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«Con mi poesía quiero llegar al corazón del cristiano»

By 12 de mayo de 2022787, Entrevista

Mari Luz Escuín

Médico jubilada

Mari Luz Escuin es una mujer muy activa, muy dinámica, que transmite mucha vitalidad. Es médico jubilada desde hace cinco años y tiene una experiencia de fe que compartir después de abandonar su ateísmo militante. Trece años ya de encuentro con el Señor que han dado para mucho. Con su testimonio se siente impulsada a manifestarse

¿Cómo es esta transformación de su vida que tan rica parece? ¿Cómo ocurrió su encuentro con el Señor, dónde estaba usted en ese momento de su vida?

Mi quinto libro terminé de escribirlo hace trece años, es el libro de mi conversión. Lo comencé siendo atea materialista activa y poco a poco y en tiempo real fui cambiando mi forma de ver la realidad y entrando en la creencia.

Eso se va reflejando en el libro en tiempo real, va avanzando al mismo tiempo que mi cambio dentro de la fe. Los primeros poemas son materialistas, hablando de la muerte como el fin desesperado de todo, después va infiltrándose poco a poco la idea de Dios hasta terminar en la última parte del libro, que es plenamente religiosa.

El último poema, “La dracma encontrada”, es mi testimonio de fe. Los últimos poemas son un guiño al cristianismo y utilizo frases del antiguo y del nuevo testamento.

Hace trece años usted experimenta este encuentro con el Señor, hasta entonces dedicada a defender el ateísmo de una manera muy activa ¿cómo identifica ese proceso?

Mi conversión fue intelectual, fui estudiando teología, antropología y filosofía y llegué a concebir que podía haber un mundo con Dios. A continuación, si saber por qué, un día llegó una conocida mía para andar, era cristiana, empezamos a hablar y yo le iba diciendo mis experiencias de mis estudios y me hizo una confesión de fe de una experiencia suya que me dejó vencida. Empecé a concebir a Dios como un ser sobrenatural, que es nuestro padre y está ahí y al que iremos algún día. Solamente creía en Dios, ni en Jesucristo ni en la Iglesia, pero al cabo de los meses llegó el segundo ángel, una paciente que me pidió que la acompañara a misa y el evangelio del día era “la oveja perdida” y sentí la presencia de Dios que me hablaba. A partir de ese momento he ido a misa todos los días de mi vida.

Cuando uno empieza a ser testigo del amor de Dios todo se transforma, su ámbito social o político estaba muy lejos de la imagen que usted adquiere con la presencia de Dios en su vida que acaba transformándola ¿cómo cambia su vida?

Hay parte de mi núcleo que lo ha aceptado y otra que lo ha rechazado, e incluso me han retirado la palabra. También hay quien lo critica a mis espaldas pero esto es así.

Eres madre de dos chicas y en tu casa hay también una conversión, la de tu hija mayor ¿cómo ocurre?

Ella tiene una mente muy científica, yo le había hablado pero no había manera, y en la pandemia quedábamos para andar y empecé a hablarle desde el amor y la fraternidad y me escuchaba y uno de los días que salimos la vi con la cara transfigurada y me dijo: “mamá creo en Dios”, anoche dándole de mamar a mi niño y sentí la presencia de Dios de una manera especial. Desde ese momento mi hija bautizó a los niños, se casó por la Iglesia y hubo un cambio total en la familia. Mi marido a raíz de todo esto también se ha hecho creyente pero aun no practicante.

El poemario “El habitable creo” que se presentará en junio es un proceso de conversión ¿Cómo lo definiría brevemente?

Me crea un poco de dicotomía porque tiene dos vertientes, yo siempre he atendido a la vertiente del poemario, el lenguaje ha sido siempre el principal protagonista de mi poesía. La poesía experimental tiene la ventaja de que al lector lo hace un creador, cuando lees queda una salida a la creatividad. Ahora atiendo a otra vertiente, que es ser testigo. Mi poesía, incluso la que ya es plenamente religiosa, sigue siendo una poesía experimental. Con el lenguaje quiero hacer un creador al que lee y calentar el corazón de quien lo lee con el cristianismo.