he reunido el testimonio de mucha gente, y he pensado que como hilo conductor podía estar mi propia vida. Después de todo, son muchos los que han hablado conmigo con toda franqueza y sinceridad, y sus palabras pueden calar en el lector, así que yo no tenía motivos para regatear ninguna confidencia. Así podía tener también la esperanza de que mi búsqueda de Juan de Mesa lograse que los lectores se identifiquen.

El libro se puede considerar incluso una crónica de viajes, pues recorre incluso su paso de Córdoba a Sevilla. ¿Qué ha supuesto esta andadura?

Al margen de la vocación de escribir, los viajes han sido lo más apasionante en la preparación de este libro. Un viaje, cuando uno lo quiere vivir, no es sólo el trayecto para ir de un lugar a otro, sino también un recorrido interior en el que uno interioriza lo que ve y lo que oye para después incorporarlo a su forma de pensar y a la vida diaria. Los cinco viajes físicos me han servido para ver cómo en cada lugar, incluso dentro de una misma ciudad, los cristianos se relacionan con imágenes pensadas para interpelarlos, y para comprobar en qué distintas formas siguen vigentes en el día de hoy, cuatro siglos después de su hechura. He conocido a personas con muchas lecturas y otras más sencillas y entre ellas me han ayudado a componer el mosaico, y a todos les estoy agradecido.

¿Qué es Sevilla para Luis Miranda, la ciudad en la que Juan de Mesa estuvo junto a su maestro Martínez Montañés?

Sevilla es la ciudad en la que estudié la carrera y en la que por primera vez viví de forma independiente. Cuando llegué desde un lugar en el que todo el mundo me conocía era asombroso perderme entre las multitudes de manera anónima y visitar tantos lugares que se me ofrecían como un mundo que no era excepcional, sino cotidiano. Todo lo que viví allí fue intenso, iniciático y perdurable, y ahora he vuelto sobre aquellos pasos para hacer una nueva cartografía que se ha superpuesto sobre la antigua.

Córdoba, Sevilla, La Rambla, Guipúzcoa o Las Cabezas de San Juan, son ciudades donde podemos encontrar obras de este gran escultor. Si Luis Miranda tuviera que decantarse por una obra de Juan de Mesa, ¿cuál sería?

Difícil pregunta. De alguna forma el Cristo de la Agonía de Vergara me eligió para escribir el libro, y el Gran Poder y el Cristo de la Conversión del Buen Ladrón me ayudaron a decidirme, pero sin la Virgen de las Angustias sería imposible. Así que sería Ella, sin duda.

Por cierto, en el libro se citan a muchos compañeros de profesión. ¿Consideras que te han aportado mucho en tu profundo conocimiento sobre la Semana Santa?

He hecho un libro con las visiones que muchas personas me han contado de las imágenes de Juan de Mesa, y de la religiosidad popular en general. Igual que ellos me han ayudado esta vez, también he tenido presentes muchas lecturas, de textos excelentes, que me han auxiliado en el trabajo de entender a obras de arte y de fe que son, por su propia naturaleza, poliédricas y llenas de interpretaciones abiertas.

Y por último Luis, ¿qué esperas de este nuevo libro?

Me gustaría que quienes lo lean aprecien la voluntad por buscar a Juan de Mesa de una forma distinta, y que en lo que yo cuento de mí y de los demás encuentren una parte de sí mismos.